Hacía tiempo que no podían celebrar nada en la calle Génova de Madrid. De hecho, Pablo Casado ya estaba a punto de empezar la mudanza. Pero hoy se ha producido una alegría, probablemente ajena. La de la flamante presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha arrasado en las urnas y podrá revalidar el cargo gracias a la extrema derecha de Vox, a quien no ha hecho ascos. Se ha quedado a tan sólo cuatro escaños de la mayoría absoluta, a falta de finalizar el escrutinio. Las cañas y su concepto singular de "libertad" se han impuesto a las citas de Hegel y Kant. De esta manera, el Partido Popular retendrá su joya de la corona, la misma que reinan desde hace 26 años. Pero con un proyecto personalísimo que eclipsa la estrategia de la dirección estatal. De nada ha servido la campaña de la izquierda ni la participación histórica. Toni Cantó no se ha perdido la fiesta y desde las ocho de la noche ya estaba en la sede del PP.

De hecho, desde las ocho de la noche ya había fiesta grande en la calle Génova. Música a todo trapo a cargo del DJ Pulpo, que combinaba canciones modernas con singles de El Canto del Loco y proclamas contra Pablo Iglesias. Y se han confirmado los motivos después de un largo recuento: Ayuso ha sacado 65 escaños, más del doble que hace dos años. Es más que los tres partidos de izquierdas juntos. Y tiene bastante con la extrema derecha de Vox para superar el umbral de la mayoría absoluta. Con una abstención bastaría para ser investida. Los ultras de Rocío Monasterio han aguantado los resultados: de 12 a 13 escaños. En cambio, Ciudadanos encadena porrazo tras porrazo, cada vez más sonoro. Si en Catalunya perdieron 30 escaños, en Madrid lo han perdido todo: de 26 a cero en media legislatura. Mañana será un día de una muy amarga resaca.

En las izquierdas, el panorama ha sido muy diferente: desolador. De hecho, como síntoma, Pedro Sánchez se ha quedado en La Moncloa siguiendo el recuento; no ha ido ni a Ferraz ni a la sede de Ángel Gabilondo. Ha aumentado exponencialmente la participación, hasta el 75%, pero no en el sentido que calculaban. El PSOE se ha estrellado, de ganar las pasadas elecciones con 37 a obtener mucho menos de la mitad de escaños que Ayuso, con 24. De hecho, son los mismos que ha sacado Más Madrid, que le ha hecho el sorpasso en número de votos Y la presencia de Pablo Iglesias también ha servido para que Unidas Podemos suba de 7 a 10 diputados. Pero todo ha sido insuficiente. Tan insuficiente que Iglesias ha acabado abandonando la política.

 

Tal era la euforia en la noche electoral de Ayuso que, con tan sólo el 25% del recuento, desde el equipo de la candidata ya pensaban en la formación de gobierno. Desde el entorno de la presidenta en funciones prevén "pactos muy rápidos". El único obstáculo es la constitución de la Asamblea de Madrid, que no se producirá hasta el 8 de junio, pero después la idea es formar el ejecutivo "en un periquete".

¿Y qué pasa con Catalunya?

Las primeras conclusiones para Catalunya, en dos direcciones. En primer lugar, la tentación de Ciudadanos desparece de los planos de Pedro Sánchez, que se verá más abocado todavía a la mayoría progresista de Unidas Podemos, Esquerra y los partidos independentistas y nacionalistas. Segundo, eso lo obligará a cumplir en el Consejo de Ministros. La primera prueba de fuego serán los indultos a los presos políticos. Están ya a la espera del informe del Tribunal Supremo de donde saltarán a La Moncloa. El ejecutivo central se ha comprometido durante meses a no dilatar el procedimiento. Habrá que ver si resiste la presión ambiental, que emergerá de muy cerca, de la Puerta del Sol, no se sabe si con la extrema derecha dentro.