El año pasado, la segunda edición del galardón a la "independencia" judicial se lo llevó el juez Pablo Llarena, magistrado instructor del Tribunal Supremo sobre quien recayó la querella del procés por rebelión del fiscal José Manuel Maza. Recibió una gran ovación de la judicatura española. El destino ha querido que este año, para la tercera edición, los galardonados también a la "independencia" sean siete, los integrantes de la sala segunda del alto tribunal que juzgaron y condenaron a los presos políticos catalanes a casi un siglo entre rejas: Manuel Marchena, Andrés Martínez Arrieta, Juan Ramón Berdugo, Luciano Varela, Antonio del Moral, Ana Ferrer y Andrés Palomo. También han recibido una fuerte ovación de los asistentes a la ceremonia de los Premios Confilegal, en el Hotel Palace de Madrid.

La cúpula de la judicatura española en una sala de hotel. Varios centenares de personas, desde procuradores y abogados hasta magistrados y fiscales, pasando por otros representantes del ecosistema judicial. La crème de la crème del poder judicial español. Uno de los más puntuales, media hora antes de la hora prevista de inicio del acto ha sido el mismo Pablo Llarena, con un rostro sonriente aunque todavía no tiene resuelto el quebradero de cabeza de las euroórdenes. Poco después ha llegado Manuel Marchena, que se ha sacado un peso de encima con la sentencia emitida el 14 de octubre. Por allí también paseaba José Manuel Maza júnior, hijo del difunto fiscal general del Estado, que el 10-N fue a las listas de Pablo Casado. También Carmen Lamela, la jueza que los envió a prisión. Para acabar de adobarlo|arreglar, los galardones han sido entregados por la notaria mayor del Reino, o lo que es lo mismo, la ministra de Justicia en funciones Dolores Delgado. Le ha acompañado Julián Sánchez Melgar, magistrado del Tribunal Supremo y exfiscal general del Estado. Entre el público también había el exministro del PP Rafael Catalá.

Ha sido justamente Sánchez Melgar el encargado de entregar el premio a la sala de Marchena, y regalar las orejas al tribunal. El magistrado ha empezado con un recuerdo por el fiscal Maza. Inmediatamente después ha pasado a los premiados, de quien ha dicho que "han dado un ejemplo al mundo entero de cómo se pueden hacer bien las cosas". Y ha añadido: "¡Aquí no hacen falta observadores! Todo el mundo ha sido observador". Ha llegado a decir que el juicio al procés "debería estudiarse en las facultades de derecho". Ha hecho un esfuerzo por subrayar que los condenados han contado con todas las garantías. "Ejemplo" es la palabra que más ha repetido.

Paradójicamente, el único que no ha entrado a valorar el juicio ha sido el magistrado Manuel Marchena. El galardonado se ha limitado a agradecer el premio a la independencia a quien le han dado. "Cualquier premio a un magistrado es un premio en toda la sala", ha defendido al presidente de la sala de lo penal del Supremo. Lo ha dedicado a la secretaria de sala Maria Antonia Cao y al magistrado de la sala segunda ya jubilado Luciano Varela. Ha mojado más pan el magistrado Juan Ramón Berdugo, que ha querido dejar claro que "la independencia del tribunal del procés no puede ser objeto de discusión".

La ministra de Justicia, que ha concluido el acto de entrega de los premios, tampoco se ha extendido demasiado. Dolores Delgado se ha limitado a dar la enhorabuena “a todos los premiados, todos más que merecidos”.

Ha parecido una ceremonia hecha a medida de Manuel Marchena. Incluso los otros premiados se han referido al "tribunal del procés". El también magistrado de la sala de lo penal del Tribunal Supremo, Vicente Magro, integrante del tribunal de La Manada, ha recibido el premio al "compromiso" por la articulación de una novedosa doctrina en materia de violencia machista. Pero ha querido empezar su discurso diciendo que el premio también tendría que ser para el tribunal de Marchena, que ha recibido "un merecido homenaje a su labor". Se ha reivindicado "orgulloso" de formar parte de ella.