La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil centra desde principios de esta semana una nueva guerra política entre el PSOE y el PP; la más tóxica, hasta ahora, de esta legislatura. Las maniobras para desacreditar el aparato policial responsable de las investigaciones sobre el entorno de Pedro Sánchez han dejado al descubierto nuevas tramas de las cloacas del Estado español. Y eso ha provocado que sus dos principales partidos hayan incrementado la agresividad de los discursos para atacarse entre ellos. Tanto en Génova 13 como en la calle Ferraz utilizan el concepto de 'mafia' para desacreditarse entre adversarios y se hacen referencias a personajes como Vito Corleone u "organizaciones criminales" con "sede en Sicilia". Incluso Sumar y Yolanda Díaz han elevado el tono por primera vez contra su socio de Gobierno ante un presunto caso de corrupción. Alberto Núñez Feijóo, por su parte, se ha apresurado a convocar la enésima manifestación en Madrid contra el presidente del Gobierno y ha vuelto a caer en la vía fracasada de alargar la mano a formaciones como Junts y PNV para una moción de censura.

Por una parte, se han filtrado audios de una afiliada en el PSOE y un empresario en los que se afanan por conseguir información comprometedora de investigadores de la UCO, unidad que se encuentra tras las indagaciones en los casos judiciales que asedian a Pedro Sánchez: el de su esposa, su hermano, el del fiscal general del Estado y el de José Luis Ábalos y Koldo García; también había rumores sobre la preparación de un informe específico sobre Santos Cerdán, actual secretario de Organización del partido, pero el periódico ABC ha informado a través de fuentes investigadoras de que no existe un documento específico sobre él. En estos archivos sonoros también se señala al presidente del Gobierno como cerebro de la trama para conseguir trapos sucios. Y de la otra, se han publicado mensajes de miembros de esta unidad policial, que para acabar de complicarlo ahora forma parte del gobierno de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, fantaseaba sobre colocar una bomba lapa en el coche del presidente y buscaba información delicada sobre socialistas. Una información, que este sábado, ha tenido que ser desmentida por La Sexta, uno de los medios que la difundió, y que tuvo que pedir disculpas por un "error de comprensión lectora" que los hizo interpretar justo todo el contrario, porque en realidad era el excapitán de la UCO quien temía que un sicario contratado por Sánchez y pusiera una bomba adosada al coche.

El 'dúo' de Leire García y Javier Pérez Dolset

Vamos por partes. La semana arrancaba con la publicación en El Confidencial de un audio sobre una conversación entre la socialista Leire Díez, el abogado Jacobo Teijero y los empresarios investigados por la Audiencia Nacional Javier Pérez Dolset y Alejandro Hamlyn. En aquel diálogo, la militante del PSOE de Cantabria —conocida por miembros de alta jerarquía del partido, que ha ocupado lugares de responsabilidad en empresas públicas con el gobierno de Pedro Sánchez y que algunos medios sitúan como 'fontanera' de la formación y persona de confianza de Santos Cerdán— solicita a Hamlyn información comprometedora sobre Antonio Balas, teniente coronel de la Guardia Civil y jefe del Departamento de Delincuencia de la UCO, así como de José Grinda, fiscal, Anticorrupción que acusa a Pérez Dolset y que ha liderado investigaciones como la operación Catalunya o el caso 3%. También se ha publicado que esta afiliada socialista ofreció a algunos medios un vídeo sexual sobre el fiscal para denigrarlo.

Aparte, el fiscal también denunció que una persona le había ofrecido un posible soborno a cambio de cerrar varias causas, una de ellas el caso Zed, en el que está investigado Pérez Dolset por fraude de subvenciones, insolvencia punible y desvío irregular de fondos de su empresa. Este empresario excusa ahora que él y Leire García hace seis años que "investigan las cloacas del Estado". En declaraciones a El País, se identifica como "víctima de la policía patriótica". Sin embargo, ha sido uno de los grandes protagonistas de esta semana porque, en una conversación con El Confidencial aseguró que Pedro Sánchez y Santos Cerdán lideraban la operación para conseguir información comprometedora de la UCO. El Mundo, por su parte, ha publicado una reunión entre Díez y un guardia civil implicado en el caso Koldo en el que se le ofrece ayuda a cambio de información sobre sus superiores.

