Aunque han pasado ya casi cinco meses desde que estalló el CatalanGate, el caso de espionaje más importante con una sesentena de líderes y personalidades independentistas como víctimas, todavía queda mucho camino por recorrer. Una de las vías propuestas nació en el Parlament, precisamente después de que en el Congreso de los Diputados se constatara la negativa de investigar este escándalo. Pero aunque en la cámara catalana se aprobó abrir una comisión de investigación sobre el CatalanGate, esta no ha arrancado aún. Es por eso que este mismo martes, la portavoz parlamentaria de Esquerra Republicana, Meritxell Serret, ha contactado con los portavoces de Junts, la CUP y los  comuns para constituir la comisión la próxima semana y cerrar el plan de trabajo.

Estos son los cuatro partidos que dieron su 'sí' a constituir la mesa de trabajo, y aprovechando que estos últimos días se ha reanudado el curso político después de las vacaciones de verano los republicanos confían en que el resto de formaciones se pongan de acuerdo para iniciar los trámites. Así, ERC espera poner "hilo en la aguja en la constitución formal" de la comisión. Será Alba Vergés, vicepresidenta primera del Parlament, que ejerce ahora de presidenta de la cámara después de la suspensión de Laura Borràs, quien tendrá que convocar la sesión constitutiva.

Una comisión atascada durante meses

El espionaje del CatalanGate fue una de las cuestiones más calientes durante el segundo trimestre de este año, pero no ha sido fácil avanzar en su investigación. Y es que, si en el Congreso de los Diputados no se había aprobado por la negativa del PSOE a dar explicaciones y su posicionamiento al lado de la derecha para tumbar la comisión, en Catalunya la constitución del espacio tampoco tuvo un recorrido fácil. El 3 de mayo, los cuatro partidos anunciaban la creación de la comisión al Parlament, pero estuvieron semanas sin ir más allá. El principal escollo era, de hecho, la presidencia de la comisión: en un primer inicio ERC, Junts y la CUP la querían presidir; después la CUP se retiró y el desacuerdo latente era entre ERC y Junts. Ambas formaciones reconocían que había que ponerse de acuerdo con aspectos internos para desatascar la situación.

Todo ello no se desencalló hasta finales de julio, poco antes de las vacaciones de verano y dos meses y medio después de registrar la petición para crear una comisión de investigación del CatalanGate. Finalmente, fue la republicana Meritxell Serret la que conseguía hacerse con la presidencia. La comisión tendrá un año de vigencia, redactará un informe final y elaborará un dictamen que será debatido por el pleno del Parlament. Además, estará integrada por dos miembros de cada grupo parlamentario y se prevé la posibilidad de que asistan técnicos, responsables políticos, funcionarios públicos y altos cargos de la Administración General del Estado, especialistas, miembros de entidades y otras personas representantes que se pueda considerar de interés y que puedan aportar información relevante para la investigación.