Hay reacciones que con muchos esfuerzos se pueden intentar contener, pero difícilmente se pueden disimular. La dirección de ERC se ha conjurado para esquivar las críticas y echárselas a la espalda para proteger un interés mayor, que es la investidura de Pere Aragonès. En privado, sin embargo, ya han hecho llegar a Junts su malestar con determinadas actitudes y declaraciones, los últimos días, asi como la necesidad de iniciar una "desescalada verbal". 

El entorno de Aragonès intenta aislar al aspirante a president del ruido de estos días. Quim Torra lo ha situado en la diana de las críticas con la publicación de su libro en el que lo acusa de ser un invitado de piedra, sin nada que aportar, en las reuniones de gobierno. El equipo del todavía vicepresident expresa a ElNacional.cat su "respeto por lo que cada uno considere que ha vivido".

Las mismas fuentes insisten en que Aragonès no ha leído el libro de Torra y que su prioridad es no sólo formar gobierno, sino gestionar el día a día a la espera de un pacto. Eso sí, puntualizan que en contra de lo que ha asegurado Torra, él y Aragonès sí que han mantenido el contacto tras la inhabilitación. Explican, en este sentido, que cada vez que ha habido un cambio importante con respecto a las restricciones anti-Covid, el vicepresident se ha puesto en contacto con él para compartir la decisión.

Enmienda a Borràs

Si bien la receta autoimpuesta pasa por no entrar en una espiral pública de reproches con quienes aspiran a volver a compartir ejecutivo, según fuentes directas de las conversaciones entre ambas partes, ERC ha recriminado a Junts algunas de las manifestaciones de los últimos días. Así, por ejemplo, aprovechando que los partidos independentistas recuperaron las reuniones de coordinación previas a la Mesa del Parlament, los dos representantes republicanos, Anna Caula y Ruben Wagensberg, trasladaron a Laura Borràs que encontraron fuera de lugar que su discurso de proclamación llevara implícita una enmienda a la presidencia de Roger Torrent.

La presidenta de la cámara habría quitado hierro al asunto, replicándoles que no había ninguna mala intención en sus palabras. La explicación no ha convencido en las filas de ERC. En una entrevista al programa Planta Baixa de TV3, el diputado Ernest Maragall, que presidió la mesa de edad durante la sesión de constitución del Parlament, ha calificado "de inaceptable" el "menosprecio al presidente Torrent" durante la intervención de Borràs, el viernes pasado. "El silencio", ha dicho, "fue clamoroso, clamoroso en el sentido negativo".

Un nuevo órgano de coordinación

Por más que se esfuerzan en volver a sintonizar, la desconfianza sobrevuela la interlocución entre ERC y Junts y eso dificulta el avance hacia un acuerdo de gobierno. Los republicanos detectan que el partido de Puigdemont pretende utilizar el calendario a su favor y usar el tiempo como un factor más de presión en la negociación.

Precisamente, uno de los puntos que trabajan las dos partes es el diseño de un órgano de coordinación que sirva para acompasar estrategias y, a la vez, para apagar incendios antes de que se conviertan en crisis de gobierno. La voluntad es que aquí se integre también la CUP, en caso de que los anticapitalistas queden fuera del gobierno, e incluso, cuando sea conveniente, representantes de las entidades soberanistas. En discusión, si tiene que ser a partir de reformular el Consell per la República o creando un nuevo espacio alejado de la polémica asociada al ente que pilota Carles Puigdemont y que ERC ha visto siempre con recelo y tintes partidistas.

En la imagen principal, Aragonès, Torrent y Borràs el día de la constitución del Parlament. / ACN