La mesa de diálogo entre el Estado y la Generalitat ha propiciado, hoy en la librería Blanquerna de Madrid, otro diálogo: el diálogo entre la izquierda y la derecha española. Una izquierda y una derecha, eso sí, que pintan más bien poco. A un lado, el exvicepresidente español Pablo Iglesias, defendiendo unas posiciones mucho más valientes que las dispuestas a asumir hoy por La Moncloa. En el otro lado, José María Lassalle, exsecretario de Estado en el gobierno Rajoy y representante de una derecha liberal e ilustrada española que hoy está huérfana de representación política. Los dos juntos, retirados de la primera línea política, han inaugurado el ciclo Catalunya-Espanya y han intentado sondear las oportunidades pero también los límites de la vía de comunicación establecida entre los dos gobiernos.

Iglesias, por su parte, ha recordado que "hay una oportunidad histórica" para abordar el conflicto catalán. Según el exvicepresidente, el escenario político actual en España lleva sólo a dos escenarios: un gobierno del PP y Vox con una involución social y territorial, o un entendimiento entre el PSOE y otras fuerzas que le obligan a redefinir los equilibrios territoriales en España. Y es aquí donde lo ha ligado con la mesa de diálogo: "O la mesa de diálogo habla de soberanías compartidas, o no habla de nada. No tendría sentido que debatiera sobre competencias o grandes infraestructuras concretas. No se solucionará así".

A partir de aquí, han venido las advertencias. En primer lugar, a Junts per Catalunya, formación sin la cual no se puede tirar adelante ninguna solución política, ha admitido. A este espacio político le ha recordado que "es muy difícil derrotar un Estado" en un enfrentamiento directo. Porque el Estado entero va contra ti: desde la "descarada politización de los jueces" hasta el discurso del rey Felipe VI el 3-O del 2017. Pero también ha admitido que tiene "dudas" de que en el PSOE haya "voluntad de asumir y liderar reformas que implicarían una estructura territorial diferente". De hecho, se ha remitido al último congreso de los socialistas: "Que Sánchez reivindique a Felipe González revela una preocupante falta de ambición". Por si faltaban problemas, ha constatado un tercer problema: "No hay nada parecido a una estrategia por parte del gobierno catalán". Ve, más bien, una simple "disputa de la hegemonía" a Catalunya.

En el otro lado, José María Lasalle, con sus matices, también ha defendido la vía de diálogo. Lo ha contrapuesto a "una parte de la sociedad española", y también de la catalana, que se encuentra "cómoda instalada en el conflicto". En este sentido, el exsecretario de Estado del PP ha defendido que "tenemos que ser capaces de pensar que hay una oportunidad para el diálogo". Eso sí, ha advertido que este diálogo exige lealtad entras las partes. Si no, ha continuado, "será imposible". También ha pedido "autocrítica" a todas las partes. Y que de lado del Estado no haya "miedo" a una posible reforma constitucional.

Ahora bien, a pesar de defender el diálogo y señalarme los límites, los dos se han mostrado más bien pesimistas o poco ambiciosos sobre los frutos que pueda dar. "¿Se resolverá el conflicto en la mesa? No. Necesita altas dosis de serenidad colectiva", ha sintetizado José María Lassalle. "Si ni el PSOE ni ERC juegan el papel que les ha tocado, eso será muy difícil", ha concluido Pablo Iglesias.