Según la organización no gubernamental Transparencia Internacional, España ha registrado en el 2015 el peor dato de percepción de corrupción de su historia, lo cual refleja una "grave" situación de corrupción política, antes vinculada al urbanismo y ahora a la "contratación pública", sobre todo con respecto a empresas públicas y entes instrumentales de la administración como demuestra el último caso destapado, el de Acuamed.

Exactamente, en una escala de 0 (percepción alta) a 100 (percepción ínfima), el Estado ocupa la posición 36 de 168 países, con 58 puntos, en el Índice de Percepción de la Corrupción 2015, compitiendo directamente con Eslovenia o Corea del Sur, pero si nos fijamos sólo en los compañeros europeos, España es el peor alumno. El resultado "catastrófico" que saca España en este informe no significa, sin embargo, que la corrupción haya aumentado en el 2015, sino que los datos son "más rigurosos" y beben de "más fuentes de información" de lo que hace años, han explicado los responsables del informe. El organismo considera que los sistemas de control se han demostrado más eficaces durante los últimos años. Eso ha provocado, según Transparencia Internacional, que se hayan conocido numerosos casos y que por lo tanto, estos hayan influido "intensamente" en la percepción de la ciudadanía, hasta llegar a un estado general de indignación, remarca el organismo.

Tratamiento integral

No obstante, la organización también avisa de que las medidas puestas en marcha hasta ahora todavía son "insuficientes". Transparencia Internacional asegura que hay que insistir en el trabajo anti-corrupción en todos los niveles del gobierno. De hecho, ante el "serio" problema de corrupción que sufre España, hace falta afrontarla de "manera integral" y sin "remiendos", han explicado. Auguran también que esta percepción podría manchar la imagen del país y por lo tanto, asustar a posibles inversores. Ante el actual contexto político, el organismo considera que la inestabilidad puede ser un problema para la continuidad de las reformas, pero al mismo tiempo, cree que puede haber una oportunidad para el cambio con la llegada de las nuevas fuerzas políticas.

(FOTO: Vista del caso Arona, en Santa Cruz de Tenerife / EFE)