El Parlament ha sido durante años su casa. Y se le notaba en la cara. Jordi Turull ha entrado a la sala de grupos donde se celebra la comisión de investigación del 155 con una sonrisa de oreja en oreja, entre aplausos y saludando a diestro y siniestro a diputados, periodistas y trabajadores. La última vez que él estuvo en el Parlament fue el 23 de marzo de 2018, cuando, como candidato a la presidencia de la Generalitat, pronunció su discurso de investidura en el hemiciclo. Al día siguiente, sin opción de volver a someterse a la segunda votación reglamentaria, fue encarcelado.

Su discurso ha arrancado pidiendo "excusas" porque aquel 24 de marzo no pudo estar "por causas ajenas" a su voluntad. Es más, ha puesto en duda que su reingreso en prisión –coincidiendo con su debate de investidura– fuera una decisión exclusiva del juez instructor y ha apuntado a presiones políticas. "Hay una x que me falla", ha señalado. "Sale en los periódicos que seré candidato y se precipita un auto de procesamiento. ¿Qué sucede aquella semana que solo llaman a los que seguimos en política activa?", se ha preguntado. 

El exconseller de la Presidencia y portavoz ha sido mucho más breve que Junqueras, pero no ha desperdiciado la oportunidad para dirigirse a compañeros de viaje y rivales políticos. Aprovechando la ocasión, ha salido al paso de la lluvia de reproches que ha recibido el gobierno Puigdemont, a quien desde varios sectores, independentistas y no independentistas se acusa de haber estafado a los ciudadanos. "No engañamos a nadie", ha replicado. Y ha defendido que "estábamos preparados para ser un estado, si tras el 1-O el Estado no hubiera reprimido". Es decir, que si el gobierno español hubiera "aceptado los resultados" del referéndum, Catalunya podría haber funcionado como un estado independendiente "en tres o cuatro meses". 

Para ilustrarlo, se ha servido de una comparación montañesa. Ha explicado que es como si dijera que mañana subirán al Pedraforca. Estarían preparados para hacerlo, ahora bien, si viene una tormenta, tendrían que recular. 

Llamada al orden a JxCat y ERC

Igualmente contundente ha sido con su mensaje hacia los grupos independentistas, específicamente a Junts per Catalunya y Esquerra Republicana, a quien ha trasladado la "tristeza" que les genera ver y vivir desde su celda "episodios como los de ayer". Después de la consumación del divorcio, a raíz de la inhabilitación del president Torra, Turull ha recordado a los socios de gobierno que "tienen la obligación" de persistir con "el espíritu de ir a una, de unidad, de lealtad, de firmeza, de civismo, de determinación". Porque ha recordado que "haciéndolo así se ha demostrado que podemos hacer posible lo imposible". Durante la parte final de su alegato, ha puesto de manifiesto que "es demasiado lo que hay en juego" y que "persistir en el objetivo iniciado en septiembre de 2017 tiene más sentido que nunca". De ahí la llamada a los partidos independentistas a "dejar el orgullo y agarrar la bandera de la unidad y la dignidad". 

Por eso, ha defendido que "no puede haber respuesta desde la contemplación, no hay espacio para la renuncia y la resignación, al contrario, aunque cueste sacrificios para algunos". En este sentido se ha mostrado convencido de que "las futuras generaciones agradecerán los sacrificios" que él y sus compañeros están soportando para conseguir la independencia.

Cs, "unos maleducados y cobardes"

Sin duda, la parte más ácida de la intervención de Turull ha ido dedicada a Ciudadanos, que así como con Junqueras han hecho acto de presencia, una vez aprovechados los cinco minutos para interrogarlo, se han marchado, plantándolo a él y al resto de comparecientes a quienes han mencionado.

"Son unos maleducados y unos cobardes", ha sentenciado Turull, "delante de las cámaras son muy valientes". Con más de 700 días de prisión a sus espaldas, ha invitado a Lorena Roldán a visitarlo algún día, y a hablarle "a la cara de los privilegios en la prisión". "Los que estamos en la prisión solo querríamos uno de privilegio, que cuando una hija necesita a su padre pueda hablar con él", ha afirmado. Pero no se ha quedado aquí. Y ha insistido en que "la única cosa que saben hacer aparte de difamar es que cuando hay una propuesta de sus oponentes políticos, correr a las faldas de las togas judiciales para frenarla".

Turull ha acabado su mención especial a Ciudadanos comparándolos con una serie antigua que ha vuelto a ver en la prisión, La casa de la pradera. Ha explicado que el partido naranja le recuerda a uno de los personajes, que "a pesar de tenerlo todo de cara siempre chorrea amargura por todas partes". Y ha recordado una frase que repite el citado personaje, "gritaré y gritaré hasta enfermar", aplicable según él a la actitud de Roldán y compañía.

Diálogo sí, pero "real"

En pleno debate abierto en el seno del independentismo sobre la conveniencia de abrir una nueva etapa de negociación con el Gobierno del PSOE y Podemos, Turull –perro viejo en eso del parlamentarismo– ha destacado que la Generalitat siempre ha mostrado "voluntad de pacto con el Gobierno". Y ha puesto como ejemplo que "incluso en octubre de 2017, el president Puigdemont propuso abrir una etapa de negociación y diálogo". Es más, ha puesto en valor que "incluso ahora se está dispuesto al diálogo".

Eso sí, ha querido poner nombres y apellidos. Desde su punto de vista es imprescindible que éste sea un "diálogo real, no para hacer hervir la olla, no para marear la perdiz, porque la perdiz de tan mareada ha hecho como la gallinita y ha dicho basta".

Sobre el concepto específico de debate de la comisión, el 155, se ha mostrado convencido de que este artículo "se hubiera aplicado igualmente en su máxima dimensión para apartar a aquellos que no les gustan". El exconseller encarcelado definido el 155 como un bypass a través del cual, el Estado español pasa "de intervenir a la Generalitat a intervenir directamente las urnas". Y no se ha ahorrado críticas hacia la actitud de las instituciones españolas hacia al conflicto catalán. "La respuesta siempre ha sido la misma", ha lamentado, "reducir el autogobierno, la amenaza y la resignación como propuesta para Catalunya".

Turull ha querido tener un gesto hacia los comunes, a quien ha agradecidi las muestras de apoyo y la defensa de la libertad de los presos a lo largo de todo este tiempo. De hecho ha pedido que se haga llegar este agradecimiento a Ada Colau, Jaume Asens y Xavier Domènech.