Este miércoles en la Asamblea de Madrid ha tenido lugar un debate de investidura inédito: sin candidato a la investidura. Ante la falta de apoyo a ninguno de los líderes políticos, tal y como está previsto en el estrenado reglamento de la cámara, se ha celebrado el pleno de todos modos. Sólo ha servido para hacer un intercambio de reproches de un lado a otro, después de que Vox haya frustrado el gobierno del PP y Ciudadanos encabezado por la popular Isabel Díaz Ayuso. Y también ha servido para activar la cuenta atrás. Si antes del 10 de septiembre no hay una investidura positiva, habrá repetición electoral.

A última hora, este martes, finalmente el portavoz de Ciudadanos, Ignacio Aguado, accedió a una reunión a tres bandas con la popular Isabel Díaz Ayuso y la líder de Vox en la cámara, Rocío Monasterio. Pero el encuentro no consiguió reconciliar posiciones. Los votos de los ultras, que reclaman firmar un acuerdo entre los tres —al que Ciudadanos se niega rotundamente—, son imprescindibles para que gobierne la derecha. Frente a eso, la Asamblea de Madrid se ha convertido este miércoles al mediodía en un nuevo campo de batalla.

Quien más reproches ha tenido hacia sus teóricos socios ha sido Monasterio, que ha acusado al PP y Ciudadanos de hacerle el juego a la izquierda. "Cuando acaben con nosotros, que ya les gustaría, irán a por ustedes, no tengan ninguna duda", les ha advertido. Y también se ha dirigido individualmente a Ciudadanos, el principal factor de desencuentro entre los tres partidos, a los que ha acusado de estar imponiendo "el cordón sanitario que nos quiere imponer la izquierda".

También ha salido bastante rebotado Ignacio Aguado, que ha dado por finalizadas reuniones como la de este martes por la tarde. "No habrá más reuniones a tres, no hay nada más que negociar", ha sentenciado el portavoz de Ciudadanos en la Asamblea, que ha reclamado a Monasterio que "rectifique ahora que todavía estamos a tiempo".

Como en estas semanas de negociación tan duras, Isabel Díaz Ayuso ha tratado en vano de hacer un discurso menos encendido, más mediador. La no candidata a la investidura ha reiterado su "mano tendida" a las dos formaciones de la derecha. "Este es un reto histórico y debemos evitar el fin de la capacidad de ser ciudadanos libres e iguales, como lo somos en Madrid," ha sostenido.