Ya es oficial: el Consejo de Ministros concederá mañana los indultos a los presos políticos independentistas. Y La Moncloa ya ha puesto en marcha toda la maquinaria, la política y también la técnica. Este mediodía, el presidente Pedro Sánchez dará una conferencia en el Gran Teatre del Liceu para presentar la medida de gracia delante de la "sociedad civil catalana". Por la tarde, a las cuatro y media, está convocada una reunión extraordinaria telemática de la comisión de secretarios y subsecretarios, presidida por la vicepresidenta Carmen Calvo. Es el paso previo para incluir asuntos en el orden del Consejo de Ministros. Normalmente se celebra los jueves.

Los indultos serán parciales y reversibles, y teniendo en cuenta las circunstancias de cada uno de los nuevos presos políticos independentistas. Se calcula que cada expediente, individualizado, tendrá una argumentación de unas treinta páginas. Una vez hayan sido aprobados por el Consejo de Ministros, tendrán que ser firmados por el rey Felipe VI, publicados en el Boletín Oficial del Estado y aplicados por el Tribunal Supremo, que tendrá que recalcular las condenas. Como mucho, se espera la salida de los presos el miércoles.

La concesión de los indultos llegará tan sólo una semana después de la manifestación de la triple derecha en la plaza de Colón, emulando nuevamente la de febrero del 2019 contra la mesa de diálogo. Como la de hace dos años, fue capitalizada por la extrema derecha de Vox, y con una participación todavía menor: la mitad. En paralelo, la campaña de recogida de firmas contra la medida de gracia iniciada por el PP, emulando las mesas contra el Estatut, también queda lejos de las firmas que consiguió en la iniciativa original. Todo esto, una pista de aterrizaje para Pedro Sánchez, que también tiene pendiente la reforma de la sedición. También cómo queda la situación del president Carles Puigdemont y los consellers en el exilio, que evidencia discrepancias dentro del propio Gobierno.

Un día antes incluso de que se conociera el veredicto contrario del Tribunal Supremo, el pasado 25 de mayo, Pedro Sánchez allanó el camino desde Bruselas, asegurando hasta cuatro veces que "la venganza o la revancha" no se encuentran entre los "valores constitucionales" que él defiende. Desde entonces, se ha prodigado en su "pedagogía" sobre los indultos, a pesar de la revuelta de algunos barones y de la vieja guardia socialista, que ha conseguido sofocar. Preguntado sobre el coste político de la operación, el presidente del Gobierno respondía que "el coste sería dejar las cosas enquistadas".