Al dirigente popular Javier Maroto se le complica cada vez más su nuevo destino político: el Senado. Después de no conseguir representación por Álava, el popular recurrió a empadronarse en un pequeño municipio de Castilla y León para poder ser senador. Dicho y hecho, Maroto fue nombrado senador y, posteriormente, portavoz del grupo popular en la misma cámara. Ahora bien, ¿es legal lo que ha hecho Maroto? La ley dice que para estar empadronado en un lugar se tiene que vivir obligatoriamente.

Es en este punto donde las cosas se le podrían estar complicando al flamante portavoz de los populares en el Senado. El PSOE considera que el empadronamiento del senador en el pueblo de Sotosalbos (Segovia), de tan sólo 113 habitantes, es fraudulento y ya ha solicitado al Ayuntamiento del municipio que lo dé de baja.

Para empadronarse en un municipio hay que demostrar que se vive allí y hay varias formas para hacerlo: presentar una escritura de la vivienda, un contrato de alquiler, unos recibos de la luz, el agua o el gas o la autorización de alguien ya empadronado que dé fe que aquella persona residirá en su vivienda. Esta ha sido la última forma escogida por Maroto para empadronarse, tal como consta en los registros del consistorio según ha adelantado eldiario.es.

Fue por este motivo cuando el PSOE, mediante uno de sus concejales en el municipio, empezó a sospechar del posible fraude en el empadronamiento de Maroto. Por eso, Maroto alquiló una vivienda según dijo él mismo el pasado miércoles, hecho que el Ayuntamiento ha puesto en duda porque no constaría ningún documento que lo acreditara.

Pero este no es el único quebradero de cabeza para Maroto, ya que según las últimas sentencias de casos similares, se tiene que demostrar que se vive en el lugar donde una persona se ha empadronado además de aportar los documentos mencionados. Una forma de hacerlo es con testimonios de vecinos del municipio -por ahora ninguno ha visto a Maroto en Sotosalbos-, el otro es aportar un número considerable de facturas que demuestren un consumo razonable de agua, luz o gas.