El Estado ya ha hecho el homenaje que había prometido a los más de 28.000 muertos confirmados que ha dejado el coronavirus en España. El acto ha tenido lugar este jueves por la mañana en el Palacio Real de Madrid, en torno a un pebetero que ha honrado su memoria. Con todas las autoridades españolas y las máximas de la Unión Europea, el Gobierno ha querido dar protagonismo a la sociedad civil. Un protagonismo que sólo ha roto el rey Felipe VI, que ha abierto la ceremonia con su llegada y lo ha clausurado con su discurso.

Estaban presentes todos los poderes del Estado, desde el Gobierno en pleno hasta las presidentas del Congreso y el Senado, pasando por los presidentes del Tribunal Supremo y la Tribunal Constitucional. También todos los presidentes autonómicos, incluyendo a Quim Torra e Íñigo Urkullu, una imagen sin precedentes. Y las máximas autoridades europeas: los presidentes del Consejo Europeo, la Comisión Europea, el Parlamento Europeo y el alto representante Josep Borrell. También el director general de la OMS y el secretario general de la OTAN. De partidos políticos con representación en las Cortes españolas, han asistido todos menos Vox. Pero el gran protagonista ha sido el monarca, que ha podido esquivar las sombras de corrupción que amenazan la institución. No ha estado presente el rey emérito.

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De hecho, el acto no ha empezado hasta la llegada de la familia real, sólo Felipe VI, Letizia, Leonor y Sofía. Una vez en su lugar preeminente en la plaza de armas del Palacio Real, en torno a un pebetero encendido, la orquesta sinfónica de Televisión Española ha interpretado el himno español. La periodista Ana Blanco ha presentado el acto en castellano, y después voces grabadas lo han hecho, por este orden, en euskera, catalán, gallego, inglés y francés. En este momento se han escuchado, desde fuera de las instalaciones reales, unos pocos gritos de algún detractor de Pedro Sánchez.

Sólo ha habido tres parlamentos. El primero ha sido de Hernando Calleja, hermano del periodista José María Calleja, víctima del coronavirus. Ha empezado citando nombres conocidos que han perdido la vida por la pandemia, como la actriz Lucía Bosé o el dramaturgo Josep Maria Benet i Jornet. Pero ha recordado que "hoy estamos aquí para honrar a las muertes anónimas y silenciosas que perdieron la vida a consecuencia de la terrible enfermedad". Ha reclamado memoria como deber: "Descansen en paz y queden en la memoria de todos, en la memoria de España".

 

El segundo parlamento ha sido de la catalana Aroa López, enfermera del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, que ha admitido que en muchos momentos han sentido "impotencia". No sólo ha recordado al personal sanitario, algunos de los cuales se han dejado la vida, sino también a la "primera línea", los trabajadores esenciales. Ha asegurado que esta experiencia "les marcará para siempre". Y ha aprovechado para dirigirse a los poderes públicos presentes para que defiendan la sanidad pública y "garanticen la dignidad de nuestras profesiones".

aroa lopez enfermera valle|foso hebron homenaje coronavirus EFE

Una vez ha acabado la sanitaria catalana, las autoridades presentes, de una en una, han hecho la ofrenda de una rosa blanca al pebetero, acompañadas de una víctima del coronavirus. Ha empezado la familia real con Calleja y López, y después el resto de autoridades.

Después de la ofrenda, Felipe VI ha vuelto a concentrar el protagonismo con el discurso de clausura. En su parlamento, el monarca español ha hecho suyo el lema del Gobierno, haciendo un llamamiento a la "unidad" para poder "mirar el futuro con confianza y esperanza" desde el "respeto y el entendimiento". Ha tenido una mención para los trabajadores sanitarios y esenciales, que han hecho "mucho más que cumplir su deber", y para la sociedad española, que ha dado ejemplo. "La responsabilidad, la fuerza moral, la determinación ante las adversidades y el espíritu de superación del pueblo español nos muestran el camino a seguir", ha concluido.

El acto ha acabado con la lectura del poema Silencio de Octavio Paz, con una grabación del actor José Sacristán. Ha habido un minuto de silencio y se ha vuelto a cerrar el acto en castellano, euskera, catalán, gallego, inglés y francés. La familia real ha sido la primera en abandonar la plaza de armas del Palacio Real.

Representación de la sociedad civil

Han asistido unas 400 personas, siempre garantizando la distancia de seguridad. De estas, tres quintas partes eran representantes de la sociedad civil. Han llegado de todo el Estado: La Moncloa ha pedido a todos los presidentes autonómicos que invitaran a cuatro víctimas o miembros de la sociedad civil de sus territorios. Aparte de estas víctimas, según fuentes del ejecutivo, todas las solicitudes de víctimas que han llegado tanto a Presidencia como a la Casa Real han sido atendidas y han asistido al acto. Las víctimas en total han sido un centenar. También había trabajadores esenciales, desde periodistas y cajeros hasta basureros o funerarios, pasando por militares o agricultores. Y representantes de todos los cuerpos policiales, también de los Mossos y la Ertzaintza.

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Torra agradece el acto

Al acabar el acto, en breves declaraciones a los periodistas, el president Quim Torra ha querido agradecer al Gobierno "la organización de este acto sobrio y emotivo". Ha asegurado que "nuestro corazón" está con todas las víctimas de España. "No las olvidaremos nunca", ha dicho el president de la Generalitat. También ha expresado su "gratitud" para todas las personas "que han cuidado de nosotros estos días". Se ha comprometido a "respetar su trabajo y que lo puedan hacer con todas las condiciones".