La Audiencia de Barcelona ha absuelto al expresidente del Cesicat Carles Flamerich de la acusación de espiar los correos electrónicos de un excolaborador. También ha quedado absuelto un alto cargo del organismo en que supervisa la seguridad informática de la Generalitat, Xavier Panadero, también acusado por Albert G. y la fiscalía de revelación de secretos por haber leído correos dirigidos a exconsellers como Felip Puig o Ramon Espadaler.

La fiscalía pedía cuatro años y tres meses de prisión y ocho años de inhabilitación para todos dos por un delito de descubrimiento de secretos. La acusación particular pedía cinco años de prisión y doce de inhabilitación.

Según la sentencia, confirmada por la ACN a través de fuentes jurídicas, los acusados nunca tuvieron acceso directo a los correos del extrabajador. Además, tampoco afectaban a su intimidad. El tribunal considera legítimo que a causa de una amenaza de filtración de información, se creara un sistema para remitir todos los correos enviados por Albert G. a un buzón para el suyo posterior análisis. Además, los exconsellers también reenviaban correos a los dos acusados, así que el tribunal considera que Flamerich y Panadero podrían haber accedido a los correos de Albert G. a través de esta vía.

La versión de la fiscalía

Según la fiscalía, el excolaborador Albert G. empezó en marzo del 2013 a enviar correos electrónicos a los dos acusados y a otros altos cargos de la Generalitat, como al conseller de Empresa y Empleo Felip Puig, de quien dependía el Cesicat, y posteriormente al de Interior, Ramon Espadaler.

En los mensajes explicaba supuestas irregularidades y deficiencias observadas en el funcionamiento del Cesicat. Según este trabajador, los contratos públicos del Cesicat se adjudicaban a empresas relacionadas con la sectorial de las TIC de CDC, liderada por Flamerich, y también denunciaba vulnerabilidades de seguridad.

Los acusados decidieron descubrir todo lo que el trabajador podía comunicar "cuestionando su profesionalidad" y, sin autorización judicial ni ningún parámetro de actuación pautado legalmente, crearon un sistema de interceptación de correos, asegura la fiscalía.

Así, se filtraban todos los 'mails' que el trabajador enviaba desde su correo a destinatarios del dominio gencat.cat. Este sistema creó un buzón accesible para los acusados en el cual llegaban todos estos correos, que también llegaban a sus destinatarios legítimos. Uno de los correos, enviado el 14 de mayo a los consellers citados, fue leído y respondido por Flamerich. Además, muchos de los correos que el extrabajador enviaba recibían un mensaje automático de respuesta poco después de que decía que había sido leído por Flamerich o Panadero, asegura el ministerio fiscal.

Las sombras de la denuncia

En su declaración al juicio, Albert G. ratificó los hechos, pero las defensas intentaron desacreditar su versión evidenciando que envió los correos cuando ya no trabajaba en el Cesicat, aportó documentos mucho después de la denuncia y se puso en contacto con los acusados los años 2018 y 2019 para pedirles dinero a cambio de retirar la denuncia.

La versión de Flamerich

Por su parte, Flamerich aseguró que todo el caso es un "montaje" contra él por parte del informático. Según él, no tenía sentido que fuera lo único al recibir la copia de los correos que enviaba a este informático a los consellers Felip Puig y Ramon Espadaler, y cree que alguien manipuló el correo o le suplantó la identidad, cosa que consideró "muy fácil" de hacer.

Flamerich explicó la mala relación que tuvo con el informático, que le exigía constantemente que destituyera a Panadero y era bastante agresivo verbalmente. Quien acabó fuera del Cesicat al cabo de poco fue el mismo informático, y cree que eso desencadenó sus ataques contra él. Explicó que este informático era muy bueno en su trabajo, pero no sabía trabajar en equipo.

De hecho, mientras trabajó allí, este informático nunca informó directamente a Flamerich de ningún problema de seguridad informática a los correos de la Generalitat ni del supuesto robo de contraseñas por parte de 'hackers' de la Europa del Este. En todo caso, aseguró que él nunca leyó los mails que Albert G. envió a consellers pero no supo asegurar si respondió alguno que le hubiera llegado indirectamente.

Por su parte, el otro acusado, Xavier Panadero, exresponsable de Gestión de Incidentes del mismo organismo, admitió que él recibía alertas de los correos que enviaba Albert G., pero no el mensaje del correo. En todo caso, dijo que no fue él quien diseñó ni activó el filtro y que nunca nadie le recriminó haber recibido aquellas alertas.

La conclusión de los peritos

Igualmente declararon tres peritos informáticos, que tuvieron algunas discrepancias entre ellos. Explicaron que los datos originales de los correos sólo se guardan dos años, y que ellos pudieron acceder en el 2019, cuando mucha información ya se había borrado. En todo caso, sobre el correo inicial de Albert G. al conseller Felip Puig, explicaron que se podía haber manipulado de muchas maneras, y reconocieron que aquel colaborador del Cesicat seguramente tiene más conocimientos informáticos que ellos mismos.

No tienen evidencias de cómo se creó el filtro que desviaba los correos de este informático pero apuntaron la hipótesis que se habría creado un sistema para alertar a Panadero de todos los mails que Albert G. enviaba a direcciones de la Generalitat.