Oscuras maniobras dentro de la UCO

Para enfangar todavía más esta guerra, RTVE publicó este miércoles mensajes de whatsapp intercambiados entre el capitán de la UCO Juan Vicente Bonilla —encargado en su momento de investigar el caso Koldo— y su confidente José Luis Caramés, empresario imputado en la trama por el fraude de los hidrocarburos. En ellos queda demostrado cómo tienen la intención de publicar información comprometedora sobre los "rojomorados", el PSOE y el gobierno de Pedro Sánchez.

El Plural también ha publicado mensajes en los que se refieren al presidente del Gobierno como "inútil", "mentiroso" o "traidor". Para retorcerlo todavía un poco más, Juan Vicente Bonilla fue el pasado mes de octubre contratado por el gobierno de Isabel Díaz Ayuso como titular de la Gerencia de Seguridad del Servicio Madrileño de Salud, en un momento en que en sus manos tenía información preciadísima sobre el caso Koldo. Y mientras estaba en la Guardia Civil estaba bajo las órdenes Antonio Balas, el miembro de la UCO en la diana de Leire Díez.

Una respuesta errática del PSOE

Nadie del PSOE es capaz, en público ni en privado, de explicar qué pinta Leire Díez en esta trama para conseguir trapos sucios. Nadie la sitúa en el círculo de confianza de Santos Cerdán, y menos aún que haya actuado bajo las órdenes del partido o de la Moncloa. Pero sí que reconocen haberse hecho fotos y haber tomado cervezas con ella en alguna ocasión. Después de convertirse en la protagonista de la semana, este viernes se filtraban unos mensajes que Leire Díez enviaba a un grupo de WhatsApp de militantes, en el que se mostraba "tranquila" y aseguraba que se acabará sabiendo "la verdad".

El Gobierno asegura, por su parte, que no existe ninguna trama de corrupción y que, por lo tanto, no caerá. Lo único que reconocen fuentes del ejecutivo es que les preocupa el ruido que se deriva de este caso. Argumentan, pues, que el motivo por el que Pedro Sánchez ha estado esta semana en silencio y no ha dicho ni mu sobre este escándalo es para no echar más leña al fuego. La Moncloa optó este jueves por no permitir preguntas de los periodistas en la comparecencia conjunta que el presidente del Gobierno hizo en el palacio con su homólogo esloveno, Robert Golob; cosa que no es habitual en este tipo de visitas.

Este caso de la UCO ha cogido una dimensión mucho mayor que otros casos de presunta corrupción en el entorno de Pedro Sánchez. El miércoles, la dirección del PSOE convocó a algunos periodistas al cuartel general de la madrileña calle de Ferraz para trasladarles en privado su versión de los hechos, una gestión comunicativa de crisis que ni el PSOE ni el Gobierno habían hecho anteriormente con casos como el de Begoña Gómez, David Sánchez, el fiscal general o incluso la trama Koldo-Ábalos. Pero la publicación de estos audios cogió a los socialistas desprevenidos. La convocatoria a la prensa se hizo 48 horas después de que estallara el escándalo, y quedó demostrado que el partido de Sánchez no sabía como reaccionar ante la polémica: en aquella conversación aplazaban la posibilidad de abrir ningún expediente informativo a Leire Díez y menos de una hora más tarde comunicaban públicamente la decisión de tirarlo adelante, pero sin sanciones como medidas cautelares.

En el comunicado para anunciar la apertura del expediente, los socialistas empezaban a utilizar un lenguaje especialmente duro contra el PP: aparte de amenazar a algunos medios con acciones legales, comparaban al PP con la familia de Vito Corleone, el 'padrino' de Mario Puzo y Francis Ford Coppola; una manera de decir que no aceptarían lecciones de un partido condenado por corrupción. Minutos antes, en la sesión de control al Gobierno celebrada en el Congreso de los Diputados, el popular Elías Bendodo había acusado al ejecutivo de Sánchez de tener "sede en Sicilia". El día anterior, el portavoz Miguel Tellado se refirió al Gobierno como "organización criminal". Y durante el resto de la semana, Alberto Núñez Feijóo se ha referido, sin tapujos, al PSOE como "mafia" y a Sánchez como "capo". El término también ha sido utilizado por Óscar López, ministro de máxima confianza de Sánchez, que ha asegurado estos días que los socialistas son víctimas de una "campaña mafiosa".