La portavoz de EH Bildu en el Parlamento vasco, Maddalen Iriarte, considera que "España sacrifica en su altar de la unidad patria absolutamente todo, incluida la democracia", lo que comporta que la justicia "tenga una velocidad diferente si eres catalán o vasco a si te llamas Borbón".

En declaraciones en Catalunya Radio, la portavoz de EH Bildu en el Parlamento vasco ha recordado que el líder abertzale Arnaldo Otegi pasó 6 años en la prisión a una condena posteriormente anulada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y que el Tribunal Supremo ha tardado 20 meses en cumplir la sentencia de anulación.

Eso indica, ha afirmado, que en España "si eres catalán o vasco la justicia tiene una velocidad, y si te llamas Borbón tiene otra", porque a pesar de todos los indicios y pruebas que se conocen, "al rey emérito Juan Carlos I ningún juez ni fiscal lo ha llamado a declarar".

Transición nada modélica

Según Iriarte, "la transición española no fue tan modélica como sus protagonistas dicen que fue, no hubo ninguna ruptura con la dictadura", y fruto de la evolución del régimen del 78, ahora "la monarquía está ofreciendo un espectáculo de falta de cultura democrática".

Sobre las diferentes velocidades de la justicia española, Iriarte ha recordado "que en los miembros del anterior gobierno catalán, destituidos de manera ilegítima por el gobierno de Mariano Rajoy, fueron citados a declarar el día siguiente".

En su opinión, que haya velocidades diferentes es una cosa que "inhabilita España como democracia" y ha lamentado "el papel absolutamente impresentable" del actual Gobierno con respecto a la "huida" del emérito, y el hecho de que se niegue a informar sobre su paradero.

Esta forma de actuar del ejecutivo de Pedro Sánchez, ha añadido, no hace más que evidenciar que "la monarquía española es una institución anacrónica, una anomalía democrática" que "deja en ridículo" el Estado español en su conjunto.

Presos políticos

Sobre la existencia de presos independentistas, Iriarte ha afirmado que "el problema no es tanto de si están en segundo o tercero grado, o de si se les da un indulto o se aprueba una ley de amnistía, el problema va mucho más allá, y es que España considera delitos cosas que en cualquier otro país europeo serían manifestaciones democráticas".

"El problema -ha insistido- es que España sacrifica en su altar de la unidad patria absolutamente todo, incluida la propia democracia, y eso no cambia de la noche a la mañana".