Los intentos de negociación por parte de Pablo Iglesias han llegado hasta el mismo hemiciclo, desde donde ha lanzado una última oferta a Pedro Sánchez. Pero el candidato a la investidura ya había decidido que todo ya estaba acabado. Y así ha acabado perdiendo la segunda votación de investidura, donde no ha conseguido más  que no, a pesar de las abstenciones de Unidas Podemos, ERC y EH Bildu. El dirigente socialista ha utilizado el atril para pasar a la ofensiva contra el que unas horas antes era su "socio preferente". De reproches no han faltado a un lado y otro de la mesa. Si las aguas no se calman antes del 23 de septiembre, habrá repetición electoral el 10 de noviembre.

Este jueves por la mañana, Unidas Podemos ya había hecho una oferta que rebajaba expectativas, dejándolo en una vicepresidencia y tres ministerios, rechazada por Ferraz en cuestión de minutos. Durante su intervención, Sánchez ha insinuado que tenía que ver con el Ministerio de Trabajo que reclamaban. E Iglesias, en su réplica, lo ha dejado fuera en un último intento: "Renunciamos al Ministerio de Trabajo a cambio de competencias en políticas activas de empleo". Pero también ha sido en vano: nuevo portazo. "No tiene entidad", argumentaba entre pasillos un ministro.

Así, la segunda votación, que requería de mayoría simple, también ha naufragado y Sánchez no ha conseguido ser investido. No ha podido ni con las 67 abstenciones de Unidas Podemos, Esquerra Republicana, el PNV, EH Bildu y Compromís, evidenciando su fragilidad aritmética. Ha revalidado los 124 votos a favor de la primera vuelta: 123 del PSOE y uno del PRC (Partido Regionalista de Cantabria). El independentismo catalán y vasco ya había anunciado su abstención para ser un obstáculo menos y presionar para un acuerdo condenado al fracaso. Ha recibido 155 votos en contra: los del PP, Ciudadanos, Vox, JxCat, Navarra Suma y Coalición Canaria.

Una vez constatado que los números no dan por el desacuerdo con Pablo Iglesias, el candidato Pedro Sánchez ha pasado a la ofensiva contra quien tenía que ser su socio. Ha aprovechado la intervención del martes, cuando Iglesias advirtió que si no salía ahora no volvería a ser presidente. "Si para ser presidente tengo que renunciar a mis principios, si tengo que escoger formar gobierno sabiendo que no será útil para mi país, yo no seré presidente ahora", le ha espetado.

"Si me obliga a escoger entre una presidencia que no sería útil y mis convicciones, escojo mis convicciones", ha insistido. También se ha aferrado a otras palabras de Iglesias para rebatirlo. "¿Es humillante ser vicepresidente de derechos sociales? ¿Ser ministro de Sanidad? ¿Ser ministro de Vivienda? ¿Ser ministro de Igualdad?", le ha preguntado. En este contexto, ha defendido que, aunque no les gustara, la oferta era "respetuosa, correcta y sensata", y no "humillante".

Por su parte, pese a la mano tendida, el secretario general de Podemos ha cargado contra la estrategia del PSOE durante las últimas horas, a través de la filtración de documentos y propuestas que los habían hecho. "Una negociación de gobierno no merece ser cutre", ha sostenido Iglesias, que también ha hecho una lista de todas las cesiones que han hecho en pro de un gobierno conjunto.

"Es muy difícil negociar en 48 horas lo que no se ha querido negociar en 80 días", ha reprochado el líder de la formación morada. "Es muy difícil negociar un gobierno de coalición acontrareloj y en tiempo real filtrándolo a los medios de comunicación", ha insistido.

Ahora, una vez decaída la candidatura de Pedro Sánchez, se abre un plazo de dos meses ―que arrancó con la primera votación de martes― para que el Congreso intente invertir a algún candidato. En caso contrario, el 23 de septiembre se disolverán automáticamente las Cortes españolas y se convocarán elecciones. Según la LOREG, estas tendrían lugar el próximo 10 de noviembre. Sin duda, en septiembre no será nada fácil, con una nueva Diada reivindicativa y a las puertas de la sentencia del Tribunal Supremo sobre el juicio al procés.