Jordi Muñoz Mendoza (València, 1979) es el director del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) desde octubre de 2021, siendo el tercer máximo responsable de la historia de este órgano. Doctor en Ciencias Políticas y Sociales por la Universitat Pompeu Fabra, Muñoz explica a El Nacional.cat que durante este año y medio han impulsado unos modelos de estimación nuevos de resultados electorales, el acceso a la "cocina" del CEO o un "refuerzo comunicativo", con la apertura de un blog —a modo de ejemplo— para explicar los métodos que utilizan. Antes de su etapa en el CEO, había sido investigador en las universidades de Yale (Estados Unidos), Göteborg (Suecia) o Essex. Más adelante, en el año 2019, se convirtió en profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universitat de Barcelona. A principios de 2021, entró en la junta directiva de Òmnium Cultural, pero dejó esta función con su nombramiento en el órgano de la Generalitat encargado de los estudios de opinión pública.

JORDI MUÑOZ CEO / Foto: Montse Giralt
Jordi Muñoz, director del Centre d'Estudis d'Opinió, en un momento de la entrevista / Foto: Montse Giralt.

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En las dos últimas publicaciones del Centre d'Estudis d'Opinió, destaca el cambio de metodología, que incorpora la posibilidad de responder las encuestas a través de Internet. ¿Qué destaca de este nuevo modelo?
Hemos preparado la transición hacia unas encuestas que decimos autoadministradas. Hacemos una selección aleatoria del padrón y enviamos cartas a la gente con un enlace y un código QR para que las personas contesten en línea, y las personas que por motivos de edad o tecnológicos no nos contestan en línea, también les enviamos el cuestionario en papel con un sobre de franqueo prepagado.

¿Qué ventajas tiene este cambio metodológico?
Tiene varias ventajas, principalmente la eficiencia. Primero, nos resulta mucho más barato: podemos hacer muchas más encuestas con los mismos recursos. Por eso, las últimas encuestas que hemos publicado tienen más de 5.500 respuestas cada una en lugar de las 1.500-2.000 habituales. Segundo, porque permite que la gente conteste en privado. Hemos estado haciendo pruebas y sabemos de aquellas cuestiones sensibles o que la gente puede ser reacia a expresar delante de un entrevistador que viene a casa a hacer una encuesta. Ahora pueden contestarlas en privado ante una pantalla y un papel, con todas las garantías de protección de datos, hecho que permite obtener respuestas más sinceras y de más calidad. La tercera ventaja es que nos adaptamos al ritmo de vida de la gente.

Hacer estos cambios, sin embargo, puede dificultar la comparación con datos anteriores por la diferencia de metodología.
Es el principal inconveniente. Cuando tomas la decisión de hacer un cambio metodológico de esta dimensión, estás sacrificando la comparabilidad con encuestas anteriores. Por eso, tenemos que evitar estar cambiando constantemente cosas, pero si se pueden dar saltos de calidad en la recogida de datos, creo que vale la pena.

¿Las personas que han participado en esta nueva metodología podrán seguir haciéndolo?
De hecho, les preguntamos si quieren volver a ser contactadas hasta tres o cuatro veces al año y con ello estamos construyendo lo que será el panel ciudadano de Catalunya. Es básicamente un panel de gente a la cual podremos seguir a lo largo del tiempo su opinión y eso nos puede dar mucha información que ahora no tenemos sobre los cambios en la opinión pública. Siempre había pensado, antes de trabajar aquí, que si durante los años del procés hubiéramos seguido la opinión de 10.000 personas sobre la cuestión de la independencia a lo largo del tiempo —pongamos del 2010 al 2020—, habríamos tenido una información mucho más rica y detallada de los cambios que se han producido en la opinión pública catalana. Ahora estamos poniendo las bases para tener un instrumento de esta naturaleza, que creo que será un paso adelante en la calidad de la información que recogemos.

