Es el hombre de moda. La declaración de Jordi Cuixart, el martes en el Tribunal Supremo, está en boca de todos. Quien se lo habría dicho, al niño Cuixart y sobre todo a sus padres, que aseguran sin ambages que "no tenía madera de líder". Es uno de los fragmentos del libro "Tres días en la prisión", un diálogo sin muros entre Gemma Nierga y Jordi Cuixart, presentado este jueves por la noche en Barcelona.

La obra compila -y resume- en 200 páginas 12 horas de conversaciones entre la periodista y el presidente de Òmnium Cultural en la prisión de Lledoners. Salió a la venta el miércoles y este jueves por la noche ya es número 1 en ventas en Amazon.

No es -sólo- un libro político. De hecho, pesa más la vertiente personal del personaje. Ya en las primeras páginas se dibuja el Cuixart de la EGB, el niño miedoso, que un día, cuando con 10 años sus amigos le volvieron la espalda decidió empoderarse. Y hasta hoy. Cuixart explica, por ejemplo, cómo vive la relación con su pareja y su hijo Amat que nació pocos meses antes de que le encarcelaran. En un pasaje, Cuixart hace el cálculo....y confiesa "si sumo todas las horas que he estado con Amat desde que estoy en prisión, he estado con él cuatro días y medio".

A pesar de todo, del libro se desprende que Cuixart no vive la privación de libertad como un trauma. Reconoce que los primeros días pasó miedo, mucho, como el que pasaba cuando era pequeño, pero ahora, dice, "soy feliz". Cuixart comparte con Nierga cómo "en la prisión ha encontrado la libertad", cómo "he hecho realidad el sueño de mi vida: luchar por mis ideales. No podría estar en ningún sitio más que aquí ahora mismo".

La "tensa" confrontación de ideas

El último de los tres capítulos del libro es el que aborda más directamente la situación política. Y donde aparecen y se reviven las tensiones que la propia Nierga ha reconocido que mantuvieron ella y Cuixart en determinados momentos de la conversación. Por ejemplo, cuando la periodista deja paso a su experiencia personal y reprocha a Cuixart el dolor que le causó que un día sus hijos le preguntaran a raíz de un cartel de Junts pel Sí colgado en la carretera que decía "Quiero que mi abuela tenga una pensión digna", si aquello iba por la abuela de Córdoba o la de Sant Feliu. Y le pregunta por qué si el 70% de los catalanes són de fuera de Catalunya, los independentistas no luchan por las abuelas de estos catalanes. "Es una pregunta diabólica", concluye Cuixart.

Nierga ha explicado que aquel día, al marcharse, Cuixart no se giró para decirle adiós con la mano, como había hecho en todas las otras visitas. Al día siguiente, sin embargo, recibió una carta en su casa. Era él, y le decía que "no puedo estar tranquilo conmigo mismo si no dejo escrito que empatizo con la preocupación que sentían tus hijos por su abuela de Córdoba. Entiendo su desazón y malestar y me duele profundamente".

La presentación ha reunido perfiles tan diversos como Marcel Mauri, Andreu Mas-Colell, Eulàlia Reguant, Antoni Abad o Gerard Pisarell. Ayer, el libro se presentó en el Circulo de Bellas Artes, en Madrid, con Évole, Farreras y Pepa Bueno. Todo un mérito para alguien que cuando nació no tenía madera de líder.