El acuerdo que cerraron JxSí y la CUP hace un mes para investir a Carles Puigdemont president de la Generalitat contemplaba que dos diputados cupaires se tenían que incorporar a la “dinámica del grupo parlamentario de Junts pel Sí, de manera estable”. Este compromiso se tenía que traducir, según se explicó, en la entrada de los diputados Benet Salellas y Gabriela Serra en las reuniones que el grupo parlamentario celebra los martes al mediodía. Después se decidió que estaría sólo en una parte de la cita. Ahora ya ni entran. Serra fue a una reunión y Salellas, a ninguna.

Con la primera experiencia ya fue suficiente para constatar la complejidad de la propuesta. Fue la semana posterior a la toma de posesión. Sólo se presentó Gabriela Serra. Salellas no pudo asistir por cuestiones personales. Serra se encargó de comunicar a los presentes que, tal como habían pactado días atrás con el resto de grupos del Parlament, la CUP mantendría su compromiso y votaría una resolución reclamando el retorno de la paga de los funcionarios, en que JxSí, que estaba en contra de la propuesta, quedaba en minoría.

El primero que no pudo evitar expresar su perplejidad de manera lo suficiente evidente fue el presidente del grupo, Jordi Turull, pero también lo hicieron el resto de diputados.

Serra encajó la agitación de los presentes con aquella tranquilidad de quién tiene muchas asambleas a las espaldas pero la situación no satisfizo el grupo de Junts pel Sí. Lo que en la CUP se considera un desacuerdo argumental para JxSí fue una reunión excesivamente tensa que, además, hizo demasiado evidentes las dificultades que tendría que capear el acuerdo.

Propuesta alternativa

Y se planteó la conveniencia de encontrar una alternativa. Esta consiste en que son el presidente del grupo, Jordi Turull, y la portavoz Marta Rovira los que al acabar las reuniones de los diputados de JxSí o bien la reunión de dirección del lunes, se citan con los cuperos para coordinarse.

 

Lo han hecho así durante tres semanas y el resultado se considera lo bastante satisfactorio para las dos partes. De hecho, también se convocan reuniones para temas específicos. Incluso, según fuentes del grupo mayoritario, no se descarta volver a intentar en algún momento concreto el formato original.

Lo cierto, sin embargo, es que a fuerza de retoques, el resultado final está bastante alejado del punto dos del acuerdo que cerraron hace un mes los dos grupos y donde se asegura textualmente que los cuperos se comprometen a: “Garantizar que dos diputados/as de la CUP-CC se incorporarán a la dinámica del grupo parlamentario de JxSí, de manera estable. Participarán en todas las deliberaciones y actuarán conjuntamente en las tomas de posición del grupo”.

Crítica de Endavant

Este no es el único aspecto de aquel pacto que se está discutiendo. Endavant-OSAN hizo público el martes un comunicado muy duro en que cuestiona este acuerdo, e incluso, insta a dejar claro que la CUP "hará caer el Govern" si en algún momento considera que "los pasos hacia la independencia son en realidad caminar en círculos para perpetuar el procesismo".

 

En este contexto, el president Carles Puigdemont, justo el día en que se cumple un mes de su toma de posesión recibirá al mediodía en el palau de la Generalitat a la presidenta del grupo de la CUP, Mireia Boya, y a la portavoz, Anna Gabriel. Sobre la mesa estarà la negociación de los presupuestos del Govern que, según la CUP, no forman parte del pacto de estabilidad.

(FOTO: Anna Gabriel, diputada de la CUP, en una asamblea de la formación anticapitalista / Sergi Alcàzar)