Observando la tierra desde la distancia, la industria aeroespacial puede abrazar una infinidad de actividades, desde las telecomunicaciones hasta el control de rebaños en el Pirineo o de tala ilegal de bosques. De hecho, ha generado todo un nuevo sector económico que en Catalunya ya cuenta con empresas punteras. Con este punto de partida, el Govern ha aprobado hoy la estrategia de la denominada Nueva Economía del Espacio para impulsar lo que el conseller de políticas digitales, Jordi Puigneró, define como "un nuevo sector económico de alto valor añadido y generador de oportunidades", que se basa en el uso de satélites más pequeños y de menor coste que orbitan a baja altura, los denominados nanosatélites.

Según Puigneró, en este sector "Catalunya puede, en 5 años, desarrollar como mínimo unos 1.200 puestos de trabajo y una facturación de 280 millones de euros". En el marco de la estrategia aprobada hoy, que cuenta con un presupuestos de 18 millones de euros en cuatro años, el Govern creará la nueva Agencia Espacial de Catalunya, la estructura administrativa para gestionar y desplegar la aplicación de las políticas de actuación en este ámbito.

La primera actuación será la puesta en marcha de una infraestructura experimental avanzada de telecomunicaciones en colaboración con el Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya que cuenta con un presupuesto de 2,5 millones de euros e incluye el lanzamiento de dos nanosatélites para "desplegar y validar aplicaciones y servicios experimentales de conectividad global de Internet de las Cosas (loT) y de procesamiento de imágenes y teledetección de observación terrestre".

¿Qué son los nanosatélites?

Se trata de satélites pequeños, de uno a diez kilos, que pueden llegado a alcanzar 2.000 kilómetros de altura, se pueden construir en seis u ocho meses y tienen una vida de unos cuatro años, después de los cuales caen a la tierra, atraídos por la gravedad. Los dos nanosatélites que lanzará el Govern se podrán utilizar para comunicaciones 5G y permitirán complementar la conectividad de las redes terrestres, para analizar fenómenos meteorológicos o movimientos terrestres y monitorizar explotaciones agrícolas, estudios de reservas de agua o contaminación atmosférica.

El lanzamiento está previsto para el primer semestre del 2021 y permitirá, según la nota de prensa del Govern, "disponer de cobertura en zonas del territorio que a fecha de hoy no están cubiertas".

Puigneró ha ironizado que el Gobierno no tiene previsto enviar a ningún astronauta al espacio, pero sí impulsar una infraestructura de nanosatelites que permitan presentar mejor servicios y a la vez se conviertan en "la infraestructura sobre la cual se pueda construir una industria espacial catalana". El objetivo en cuatro años es el lanzamiento de una constelación de nanosatélites, con seis aparatos.

En Catalunya ya existen empresas, como Opencosmos o Sateliot, que se han situado entre las líderes mundiales en nanosatélites y el Govern se propone apoyarlas, para que se multipliquen en los próximos años .

Según Puigneró, esta tecnología desarrollará dos grandes industrias: una relacionada con el diseño y desarrollo de nanosatélites; y una segunda de servicios digitales que se desplegarán a partir de esta infraestructura, especialmente por lo que respecta a la observación de la tierra, la conectividad en determinados puntos del país, y la creación de una red de servicios 5G aplicado a la internet de las cosas. "Queremos convertirnos en un país digital, no sólo consumidor, sino también productor de estas tecnologías," ha argumentado el conseller.

Restriccionnes del Estado

Sobre la posibilidad de que el Estado español plantee alguna restricción, el conseller recuerda que el Estado tiene competencia hasta 50 km de altura en el control del espacio aéreo, pero en este caso se refiere a órbitas internacionales donde los proyectos industriales tienen cabida. "No hay que ser los EEUU para impulsar sectores de estas características. Finlandia, Luxemburgo o Reino Unido ya lo hacen", ha argumentado Puigneró. Asegura que no puede haber ninguna restricción porque las competencias no son exclusivas del Estado.