Quedan poquitas horas para que empiece la campaña electoral. Oficialmente lo hará la madrugada de este jueves. Lo cierto, sin embargo, es que ya hace días y semanas que el Parlament vive inmerso en un mitin constante. El Govern ha constado que con este clima no hay margen para entenderse con los partidos de la oposición. "Se está trabajando más en electoralismo que pensando en el bien común", ha lamentado la protaveu del ejecutivo.

Calculadora en mano y consciente de que corre el riesgo de volver a perder una votación importante en el Parlament, el Govern ha anunciado que retira del orden del día del pleno que arranca mañana el decreto ley sobre vivienda, encaminada a ampliar la oferta de vivienda de protección oficial, de la misma manera que se ha preferido no llevar los presupuestos al Parlament por falta de apoyos. Lo ha explicado la consellera de presidencia, Meritxell Budó, que ha añadido que "el hecho de encontrarnos en ciclo electoral no permite espacios de diálogo para sacar adelante la obra de gobierno". La decisión llega después de que la semana pasada el gobierno Torra perdió la votación en la cual el resto de partidos le pedían al president que vuelva a someterse a una investidura para comprobar si cuenta con la confianza del Parlament o que convoque elecciones.

Budó ha querido aprovechar para reiterar que si la semana pasada se aprobó la moción para convocar elecciones fue "por el voto de calidad de Llarena" y ha confirmado que de ninguna manera darán respuesta al clamor de la oposición. "El Govern está determinado a gobernar y el president Torra se siente legitimado".

El ejecutivo confía en que "después del ciclo electoral que ya se inició con las elecciones andaluzas, pueda reanudarse el diálogo". Es decir, a partir del 26 de mayo.

El Gobierno pinta líneas rojas a Sánchez

Con los resultados del CIS recién salidos del horno, la consellera de Presidencia ha reconocido que "es obvio que la interlocución pasaría por el PSOE" y ha añadido que "siempre hemos dicho que estamos abiertos al diálogo", ahora bien, siempre que sea un "diálogo sin exclusiones". Budó ha dejado claro que al margen de qué digan los partidos que integran el Gobierno, que no coinciden a la hora de poner condiciones a la investidura de Pedro Sánchez, desde el ejecutivo sí que se marcan "líneas rojas: la escuela en catalán, los medios públicos de comunicación, la lengua y que pueda hablarse de todo, también de autodeterminación".