Hoy se ha reanudado el juicio por el espionaje de correos electrónicos del Cesicat de miembros del Govern, órgano que se considera el CNI catalán. Sus responsables, Carles Flamerich y Xavier Panadero, están acusados de un delito de descubrimiento de secretos por espiar correos de un trabajador que denunció presuntas irregularidades y deficiencias técnicas que afectaban a la seguridad de este organismo.

El denunciante, Albert Gavàs, ya declaró durante el mes de marzo, pero la pandemia de la Covid-19 hizo suspender el juicio. Hoy se ha retomado con la declaración de los testigos. Los primeros han sido los exconsellers de Interior Felip Puig y Ramon Espadaler. Los dos recibieron correos de Gavàs exponiendo presuntas irregularidades en el funcionamiento del Cesicat. Fueron estos los correos que interceptaron y por los cuales se hace el juicio.

Hoy Puig y Espadaler han cerrado filas en defensa de los responsables del Cesicat y han explicado que ellos mismos reenviaban los correos que recibían. Felip Puig ha llegado a decir que los correos que recibía alertando de irregularidades mostraban una cierta actitud de "descontento y un cierto resentimiento". También ha dicho que cuando recibía un correo, "era bastante inmediato su modo de reaccionar": reenviar el correo. "Había insistencia y obsesión", ha dicho Puig de los mails que recibía. El exconseller ha intentado desacreditar durante su declaración los avisos de Gavàs alertando de presuntas irregularidades, como defensa de los dos acusados por intervenir su correos.

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Ramon Espadaler ha seguido la misma línea. El exconseller de Interior, que también recibió alertas de las presuntas irregularidades, ha dicho que "tenía plena confianza en el sistema de mails de la Generalitat" y que "tenía la certeza de que se gestionaba correctamente". Los dos han explicado que Carles Flamerich les explicó que tenían problemas con un trabajador que estaban gestionando.

Los hechos

Los hechos que se juzgan pasaron el año 2013. Según el fiscal, los acusados, Carles Flamerich, presidente del Cesicat, y Xavier Panadero, responsable de gestión de la entidad, de común acuerdo y con el propósito de descubrir lo que pudiera comunicar el trabajador Albert Gavàs, decidieron crear un sistema de intercepción de todos los correos electrónicos que este pudiera enviar a cualquier destinatario con correo corporativo de la Generalitat de Catalunya. De esta manera, pudieron leer un correo que envió el trabajador a los consellers de la Generalitat Felip Puig y Ramon Espadaler. El fiscal pide 4 años y 3 meses de prisión para cada acusado.

Albert Gavàs, que ya declaró el mes de marzo, expuso que observó "irregularidades", "corruptelas" y "tejemanejes de contratos" en "la época en que el procés estaba arrancando". Admitió que envió correos denunciando estos hechos, en los cuales adjuntó documentos, a varias personas, entre ellos los exconsellers, y que llegó a mantener una reunión con Puig, a quien le hizo entrega de la documentación, aunque precisó que este salió del encuentro sin haberlos leído. Además de las irregularidades, denunció también una "gran inseguridad", ya que, afirmó, que hackers rusos robaron unas 2.000 credenciales de la Generalitat que circulaban por internet así como un listado de contraseñas de acceso a páginas.

Las defensas de los acusados han intentado poner en cuestión la declaración de este testigo, ya que no detalló con claridad si cuando envió los correos todavía trabajaba en el Cesicat.