Los partidos que convocaron las elecciones del 21-D con la aprobación del artículo 155 habían decidido dejar a un lado sus propias diferencias y su disputa electoral. En el debate de este lunes en TV3, en menor o mayor grado, Inés ArrimadasMiquel Iceta y Xavier Garcia Albiol habían optado por el mínimo común denominador: el ataque a las fuerzas independentistas y la justificación del 155. Hasta que han aparecido, en el último bloque, algunos de los temas más espinosos: los indultos para los presos políticos y los posibles pactos postelectorales. A unlado han quedado Ciutadans y el PP; en el otro, el PSC.

Ha sido el candidato del PP quien ha sacado el asunto de los indultos cuando empezaba el bloque de los pactos postelectorales. "Cuando escucho al señor Iceta que quiere plantear indultos... Hoy es un buen momento para que nos explique", ha lanzado Albiol, que también ha preguntado a Arrimadas si llegará a acuerdos con quien plantea estas medidas. El candidato del PSC ha confirmado que los solicitará si son condenados, porque aunque sea "muy arriesgado" también es "muy necesario" para "recuperar el respeto por todas las ideas". La candidato de Ciutadans, como Albiol, se ha negado en redondo a posibles indultos. "Muchos socialistas no lo han acabado de entender", ha dicho. Ha insinuado que puede tener que ver a una estrategia postelectoral.

"Los políticos tienen que ser como el resto de ciudadanos: cuando se saltan la ley tienen que tener las mismas consecuencias", ha asegurado Arrimadas, que ha prometido acabar con los aforamientos y con los indultos para delitos como el de malversación de dinero público. Albiol se ha mantenido fiel a su discurso: los ciudadanos catalanes tienen otras preocupaciones que la situación del Govern de Carles Puigdemont.

El otro frente de discrepancia han sido justamente los pactos postelectorales. Inés Arrimadas y Xavier Garcia Albiol han afianzado su apuesta clara por un "gobierno constitucionalista". En este sentido, la candidata de Ciutadans ha advertido que "si los mismos vuelven a gobernar, volverán a hacer lo mismo", y se ha comprometido a que "se dejarán la piel" para tener un gobierno que deje atrás el procés. El aspirante del PP ha contrapuesto dos modelos, el de los partidos independentistas y el de los "tres partidos constitucionalistas".

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Pero Miquel Iceta ha hecho muchos equilibrios. Si bien ha garantizado que no llegará a acuerdos con independentistas, también ha advertido que "el cambio de rumbo se puede plantear en clave de revancha o en clave de reconciliación". En este sentido, ha apostado por la vía del diálogo y la negociación y, si en dos años no ha dado frutos, dimitir. Su apuesta sigue siendo la de un gobierno en solitario con apoyos externos.

La primera medida

Al final del debate, en vez de un minuto para pedir el voto, el moderador y director de TV3 Vicent Sanchis ha preguntado a los candidatos por la primera medida que tomarían si fueran investidos. Esta cuestión ha vuelto a acercar un poco las posiciones.

Inés Arrimadas se ha comprometido a hacer, antes de nada, una auditoría de la gestión de la Generalitat "para abrir las ventanas y saber exactamente todos los recursos que se están destinando al procés" para destinarlos a políticas sociales. "Queremos hablar mucho más de dependencia que de independencia", ha afirmado.

Xavier Garcia Albiol ha dicho que lo l primero que haría sería llamar a todas las empresas que se han marchado de Catalunya "para que vuelvan". En este sentido, ha advertido que "difícilmente generaremos confianza si el Govern de la Generalitat se salta la ley". Es por eso que ha reclamado un acuerdo amplio en el Parlament de los "tres partidos constitucionalistas".

Miquel Iceta se ha comprometido a un "triple pacto": un acuerdo para la creación de empleo y el crecimiento económico, un plan de choque social de más de 3.000 millones de euros y un pacto de estado para Catalunya. Entre las primeras llamadas, habrá una en la Moncloa, para pedirle a Rajoy que convoque una conferencia de presidentes autonómicos en el Palau de la Generalitat.

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Serenidad, crispación y dureza

Seguramente Iceta es el que ha mantenido un posado más relajado y sereno, incluso presidencialista, consciente de su posición. Hasta el tramo final del debate, ha evitado toda confrontación y sumergirse en el barro. Sólo ha perdido los papeles cuando Jordi Turull le ha rebatido las consecuencias económicas del procés, después de que Iceta haya acusado el Govern de haber "arruinado" el país "con vuestra temeridad e irresponsabilidad".

El posado tranquilo del candidato socialista ha contrastado con el de Inés Arrimadas, a quien se ha visto más crispada en algunos momentos del debate. Se ha metido en algún enredo, por ejemplo cuando un representante del sindicato de educación USTEC le ha preguntado si mantendría el requisito de conocimiento del catalán para todo el profesorado. La cabeza de lista de Ciutadans ha vacilado a la hora de responder, para finalmente responder que tendrían que conocer todas las lenguas. Ha hurgado en la herida entre Junts per Catalunya y ERC cuando ha replicado a Jordi Turull que "ni el señor Junqueras compra" la idea de restaurat el anterior Govern.

Xavier Garcia Albiol ha hecho de Xavier Garcia Albiol. Ha sido el candidato del PP quien, desde ya un buen principio, ha entrado en confrontación directa con los candidatos independentistas, e incluso con Vicent Sanchis, a quien ha reprochado unas declaraciones suyas del 2012. "Gracias para intentar entrarme en el debate, pero el debate es entre Ustedes", le ha respondido Sanchis. Albiol ha empezado pidiendo a los independentistas "una sola medida positiva" del proceso que haya ayudado a los "470.000 parados".

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Desubicado en medio

El candidato de Catalunya en Comú-PodemXavier Domènech, no ha acabado de encontrar su sitio en el debate. Se ha erigido en medio de los dos bloques que quiere impugnar, y a veces se ha visto atrapado en el centro, entre el fuego cruzado. Si bien ha recordado que su espacio político es el que ha recorrido la aplicació del artículo 155 ante el Tribunal Constiucional, que "nos ha dejado vulnerables", tambien ha denunciado que después de las elecciones del 27-S el procés empezó a tener "menos de país y demasiado de partido y de poder".

Domènech ha defendido que la única alternativa al actual callejón sin salida es un gobierno del "catalanismo progresista", que vaya más allá de las siglas. Lo ha contrapuesto al "bloque Frankenstein" -también le ha llamado "bloque José María Aznar- que serría la suma de Ciutadans, el PSC y el PP, una suma que por otro lado ha recordado que no es suficiente.