Si consigue sumar para ser investido, Pere Aragonès se convertiría en el president más joven del Govern de la Generalitat de Catalunya, a sus 38 años. El candidato de ERC a la presidencia ha querido conectar este sábado con el segmento más joven de la población, en un acto con las juventudes de su partido.

El agotamiento pandémico y el desencanto por el desenlace del procés en octubre de 2017 apuntan a una desmovilización del electorado de menos edad. Por contrarestar este desánimo, Raül Romeva les ha advertido de que "el 14-F no son unas elecciones cualquiera", que si hay gente joven que piensa que tanto da quien gane las elecciones se equivoca". Contra "los pasotas" y los que "lo critican todo" ha reivindicado a los "valientes que ponen la cara y el cuerpo".

La estrategia de ERC para movilizar el voto más joven pasa por alertar de que, si se quedan en casa, el fascismo puede condicionar la gobernabilidad de Catalunya.

Siguiendo el hilo de los últimos días de campaña, Aragonès ha encendido la alarma anti-Illa, acusando a los socialistas de querer hacer "un Valls con Vox". Es decir, impedir que gobierne a un independentista aunque sea pagando el precio de pactar con la ultra derecha. Como hicieron PSC y Colau con Valls para evitar que Maragall llegara a la alcaldía. Una vez más, ha criticado que los socialistas "blanquean la ultra derecha calificándolos como hombres de estado". Y como una gota malaya, ha repetido la misma pregunta todavía sin respuesta, a Salvador Illa: ¿"aceptará los votos de Vox para impedir una presidencia de la Generalitat independentista? Su silencio es la respuesta", ha lamentado. Aragonès espolea a la juventud a votar masivamente por ERC para "hacer inviable cualquier operación que pase por la extrema derecha", es decir, para que no cuadre la suma alternativa a un gobierno independentista.

Por una República "que no dure segundos"

Los republicanos se comprometen a transitar hacia la independencia con determinación pero sin estridencias, desmarcándose de promesas como la de Junts de activar la DUI si el independentismo supera el 50% de los votos. "No queremos que la República que dure segundos, sin saber como consolidarla", ha argumentado Marta Rovira. La secretaria general de ERC ha conectado telemáticamente desde Suiza para remarcar la necesidad de aprender de los errores de 2017, cuándo "la ofensiva del Estado español" "paró" el movimiento. "O trabajamos y superamos las debilidades o quedaremos atascados como en 2017".

La receta de Rovira pasa por "explicar mejor" el proyecto independentista "a mucha gente que todavía hoy no sabe qué significa" y tejer "más complicidades internacionales". Se trata, ha dicho, de presentarse con el compromiso de gobernar priorizando "el interés general por encima del privado", de "corrupción cero", de "estar al lado de la gente cuando la gente peor está". Sobre la internacionalización de la causa independentista, la número dos de ERC ha reconocido, en presencia del exconseller de Exteriores Raül Romeva, que todavía "hay gente que no sabían quien éramos".

"Un año de mierda"

El vicepresident del Govern ha arrancado su discurso como acostumbra a hacer, recordando las víctimas que sufren los efectos del coronavirus, tanto a nivel sanitario como económico. Hoy, sin embargo, ha adoptado un tono más desenfadado. "Ha sido un año de mierda", ha concluido Aragonès.

Él, que hace más de una década hizo de portavoz de las JERC, ha recordado que se hizo militante del partido porque creía, como ahora, que "la independencia tiene sentido como herramienta para garantizar la igualdad de oportunidades".