Las camisetas y bufandas amarillas requisadas por la policía española durante el Boca-River del Santiago Bernabéu eran un "evidente riesgo para la seguridad". De esta manera ha justificado el gobierno español, en respuesta al senador de EH Bildu Jon Iñarritu, las requisas hechas a aficionados argentinos durante la final de la Copa Libertadores celebrada el pasado 9 de diciembre en Madrid.

"Como en cualquier otra celebración deportiva, se impidió la entrada en el recinto de objetos con evidente riesgo para la seguridad e integridad de los asistentes al partido de fútbol con independencia del color que los mismos pudieran tener", ha respondido el ejecutivo de Pedro Sánchez a los interrogantes planteados por el senador vasco.

 

En su batería de preguntas, registrada al día siguiente del partido, Iñarritu preguntaba entre otras cosas por qué razón agentes de la Policía Nacional retiraron prendas de ropa de color amarillo a seguidores del Boca Juniors, quién dio el orden (y si no hubo orden, por qué se hizo), cuál es la lista de los materiales requisados o si "tiene el gobierno ningún problema con el color amarillo".

La guinda era la pregunta final: "En 2011 el Gobierno malasio declaró ilegal vestir de amarillo, ya que era el color de un grupo de activistas de la oposición. ¿Contempla el gobierno español emular el gobierno malayo y prohibir vestir de amarillo?".