En el arte de la negociación política, el camino más directo no siempre es el más rápido. Mariano Rajoy quiere llegar a la ronda del Rey el 19 de julio con los avales necesarios para ser investido. Le valdría con la abstención del PSOE, pero su socio preferente está indeciso sobre qué papel quiere adoptar en las negociaciones. La negativa oficial de Ferraz ha empujado a Rajoy a aparcar la gran coalición momentáneamente y tantear el terreno con Ciudadanos. La formación de Albert Rivera también ha puesto de su parte y en las últimas horas ha diluido el veto a Rajoy para no quedarse fuera de los diálogos. 

Se esperaba que Rajoy empezara la ronda de llamadas este jueves con el PSOE, pero lo hizo con Coalición Canaria. El PP no renuncia a un gobierno de gran coalición para los próximos cuatro años. Este le daría una mayoría absoluta para implementar reformas y aportar solidez en medio del escenario convulso que vive la Unión Europea. Para ello, Génova se abrió este lunes a la reforma constitucional, la reforma del sistema de financiación autonómica, la ley electoral o la revisión de la reforma laboral. Según la vicesecretaria de Estudios y Programas, Andrea Levy, también cabría sumar los Presupuestos Generales del Estado para el 2017.

Los socialistas se debaten sobre si abrazar por activa o por pasiva la gran coalición. Dos voces favorables a dejar gobernar Rajoy se han pronunciado en las últimas 24 horas: el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y el el ex mandatario socialista europeo, Javier Solana. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, lleva desde el día de las elecciones sin pronunciarse públicamente. Todo hace pensar que en Ferraz están reflexionando. Y en Génova quieren ser pragmáticos: seguirán tanteando al resto de posibles aliados.

Dentro de la idea de gobierno con el PSOE, el PP también tiene en mente un acuerdo con Ciudadanos. La formación naranja vive actualmente un debate interno sobre la idoneidad de mantener o no el veto a Rajoy, como informaba este miércoles El Nacional.

El secretario de Organización del PP, Fernando Martínez Maíllo, se ha abierto a negociar la Mesa del Congreso. A opinión de Maíllo, si se consagra la idea de que tiene que ser alguien diferente a quien gobierna, se podría llegar a plantear la oferta a la formación naranja. Si no es el sitio de presidente, el PP podría cederle un lugar en la Mesa. Los 137 escaños que los populares consiguieron en las elecciones generales del 26 de junio le aseguran cuatro de los cinco lugares que hay. 

Esta proximidad por parte del Partido Popular podría constituir la antesala de un pacto PP-C's donde el PSOE tuviera más incentivos para la abstención.

El veto se diluye unas horas

Los de Albert Rivera siguen considerando que el PP debe abordar al PSOE, porque con el apoyo de C's no es suficiente para pasar la investidura. Pero la cuestión del veto a Rajoy les sigue generando contradicciones internas. "Si es por nosotros, no habrá terceras elecciones" dijo el portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta. La consecuencia inmediata de sus palabras fue diluir la condición. "Hablar de nombres es bloquear" llegó a afirmar.

Cuando parecía que el presidente en funciones dejaba de ser línea roja, el vicesecretario general, José Manuel Villegas, matizó las palabras de su compañero de partido. "Si hay renovación, con un nuevo gobierno y nuevos equipos, estamos dispuestos a comprometernos. Y si no hay esta renovación, estaremos en la oposición, una oposición constructiva" aclaró Villegas.

La formación naranja quiere hacerse un lugar en las negociaciones y aparcará la cuestión momentáneamente. C 's pide que se constituya una mesa "con las fuerzas constitucionalistas" donde se hable de reforma electoral, pacto educativo, acuerdo sobre las pensiones públicas o reforma de la justicia. Tampoco descartarían ahora entrar en el gobierno, si la coyuntura de renovación les es favorable. Según Girauta, podría ser otra medida a valorar el someter el presidente a una cuestión de confianza a mitad de la legislatura.

La vía 175

Rajoy ha empezado la ronda de contactos con CC, que sólo tiene un escaño. Ahora bien, este es simbólico del plan B que el PP intentará explorar. Con el sí de CC (1), el del Partido Nacionalista Vasco (5), el de C's (32) y la abstención del diputado de Nueva Canarias (1), Rajoy pasaría la investidura. Serían 175 votos a favor, 174 en contra y una abstención. Un gobierno en minoría no es su sueño idílico, pero lo mantendría en el poder. Esta estrategia presenta complicaciones, como la negativa del PNV a ser sumado al acuerdo y la del diputado Quevedo.

"Que nos esperen sentados" dijo el responsable del área institucional de los nacionalistas vascos, Koldo Mediavilla. Las palabras de Medivilla respondían la petición del ministro de Sanidad en funciones, Alfonso Alonso, que se incorporara a las negociaciones. El partido autonómico asegura que no está "en el escenario de apareamiento" y tampoco han decidido qué piensan hacer de ahora en adelante. Por el lado de NC, el canario ha asegurado que no se abstendrá aunque el PSOE se lo pida. 

Así las cosas, alguien podría acabar rendido ante los pies del PP, si gana el miedo a unas posibles terceras elecciones. El tiempo apremia en España y en la Unión Europea.