Semilibertad para los líderes del procés. El equipo del Servei de Classificació de la Secretaria de Mesures Penals, Reinserció i Atenció a la Víctima ha avalado las resoluciones de las juntas de tratamiento del 2 de julio y ha concedido definitivamente, por lo tanto, el tercer grado a los nueve presos políticos.

Según ha informado este martes la conselleria de Justícia, Oriol Junqueras, Carme Forcadell, Raül Romeva, Jordi Turull, Jordi Sànchez, Joaquim Forn, Josep Rull, Jordi Cuixart y Dolors Bassa tendrán que ir a dormir a la prisión entre semana y podrán salir durante el día y estar en casa los fines de semana.

La decisión final, sin embargo, recae en el tribunal sentenciador, en este caso el Tribunal Supremo. La Fiscalía ya anunció que la recurriría.

Esta tarde se ha notificado a los líderes independentistas su nueva situación, en las prisiones de Lledoners, en Sant Joan de Vilatorrada, Puig de les Basses, en Figueres, y en la de Mujeres de Barcelona, Wad-Ras.

Las nuevas condiciones

Después de dos años y medio en la prisión, podrán salir de la prisión cada día y sólo tendrán que volver para ir a dormir. Los permisos también se amplían, pasan de 36 a 46 y no hay que tener cumplido un cuarto de la pena para poder hacerlos. También podrán estar todo el fin de semana entero en casa.

"No hay ningún tercer grado que deje a nadie en libertad"

El día 2 de julio, el secretario de Mesures Penals, Reinserció i Atenció a la Víctima, Amand Calderó, anunció la decisión de las juntas de tratamiento catalanas —por unanimidad— de conceder el tercer grado. Calderó quiso destacar que el tercer grado "no es un eximente de la pena, no hay ningún tercer grado que deje a nadie en libertad".

En rueda de prensa después de la reunión de Gobierno, la consellera de la Presidència, Meritxell Budó, se ha pronunciado en la misma línea. "Les podría decir que es una buena noticia que les hayan dado el tercer grado a los presos, pero se les tiene que dejar en libertad", ha reivindicado.

Raül Romeva, ha reaccionado en su perfil de Twitter al saber la noticia. "El tercer grado sólo es otra manera de seguir pagando una condena de 12 años de prisión e inhabilitación", reivindicando la amnistía.

Del segundo al tercer grado

El mes de diciembre las juntas de tratamiento no dieron el segundo grado por unanimidad. Había diferentes criterios y algunos de sus miembros creían que sí que era oportuno el tercer grado, que permite a los presos sólo ir a dormir a las prisiones y tener una mejora en los permisos penitenciarios.

No hay tratamientos específicos para el delito de sedición. Es un caso excepcional y complejo y con un intenso debate político de trasfondo, también entre los mismos socios de Govern. Junts per Catalunya no compartió en diciembre la decisión del segundo grado que avaló ERC, titular de la Conselleria de Justícia, que tiene bajo sus competencias las prisiones catalanas.

La alternativa al tercer grado era obtener el permiso del 100.2 para poder salir de la prisión para ir a trabajar o hacer tareas de voluntariado. Eso también creó controversias cuando, durante el confinamiento, a pesar de la orden de Justícia de revisar los casos con el fin de vaciar prisiones para minimizar riesgos de contagio, el Tribunal Supremo advirtió a los funcionarios de las prisiones con un whasap enviado a los periodistas que enviar a los presos políticos a casa podía incurrir en un delito de prevaricación.