Si durante los años del procés hubiéramos seguido la opinión de 10.000 personas sobre la independencia a lo largo del tiempo, habríamos tenido una información mucho más rica y detallada de los cambios en la opinión pública

Entrando en datos concretos de las últimas publicaciones del CEO, lo cierto es que los últimos indicadores revelan un ligero retroceso en el apoyo a la independencia. ¿Hay un agotamiento ciudadano de lo que conocemos como procés?
El desgaste en el apoyo a la independencia está ahí, pero no es muy grande. Tengo la sensación de que en la opinión pública el cambio ha sido menos fuerte que en el discurso político. Hemos pasado de un contexto donde todo el mundo hablaba de la independencia —que parecía que el independentismo iba muy hacia arriba—, a un contexto social en el cual la percepción social —seguramente— es de desinflamiento, desencanto, que no se habla del tema, que la gente está cansada. No hemos visto, pues, una bajada muy pronunciada del apoyo a la independencia, sí que ha ido un poco hacia abajo, pero menos de lo que sería esperable desde mi punto de vista, visto los términos del debate político. Por lo tanto, sí que tenemos indicios claros que para la gente el procés es menos importante. Ha perdido posiciones en la lista de preocupaciones prioritarias. No quiere decir que la gente haya cambiado masivamente su opinión sobre la cuestión, pero el contexto hace que no le den tanta prioridad.

La última encuesta refleja que los catalanes valoran con un 4,4 la gestión del Govern, pero un 53% lo aprueba. ¿Cómo se entienden estos datos y cuál prevalece, según su opinión?
Nos tenemos que quedar con los dos. Existe esta diferencia porque hay una concentración mayor de gente que otorga un suspenso que puntúa con un 0, y eso hace que las medias bajen. Es algo habitual, no es que pase en esta valoración del Govern concreta. Si miramos la valoración de líderes políticos o de otros gobiernos e instituciones, hay un sector de la opinión pública que da un 0. Creo que la foto completa la dan los dos datos, por eso damos los dos.

El último estudio sociopolítico muestra que los jóvenes tienen planteamientos cada vez más asociados a la derecha, como la bajada de impuestos o la privatización de servicios. ¿Qué motivos ve detrás?
Sí, observamos una cierta tendencia en esta dirección, que creo que es interesante. Cuando veo estos cambios siempre me hago la pregunta de si eso corresponde a una variación coyuntural o hay una tendencia de fondo. Es como el mar, que hay pequeñas ondulaciones en la superficie y corrientes de fondo. ¿Estamos ante la primera o la segunda? Creo que necesitamos algo más de tiempo para evaluarla, pero sí que es verdad que encontramos un cierto movimiento de las franjas más jóvenes hacia posiciones que tradicionalmente identificamos más con la derecha, sobre todo en cuestiones socioeconómicas vinculadas a los impuestos, al estado del bienestar, los servicios públicos... En cambio, no tanto con las cuestiones más culturales vinculadas a actitudes hacia la inmigración, la igualdad de género o el colectivo LGTBI. Los jóvenes son más progresistas que las generaciones más mayores, pero en el tema socioeconómico da la impresión que hay movimiento hacia la derecha.

JORDI MUÑOZ CEO / Foto: Montse Giralt
Jordi Muñoz revisa uno de los últimos estudios publicados por el CEO / Foto: Montse Giralt.

¿Ve desafección hacia la política o los políticos?
Sí. Estamos en uno de los países en los cuales hay menos confianza en las instituciones, en los políticos y en la política en general y con los niveles más altos de desafección política, y en este sentido no somos diferentes del resto del Estado. En el Estado español y en los países del sur de Europa, en general, hay estos sentimientos altos de desconfianza y sentimientos antipolíticos. Es una cosa importante que intentamos ir monitorizando, forma parte de una corriente de fondo muy consolidada en la opinión pública de nuestro país y los datos del CEO históricos nos ayudan a analizar y seguir la evolución a lo largo del tiempo. Es un tema importante que está detrás de la aparición de nuevos partidos, de aparición de partidos de extrema derecha en muchos países, de incrementos de la abstención o de ciclos de protesta.

