Los lingüistas se muestran a favor de la incorporación del catalán al Congreso de los Diputados y sostienen que tendría un "gran valor pedagógico" para la ciudadanía. Creen que si se acaba sacando adelante la propuesta, el hecho que se utilicen diferentes lenguas en las cortes comportaría una visibilización y, consecuentemente, una normalización de estas. Eso sí, avisan de que se trata solo de la primera piedra y que hace falta que toda la administración esté "abierta" al plurilingüismo. Con respecto a la nomenclatura, en declaraciones en la ACN admiten que ven con buenos ojos que incorpore el valenciano, pero subrayan que se trata "de la misma lengua" y que, si se acaba optando por esta fórmula, sería una decisión de carácter político.

La autorización de la presidenta de la cámara baja española con respecto al uso del catalán, el vasco y el gallego ha sido recibida con optimismo, pero sin sorpresa por parte de los lingüistas, que recuerdan que se trata de una petición que no es "nueva ni extraña". Habla la profesora del Departamento de Traducción y Ciencias del Lenguaje de la Universidad Pompeu Fabra, Cristina Gelpí, de que afirma que el hecho de que se pueda utilizar el catalán en cualquier situación comunicativa es "positivo", porque permite que sea reconocido como "utilizable".

"Lo que es sorprendente y preocupante es que no se hubiera sacado adelante hasta ahora", reconoce, añadiendo que una vez hecho el anuncio, que se pueda articular depende exclusivamente de la voluntad política, más que otros temas más técnicos, conceptuales o legales. Eso sí, admite que se tendrán que definir diferentes aspectos, como por ejemplo en qué situaciones se puede utilizar, si se aplica también a las expresiones orales y qué pasa con la lengua de signos catalana. "No es que sea complejo, pero hay temas para resolver en los próximos días", señala.

En la misma línea se ha expresado el catedrático de Sociolingüística de la Universidad de Barcelona, Emili Boix, que subraya que la noticia es "buena" con respecto al reconocimiento del catalán. Sin embargo, considera que se trata de una "pieza mínima" y que el trabajo pendiente es "inmenso". "Simbólicamente, es un paso", dice, "pero no afecta mucho a la vida cotidiana de la gente".

Con respecto al coordinador de la cátedra UNESCO de Políticas Lingüísticas para el Multilingüismo de la Universidad Pompeu Fabra, Vicent-Climent Ferrando, considera que se trata de una oportunidad para "dar visibilidad al multilingüismo" en una de las instituciones importantes del estado español. "Tiene un gran valor pedagógico, porque hace que se perciba como una cosa habitual, la representatividad institucional de una lengua indica que esta forma parte de las instituciones de un país", afirma.

A pesar de estas nuevas directrices que afectarían al reglamento del Congreso, el coordinador recuerda que el estatus jurídico de la lengua no cambiará, pero no le resta importancia al anuncio. "Cambiaría su prestigio social, y si realmente se adopta con un consenso es una cuestión de madurez, reconocer la diversidad de la ciudadanía", insiste.

El debate en torno a la nomenclatura

Otro de los aspectos que se han puesto sobre la mesa es el de la nomenclatura que tendría que tener. Gelpí recuerda que el código lingüístico en cuestión es el catalán y que mientras se utilice no es tan importante qué denominación acabará prosperando. Sin embargo, en caso de que se incorpore el valenciano, dando paso a una nomenclatura de: 'catalán-valenciano', la profesora apunta que se trata de una misma lengua y no de dos, teniendo en cuenta que puede haber diferencias con respecto a la variedad dialectal.

Por Boix, que subraya que el término valenciano "es indiscutible" en el País Valencià actual, hay dos caminos que pueden traer a dos escenarios diferentes si se incorpora el valenciano a la nomenclatura. "Si tiene que servir para desactivar la bomba de relojería que los partidos de derecha han despertado, sí; si tiene que servir para seguir defendiendo el secesionismo lingüístico, no", sostiene. Un debate que no se aplica a las Islas Baleares, donde el tema de la nomenclatura "es menor porque el estatuto afirma que el catalán es la lengua oficial". "Allí la situación es muy diferente a la del País Valencià, donde se ha atizado un anticatalanismo chapucero", lamenta.

En cuanto a Ferrando, explica que se puede analizar el caso desde dos puntos de vista, el estrictamente científico que sostiene que la lengua que se habla en todos los territorios es el catalán y, en términos estrictamente filológicos, "se llama catalán". Pero también, se puede hacer un acercamiento desde un punto de vista más político en que se adopta la versión 'catalán-valenciano' "siempre que quede claro que hacemos referencia a la misma lengua".

Un argumento que según el experto permitiría "desactivar los argumentos de aquellas personas que defienden que el valenciano es una lengua diferente y que solo quieren romper los vínculos". Con respecto a las Islas Baleares Ferrando habla de una diferencia "muy grande" porque allí no existe una cuestión para referirse al conjunto de las islas.

El catalán en Europa y el multilingüismo en el estado español

Sobre la oficialidad del catalán a la Unión Europa, Ferrando ve "complicado" que se pueda sacar adelante la propuesta. Aunque considera que a nivel técnico podría ser factible, ya que el reglamento dice que tiene que ser una lengua oficial al Estado y no la del Estado, recuerda que es absolutamente necesario que haya una gran voluntad política detrás.

Boix también habla de varias iniciativas que se podrían llevar a cabo, en este caso referentes en el estado español. "Lo que se tiene que hacer es una especie de libro blanco analizando cómo se organiza un estado plurilingüe políticamente y, para hacerlo, hace falta un estudio serio de todo aquello que haría falta", señala.

Con respecto a las relaciones entre las diferentes variedades del catalán, recuerda que a su momento se propuso un Tratado de Unión de la Lengua Catalana, en la que todas las partes – Catalunya, País Valencià e Islas Baleares - tenían el mismo peso y la misma ve. "Propuestas hay, pero hace falta que haya interés por el tema", concluye.