"Más optimistas que esta mañana pero menos que domingo". Así resumen fuentes conocedoras de la negociación para la investidura de Pere Aragonès el estado de ánimo después de la jornada de múltiples contactos entre las delegaciones de Esquerra Republicana y Junts per Catalunya. La última reunión, esta tarde en el Parlamento, se ha centrado exclusivamente en el pulso sobre la tarea del Consell per la República.

La resaca electoral de la Comunidad de Madrid ha pasado factura, y ha provocado más de un quebradero de cabeza a los actores implicados. Las consecuencias previstas a nivel estatal a raíz de la arrasada de Ayuso han hecho aflorar el debate sobre la viabilidad de la mesa de diálogo. Mientras ERC cree que el debilitamiento de Sánchez la refuerza, Junts opina todo el contrario, que es la sentencia de muerte de la vía dialogada.

En medio del exceso de ruido tuitero y esquivando como podían el reproches cruzados entre dirigentes destacados de los dos partidos implicados, los equipos negociadores han concentrado los esfuerzos al superar la pantalla que más está costando, la que tiene que ver con el rol del Consell per la República. El asunto ya hizo embarrancar las conversaciones durante semanas, al inicio de la negociación, hasta que las dos partes optaron por driblar provisionalmente el obstáculo. Ahora que se ha entrado en el tramo final, vuelve a aparecer.

La segunda cumbre del sábado en Lledoners sirvió, según fuentes de ERC, para empezar a disipar el escollo. Los republicanos salieron con la sensación de que había un punto de inflexión, que Junts aceptaba que la entidad con sede en Waterloo no sea quien cobije a la nueva dirección colegiada que marcará el rumbo hacia la República. La reunión de este lunes aguó esta percepción. Los representantes de ERC se marcharon decepcionados, desanimados y, por encima de todo, nerviosos con la actitud de los junteros, porque percibieron un paso atrás en este sentido.

"Ha ido mejor que ayer", apuntan desde el núcleo duro de la negociación. 24 horas después, concluida la cita de esta tarde y noche en el Parlamento, en ERC entienden que el tema del Consell per la República "está más afinado", aunque reconocen que "todavía no está cerrado". Y visto como han ido las cosas últimamente, prefieren ir con pies de plomo.

Canadell entra en acción

Por la mañana, Laura Vilagrà y Elsa Artadi han encabezado un día más las reuniones sectoriales, que tienen la función de desarrollar el futuro programa del gobierno Aragonès. La carpeta que ha tocado abordar era la de economía, después de que ayer se hiciera trabajo sobre territorio y políticas sociales. En ERC han saltado las alarmas cuando han visto que quien acompañaba Artadi, hoy, era Joan Canadell, una de las voces más controvertidas dentro de Junts y que más presión ambiental ejercen. No hacía ni 24 horas que el expresidente de la Cambra de Comerç había dejado la puerta abierta a repetir elecciones.

Sin embargo, dirigentes de ERC explicaban por la tarde que la reunión había ido mejor de lo que esperaban y había servido para avanzar. Mañana seguirá el maratón de contactos. Queda todavía mucho trabajo por hacer aparte del Consell per la República. Para cerrar el plan de gobierno y, sobre todo, para pulir la propuesta de estructura del nuevo ejecutivo que planteó Aragonès y que Junts ha enmendado.

Todo eso cuando quedan sólo 21 días para el dead line.

En la imagen principal, Aragonès en el Parlament. / ACN