¿Por qué en los barómetros de opinión pública ofrecen una horquilla más amplia de los escaños que podría tener cada formación política y no incluyen decimales?
Eso es una decisión que nos ha costado alguna crítica, pero que hemos tomado muy conscientemente porque queremos hacer mucha pedagogía sobre cuál es el grado de precisión o imprecisión que tienen nuestras encuestas. Al final, una encuesta es una foto de la realidad que tiene un nivel de resolución determinado. Si tú haces una foto a baja resolución, no puedes pedir que te amplíe hasta el detalle más pequeño de la foto porque saldrá pixelado. Sucede lo mismo con las encuestas: siempre que se publican, hay un margen de error asociado que se tiene que tener en cuenta a la hora de interpretar los resultados. Hay una cosa que me pone especialmente nervioso, que es cuando veo que se habla de que algún partido ha bajado medio punto entre una encuesta y otra. Realmente no sabes si ha bajado medio punto, porque está dentro del margen de error. En realidad, te están engañando de alguna manera con estas diferencias tan pequeñas, no se pueden estimar. Por lo tanto, es obligación nuestra ser muy transparentes con el margen de error. Somos conscientes de que eso genera costes. Hay gente que piensa que somos cobardes, que no nos queremos mojar o que nos queremos curar en salud. Si quisiéramos una foto en alta resolución, tendríamos que tener un presupuesto 10 veces mayor, y quizás gastarnos 10 veces más dinero socialmente no sería bien visto porque sería un gasto excesivo.

Me pone nervioso ver que se habla de que algún partido ha bajado medio punto entre una encuesta y otra. Realmente no sabemos si ha bajado medio punto, porque está dentro del margen de error. Es obligación nuestra ser muy transparentes con el margen de error

¿El CEO tendría que hacer barómetros con más frecuencia sobre la estimación de voto en el Parlament?
No sé hasta qué punto es necesario. En un contexto no electoral, no tengo claro si publicar cada mes barómetros de estimación de voto aportaría mucha más información de calidad al debate público. En el fondo, hay movimientos muy a corto plazo, subidas y bajadas, y estar monitorizándolas constantemente quizás a los partidos les interesa mucho, pero para la ciudadanía tengo la sensación que hacerlo una vez al trimestre está bien.

La partida de los presupuestos de 2023 para el organismo que dirige es de casi 1,7 millones. ¿Es suficiente, si tenemos en cuenta que el CIS tiene casi 10 veces más?
Se mantiene congelado desde hace tiempo. Como director, obviamente que me gustaría tener más. Hemos tenido algunos incrementos —pero pequeños—, y además la inflación se los come rápidamente. Nosotros intentamos hacer lo mejor, tantas encuestas como podemos y de la mejor calidad que podemos, con los recursos que tenemos.

Estamos a dos meses de las elecciones municipales 2023. ¿Sería bueno que hicieran encuestas sobre estos comicios?
Eso es una cosa para la cual sí que me hubiera gustado tener más presupuesto. El CEO no lo hace y no lo ha hecho nunca, principalmente, por el coste. Como es una institución de Catalunya, no nos podemos limitar a hacer una encuesta sobre las elecciones municipales de Barcelona, porque nos pagan los ciudadanos de todo el país. Hacer encuestas en cada municipio es imposible, porque las muestras de cada municipio que necesitas son inalcanzables, y pensábamos hacer al menos las cuatro capitales de circunscripciones más las ciudades que sean mayores que algunas de estas capitales. Eso nos sitúa en 11 ciudades y tiene un coste muy grande porque implica hacer 11 encuestas independientes. Si tuviéramos más presupuesto lo habríamos hecho, pero con los recursos que tenemos hemos decidido mantener las encuestas que hacemos habitualmente y no desviar los recursos a ello.

