Inés Arrimadas sigue sin dimitir como líder de Ciudadanos, aunque el partido se va hundiendo a su alrededor. Aparte de una situación muy complicada en las encuestas, según las que solo conservarían (como máximo) un solo diputado en el Congreso, la situación interna todavía es más compleja, ya que la catalana ha perdido la confianza de buena parte de sus militantes y también de los cargos que tiene la formación por toda España. El lunes, se hizo público un manifiesto durísimo contra Arrimadas, firmado inicialmente por 30 cargos, en el cual se la acusaba a ella y no al "logo, el color o los afiliados", de todos los problemas del partido. Ahora, ya se han recogido más de 400 firmas para convocar una asamblea extraordinaria para forzar su salida.

Situación complicada en las autonomías

Según informa El País, a la gran pérdida de diputados autonómicos que sufrió la formación a raíz de las elecciones de Castilla y León y Andalucía, en esta última autonomía pasó de tener 21 en cabeza, ahora se tienen que sumar ocho diputados más que se han añadido a la plataforma SomosCs. Esta exige la dimisión de Arrimadas y de toda la Ejecutiva y está detrás de la recogida de firmas. Por todo ello, desde octubre de 2021, el partido ha perdido el control sobre 42 de sus diputados por todo el Estado, hecho que les deja en una situación muy comprometida.

¿Quiénes son ahora, los diputados autonómicos contrarios a Arrimadas? Inicialmente, los más críticos eran la portavoz del partido en Asturias, Susana Fernández; el portavoz adjunto asturiano, Sergio Garcia, y dos diputados aragoneses, Susana Gaspar y Carlos Oltra. Ahora, se les han sumado otros dos diputados de Aragón, una de la asamblea de Extremadura y otro asturiano. Aunque sean contrarios a la Ejecutiva actual, todos han manifestado su intención de no abandonar el partido.

Un manifiesto muy duro

Ahora bien, ¿qué decían en el manifiesto que ya cuenta con 400 firmas? "Ha llegado el momento de dar voz a los afiliados y que ellos puedan decidir, en una asamblea general extraordinaria, qué refundación quieren. El problema de Cs no es el logo, ni el color, ni los afiliados, ni aquellos que dimitieron de sus responsabilidades ejecutivas ahora ya hace casi tres años. El problema de Cs es el de las personas que lo dirigen en estos últimos años, que ponen sus intereses personales y económicos, atrincherándose en su cargo, por encima del interés general del partido y de España".