El juicio al procés es un macroproceso no solo por el tipo de los delitos sino por la gran cantidad de prueba que se tiene que presentar. Hay 500 testigos, pero la mayoría caerán. De hecho, empiezan a caer ya.

Todos los que están procesados por otras causas tienen el derecho a no declarar o a hacerlo parcialmente y con la asistencia de su abogado.

Hoy el primer testigo del día no ha declarado. Oriol Gonzalez, de la empresa Buzoneo, se ha acogido a su derecho a no testificar porque está procesado por el juzgado de instrucción 13 de Barcelona. Y esta escena se irá repitiendo a partir de ahora, porque hay muchos testigos imputados por el juez del 13 o por la Audiencia Nacional, como el mismo Josep Lluís Trapero, que está citado el jueves. Si es que no se cambia el día o el horario, que todo puede ser.

Uno de los citados mañana es Amadeu Altafaf. Está imputado por el juzgado de instrucción 13. Vive en Bélgica. Y a pesar de mostrar la voluntad de comparecer, ya ha expresado que no declarará. Y para organizar la sesión del miércoles, su abogada le ha planteado la situación a Manuel Marchena, que no ha resuelto absolutamente nada.

El tribunal sin embargo, asiste impasible y no mueve la agenda ni agrupa testigos. Esta semana ni Pau Reventós ni David Palanques han declarado. También es muy probable que decaigan Albert Royo, de Diplocat, y Antoni Molons, secretario de Difusión.

El cartel del jueves también cuelga de un hilo. Josep LluísTrapero, Josep Maria Jové, Santi Vidal y Carles Viver Pi Sunyer, todos imputados, ahora mismo les pesa más el no que el sí, si tienen que escoger una opción para declarar.

Las próximas dos semanas están repletas de guardias civiles. Declaran en intervalos de entre un cuarto de hora y media hora. A excepción de Daniel Baena, que es el policía que realizó los atestados que constan en el sumario, y de los observadores internacionales del 1-O Felix Von Grüdbergm y Manon Masse. El primero vendrá desde Alemania y la segunda declara por videoconferencia desde Canadá.