Es todo muy lento y no hay nada cerrado. En estos términos se expresaban esta noche fuentes implicadas en la negociación para hacer Govern. A lo largo de la tarde, las delegaciones de Esquerra Republicana y Junts per Catalunya han reanudado formalmente las conversaciones con una reunión de casi dos horas que ha tenido lugar en el Parlament. Un encuentro que, según explica alguno de sus protagonistas, desprendía buen clima entre los equipos negociadores de los dos partidos.

Más allá del ruido de las últimas horas, durante las cuales Junts ha puesto sobre el tablero la posibilidad de quedarse en la oposición, los dos partidos se han centrado en avanzar con el objetivo de volver a gobernar juntos. La opción de un ejecutivo de ERC en minoría no se ha debatido hoy. Tampoco se ha entrado todavía a hablar del esqueleto que tendrá el nuevo gobierno, de conselleries y cargos, de la estructura. Será el último capítulo, si es que se consiguen cerrar todas las carpetas previas.

Después de que la formación de Puigdemont bloqueara la investidura de Aragonès en las dos primeras votaciones, los republicanos les enviaron una serie de documentos con propuestas para desbloquear el acuerdo. Uno de ellos recogía, según informa ERC, una síntesis de los programas de los dos partidos. A lo largo de la Semana Santa se han analizado y estudiado los papeles y la cita de hoy ha servido, afirman, para apuntalar una base compartida sobre las líneas maestras del nuevo Govern, más allá del apartado sobre la independencia.

La aspiración de ERC es poder cerrar un acuerdo con Junts sin tener que retocar lo que ya se ha suscrito con la CUP. De hecho, los anticapitalistas ya han avisado de que si se altera, su apoyo a Aragonès puede variar.

Las aristas

Entre las propuestas que los de Junqueras hicieron llegar a Junts había también un apartado en lo referente a la mesa de diálogo. Este sigue siendo uno de los puntos espinosos. Si bien los junteros lo aceptan a regañadientes, quieren que ERC concrete qué pasará si, como es de prever, no se avanza en el diálogo con el Estado. Del pacto de ERC con la CUP se desprende que se dará un margen de dos años al Gobierno, pero que por si acaso se tendrá que ir preparando el nuevo embate, preferiblemente en forma de referéndum.

Otra de las divergencias principales tiene que ver con la unificación de la estrategia de los diputados en el Congreso que reclama Junts y que los republicanos no compran. El rol del Consell per la República, que se había convertido días atrás en un obstáculo mayúsculo, parece que se va desbloqueando, pero todavía tiene aristas. Aragonès advirtió en su último discurso en el Parlament que no admitirá sustituciones ni tutelas. No puso nombre, pero el mensaje iba dirigido a Waterloo.

El relevo de Cuevillas

Con respecto a la sustitución de Jaume Alonso-Cuevillas como secretario segundo de la Mesa, que se tendrá que volver a votar en el pleno, ERC no pondrá pegas para que Junts sitúe a una de sus diputadas, en este caso Aurora Madaula, pero insiste en que hace falta que forme parte de un acuerdo global que incluya el compromiso de Junts para investir a Aragonès. "No tiene que ser un problema", apuntan a este diario.

Los comunes han movido ficha para intentar desestabilizar la relación entre ERC y Junts presentando un candidato alternativo y reclamando a los republicanos que le den apoyo. La CUP ha anunciado que votará a favor de Madaula.

La fecha límite para el acuerdo, el 26 de mayo. Quedan 50 días. 

En la imagen pricnipal, Aragonès durante el segundo debate de investidura. / S. Alcàzar