Más de 30.000 personas según los convocantes y 25.000 según la policía española, han acudido a la manifestación en Pamplona contra la política lingüística del gobierno de Navarra, este sábado. Los manifestantes llevaban banderas de España y de Navarra y han coreado consignas como 'No imposición, libre elección', 'Navarra entera, montaña y Ribera' o 'Esto no es Euskadi, es Navarra'. Se han gritado vivas a Navarra y a España, a la policía y a la Guardia Civil. Han asistido representantes de Unión del Pueblo Navarro, PSOE, PP y Ciudadanos y la delegada del Gobierno en Navarra, Carmen Alba.

El motivo formal de la manifestación es un código que encubre otras motivaciones. Oficialmente, grupos de funcionarios, especialmente maestros, se resisten a aceptar que el euskera sea exigencia para acceder a plazas públicas o regular los traslados.

Esas reivindicaciones laborales, sin embargo, sirven de paraguas al españolismo de quienes ven en las políticas del cuatripartito, que preside la soberanista Uxue Barkos, la intención de euskadunizar Navarra, de asimilarla al País Vasco. En ese ambiente, el discurso sobre el vascuence evoca, inevitablemente, los años del terrorismo, al que es fácil asociar lo euskaldún.

Jotas

Los organizadores tiran hacia el otro lado. Así, la marcha de este sábado culminó en la plaza del Castillo frente a un escenario donde se celebró un recital de jotas.

Ricardo Guelbenzu, representante de una de las entidades convocantes, la Asociación Doble 12, ha leído allí un comunicado en el que ha tocado todas esas cuerdas. De entrada, ha acusado al gobierno de Navarra de "favorecer a unos pocos a costa de perjudicar a la mayoría. Eso es discriminar".

"El euskera forma parte de nuestra cultura pero es hablado por una minoría en Navarra", ha dicho. Los asistentes a la movilización "somos de aquí" y "por eso queremos un euskera sin banderas, que no divida, que no discrimine y que sirva tan solo para comunicarse, como cualquier otro idioma".

"En la gran mayoría de puestos no debería ser contemplado como mérito hablar euskera", porque este idioma "ni se necesita ni se usa tanto", ha dicho más adelante. "Al dar un peso desproporcionado al euskera impiden en la práctica el acceso en igualdad de condiciones a la función pública [porque] discriminan a los castellanohablantes".

Antes, Guelbenzu ya había avisado, siguiendo su lógica, que "favorecer a los euskaldunes equivale a discriminar a los castellanoparlantes".

Politizar el euskera

De la misma manera, cree que el gobierno foral "busca llenar la enseñanza navarra de profesores euskaldunes, muchos de ellos de la comunidad vecina [el País Vasco] por delante del resto de docentes navarros no conocedores del vascuence". Para Guelbenzu, "libertad significa que tan legítimo es elegir estudiar algo como no hacerlo", y ha acusado al gobierno de "impedir las legítimas aspiraciones de una mayoría que ha optado legítimamente por no estudiar vascuence", en referencia a los funcionarios que carecen de competencia en lengua vasca.

También ha acusado al gobierno de Navarra de utilizar el euskera "para favorecer el acceso, los ascensos e incluso los traslados de los funcionarios, y ahora estas malas prácticas también las pretenden imponer a las empresas privadas mediante la nueva Ley de Contratos con las Administraciones Públicas, que es una vergüenza".

"Hoy estamos aquí para no permitirlo", ha destacado Guelbenzu, que ha llamado a trabajar por "una convivencia desde el respeto a la diversidad ideológica y de otra índole de todos los navarros".