¿Y se plantean hacer encuestas más vinculadas a cuestiones de actualidad y no tanto de fondo?
Hasta ahora hemos decidido expresamente no hacerlo por varias razones. Pensamos que no aporta mucho porque, entre el momento que planteamos la encuesta, la hacemos y la publicamos, seguro que han pasado 15 cosas diferentes. La actualidad política tiene un ritmo que nosotros no seguimos, ya que decidimos apostar por el slow food en vez del fast food en las encuestas. Por otra parte, por mucho esfuerzo que hiciéramos por redactar las preguntas de la manera más neutra posible, sería muy fácil que fueran criticadas, que no todo el mundo se sintiera cómodo ni sintiera sus opiniones bien representadas, y queremos evitar estar en el foco de la brega política más cotidiana porque creemos que eso debilita a la institución y no aporta mucho porque son datos que tienen un interés muy efímero. Por ejemplo, nosotros podríamos haber preguntado a la gente si le parecía bien o mal que Junts hubiera salido del Govern o si estaba de acuerdo o no y habríamos obtenido una información que habría tenido seguramente su interés periodístico, pero allí se habrían quedado estas preguntas.

No haremos preguntas más relacionadas con la actualidad porque queremos evitar estar en el foco de la brega política más cotidiana. Creemos que eso debilita a la institución

La ley del CEO estuvo en el foco en la negociación de los presupuestos. El PSC planteaba que fuera un órgano dependiente del Parlament. Finalmente, eso no ha formado parte del acuerdo presupuestario, pero ¿qué valoración hace usted?
Nos llegó por los medios de comunicación. Quien tiene la competencia o potestad para decidir sobre esta cuestión es el Parlament de Catalunya. El CEO se crea por una ley del Parlamento, y por lo tanto es la cámara quien decide qué formato tiene que tener, los procedimientos de nombramiento de su Consejo Rector y del director. Nosotros lo que tenemos que hacer es hacer el mejor trabajo posible con el marco que tenemos.

En todo caso, es un nombramiento —el suyo— que depende del Govern y del Departament de la Presidència. En el Estado, a menudo se pone en duda la figura de José Félix Tezanos (CIS) por su militancia en el PSOE. ¿Cree que se tendría que establecer que el director del CEO no sea militante de ningún partido?
No lo sé, no tengo una respuesta concreta al respecto. Creo que a veces confiamos demasiado en la capacidad de regular las cosas, porque podríamos poner esta regulación y que viniera una persona que no fuera militante de ningún partido y que tuviera una actuación muy partidista al frente del CEO. Por lo tanto, yo más que establecer regulaciones de este tipo, es más importante la fiscalización seria y rigurosa, y eso exige estándares de transparencia.

JORDI MUÑOZ CEO / Foto: Montse Giralt
Jordi Muñoz ve "bien" mantener la periodicidad de publicación de los barómetros de opinión pública / Foto: Montse Giralt.

Somos uno de los países con uno de los niveles más altos de desafección política, de desconfianza y de sentimientos antipolíticos. Es un tema importante que está detrás de la aparición de nuevos partidos, de incrementos de la abstención o de ciclos de protesta

¿Hasta qué punto los políticos tienen que tener en consideración los datos que ofrece una encuesta para tomar decisiones?
Es una herramienta importante para alguien que toma decisiones políticas saber cuál es la percepción o la opinión de la ciudadanía. No creo, sin embargo, que tengan que gobernar solo en base a las encuestas porque, entre otros elementos, la opinión pública fluctúa y se modula a lo largo del tiempo. Pero una cosa es no gobernar solo a golpe de encuestas y la otra es tener información de calidad sobre la cual piensa la gente o la ciudadanía sobre los temas que tienes que tomar decisiones. Es importante y ayuda a tomar mejores decisiones que sean social y políticamente más aceptadas.