La ambición de Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 1978) va más allá de la Comunidad de Madrid que preside desde el 2019. Fue la apuesta arriesgada de Pablo Casado -con quien se conoció en las juventudes del PP- y, por el camino, se ha apoderado del gobierno regional, se ha puesto al frente del partido en Madrid, ha apartado al que le dio la primera oportunidad y tiene la vista puesta a La Moncloa. Por eso, Alberto Núñez Feijóo va con pies de plomo con la líder madrileña, a quien algunas voces sitúan como sustituta al frente de Génova si el gallego se embarranca en las próximas citas electorales. En las elecciones autonómicas de 2023, Ayuso aspira a conseguir la mayoría absoluta después de gobernar dos años en solitario.

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La popularidad de Díaz Ayuso se multiplicó exponencialmente durante la pandemia de la COVID-19. A lo largo de aquellos meses tan duros para la sociedad, apostó por una política sanitaria laxa con los cierres. De hecho, forjó su victoria de las elecciones de 2021 en los bares y restaurantes, a los que dejó que abrieran siempre a excepción de los confinamientos más restrictivos de las primeras semanas. "Libertad" para abrir establecimientos e ir a tomar cerveza fue el lema cabecera que popularizó. En este sentido, utilizó el aperturismo del cual hizo bandera para contraponerse a las medidas restrictivas de confinamiento que impulsaba el gobierno de Pedro Sánchez desde La Moncloa.

Aquel impulso, que se tradujo en un triunfo electoral sin paliativos a las elecciones anticipadas de 2021, la empujó a convertirse de facto en la oposición al ejecutivo central. Desde entonces, Isabel Díaz Ayuso destaca por opinar de cuestiones que superan los límites geográficos de su comunidad y lidera debates políticos de ámbito estatal anticipándose incluso a Pablo Casado primero, y a Alberto Núñez Feijóo después. La última muestra fue el choque por arrinconar al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, de los actos del Dos de Mayo.

La convivencia extraña con Núñez Feijóo en las elecciones autonómicas

Una vez apartado a Pablo Casado del partido después del enfrentamiento directo, Alberto Núnez Feijóo ha asumido el liderazgo del principal partido de la derecha y ha cogido las riendas teniendo siempre un ojo sobre la madrileña. En el primer año de una convivencia extraña, el gallego ha tratado con respeto y distancia y ha evitado cualquier choque aunque ella ha tenido más de una salida de tono que ha distorsionado el discurso del PP. Los equilibrios internos se mantienen aunque tienen tanto uno como el otro representan dos estilos bien diferentes en el fondo y en la forma. A medida que se han acercado las elecciones, Feijóo ha acabado adoptando el discurso de Ayuso para plantar cara a Vox haciendo bandera del "combate de las ideas".

El discurso conservador con tics populistas e identitarios de Ayuso permite a Feijóo mantener la imagen de líder moderado y centrado que propugna desde que ostenta el liderazgo del partido. La vertiente más contundente de la madrileña sirve también para parar los pies electoralmente a Vox, con quien el gallego todavía no tiene una posición clara y definida. Este estilo se evidencia en la Asamblea de Madrid, donde sigue ejerciendo de verso libre. "Que te vote Txapote", lanzó durante una sesión de control contra el PSOE. Hacía referencia al etarra que asesinó a Miguel Ángel Blanco y que pretende recordar que uno de los grandes aliados de la coalición es Bildu. Conviene recordar que la referencia polémica a ETA es una afirmación que popularizó Vox. De hecho, con estas provocaciones y enviando mensajes identitarios, Díaz Ayuso cree que ha encontrado la fórmula para parar el ascenso del ultra derecha en su comunidad

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A su vez, hay quien presiona a Feijóo para que actúe con más dureza contra Pedro Sánchez y el sustituto de Casado usa Ayuso para hacer de ariete ideal para contentar a las diferentes almas del PP. De hecho, Feijóo ha premiado a la madrileña protagonizando mítines y actos conjuntos, a diferencia de lo que pasa con el resto de barones, que tienen una exposición pública más discreta. En cualquier caso, tanto uno como el otro hacen un tándem que se retroalimenta de cara a las elecciones municipales y autonómicas.

Al margen del ticket que vertebran, en Génova sobrevuela un temor bien vivo, que es la amenaza que representa la ambición de poder de Isabel Díaz Ayuso. Aunque ha negado siempre que quiera desbancar a Feijóo de la silla y que quiera liderar el PP estatal, su popularidad y la solvencia electoral hace pensar que si el gallego se estampa en los exámenes electorales, ella no dudará en dar el paso y presentarse como candidata absoluta a Génova 13. En el camino ya ha dejado algunos cadáveres.

El choque fratricida con Pablo Casado

La víctima más sonada fue Pablo Casado, a quien defenestró después de lanzarse los platos por la cabeza en público. En la anterior etapa, la popularidad de Ayuso se interpretaba como una amenaza, pero la relación saltó por los aires tan pronto como supo, en verano de 2021, que su partido lo investigaba a raíz de un contrato polémico por la venta de material sanitario que benefició a su hermano. Ella utilizó una supuesta trama de espionaje publicada por El Mundo i El Confidencial para hacer el desafío definitivo contra aquellos que creía que la querían decapitar y frenarle las aspiraciones para liderar el PP madrileño.

Asesorado al milímetro por su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, Ayuso salió a la arena con el cuchillo entre los dientes. "Nunca me he llegado a imaginar que la dirección nacional de mi partido actuaran de una forma tan cruel y tan injusta contra mí (...) Las declaraciones que están publicando los medios de comunicación, que provienen del entorno de Pablo Casado y que él no desmiente, son lo peor que se puede esperar de los políticos", dijo desde la sede del gobierno regional en la Puerta del Sol. Díaz Ayuso se salió con la suya después de alinearse con los barones para borrar a Casado y ungir Feijóo.