El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha entrado en la sala de plenos del Tribunal Supremo al igual que lo hicieron el miércoles Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, intentando evitar encontrarse con la mirada de los miembros del Govern que se sientan en el banquillo de los acusados.

Pero tampoco resulta tan fácil. El conseller Quim Forn ha optado, por primera vez, por sentarse detrás de su abogado, Xavier Melero. La mirada del exministro tropezaba continuamente con los ojos del conseller con quien mantuvo un intenso contacto durante semanas y que ahora se encuentra en el banquillo de los acusados. La situación le violentaba de manera evidente, mientras Melero intentaba llevarlo contra las cuerdas donde había arrinconado el día antes a Santamaría.

Lo que más sorprende de escuchar al ministro es que haya sido ministro. Y de Interior. Esta es una opinión muy general tanto de los que estan en la sala como los que lo siguen a través de la pantalla.

Inseguro. Dubitativo. O no recuerda o se ampara tras el argumento que no tenía por costumbre "entrar a diseñar los dispositivos de los cuerpos de seguridad". "Ni lo diseñé ni nada", exclama.

Dentro de la sala le escucha poca gente. Algunos periodistas y poco público. Su declaración no parece despertar especial expectación en Madrid. Tampoco la de sus compañeros de gabinete desbordó la sala. La consellera de Agricultura, Teresa Jordà, dibuja a los abogados de la defensa en una libreta mientras sigue la sesión.

El discurso de Zoido no cuadra con el de la exvicepresidenta. El calendario parece un rompecabezas. ¿Quién decidió detener las intervenciones policiales contra las escuelas? "Yo no di la orden de quien tenía que hacer ni como lo tenía que hacer". ¿Quién dio la orden? "No lo sé". ¿Quién era el responsable del operativo? "Diego Pérez de los Cobos como coordinador". De nuevo se repite la estrategia, Rajoy descarga la responsabilidad sobre Soraya, y Zoido, en Perez de los Cobos.

Donde sí se mantiene el hilo argumental con los compañeros de gabinete es a la hora de hablar de "auténticos escudos humanos" y "resistencia organizada" el 1-O. Y no obstante, el exministro no consigue la frialdad de titán de la exvicepresidenta. De hecho, es totalmente al contrario.

Por eso, cuando el abogado de Junqueras, Andreu Van den Eynden le recuerda unas declaraciones que protagonizó en La Sexta el 1-O, enviando un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía alabando sus valores cívicos, Zoido arrastra las palabras hasta conseguir articular una respuesta: "Es que hay mucha gente buena". ¿Sí? "Claro".

Marchena rescata finalmente al político popular instando a Van den Eynde a seguir con las preguntas. También le ha ahorrado tener que contemplar imágenes de las cargas policiales. A opinión del juez, que con un par de minutos en tres semanas ya ha quedado harto de cargas policiales, todavía no es el momento. Toda el interés ha quedado ahora en escuchar Pérez de los Cobos.