'Solo Sí es Sí'. La ley estrella del Ministerio de Igualdad pasa por un mal momento. Son diversos ya los jueces que han rebajado las penas o incluso dejado en libertad hombres condenados por agresión sexual en vigor de la ley de Irene Montero. La ministra ha tildado de "machista" al colectivo de jueces y la derecha la ha acusado de redactar un texto que desprotege a las mujeres. Sofía Castañón es diputada en el Congreso y portavoz de Podemos en la Comisión de Igualdad. En esta entrevista con ElNacional.cat defiende que la ley va mucho más allá de las penas del Código Penal y afirma que los insultos a la ministra Montero son peligrosos: "Legitiman cualquier violencia hacia otra mujer".

¿Estamos ante un debate jurídico o político?
Estoy convencida de que se trata de un debate político porque anteriores leyes relacionadas con la violencia de género o los derechos sexuales y reproductivos ya han sido cuestionadas. Era extraño pensar que ahora no pasaría lo mismo. Y otra muestra de que estamos ante un debate político es que las críticas están concentradas en el Ministerio de Igualdad.

Y personificadas en la ministra Irene Montero.
Sí, porque reúne una serie de elementos que hacen que la tengan en el punto de mira: es una mujer joven, de clase trabajadora, de izquierdas y con toda la determinación para avanzar en el ámbito legislativo para conseguir derechos.

Por lo tanto, ¿usted descarta que la ley tenga lagunas? ¿Es, como decía Montero, un problema de machismo de los jueces españoles?
Siempre todo es mejorable, pero se trata de una ley que ha pasado por un proceso largo en el Consejo de Ministros, en el cual no solo ha pasado por el Ministerio de Igualdad, sino también por el de Justicia; además del Congreso, del Senado... muchas manos y muchos ojos y con un amplio apoyo en la cámara baja y la cámara alta. Por lo tanto, no es un problema de redacción. Es la interpretación de los jueces.

¿Por qué?
Si tenemos claro que el machismo existe en el sitio donde trabajamos, en el barrio, en los medios de comunicación y en la política, ¿cómo queremos pensar que los jueces son unos seres de luz y que son impermeables de una dinámica que está establecida desde hace siglos?

Por muy machista que sea el juez de turno, si la ley es lo bastante clara, eso no tendría que estar pasando.
No, no funciona así. Antes ya pasaba que dos policías de uniforme penetraban a una joven y el único castigo que recibían eran dos años de prisión y un cursillo. O como los jueces que consideran que no hay abuso de autoridad cuando un padrastro se mete en la cama de la hijastra de 13 años y la obliga a hacerle una felación. También el juez de la Manada consideró que en una penetración anal, vaginal y bucal simultánea había jolgorio.

El Consejo General del Poder Judicial ya advirtió que con esta ley había el riesgo de la petición a revisar sentencias.
Aplicar esta perspectiva implica no entender qué es lo más importante que hace la ley: acabar con la diferencia entre agresión y abuso. Acabar con esta diferencia significa tener una visión gradual de las cosas. La voluntad de los jueces se ve cuando deciden aplicar la menor pena en situaciones en las que hay una agresión con una serie de agravantes más que evidentes.

Entrevista Sofía Castañón cuerpo / Foto: Ana Beltrán
Sofía Castañón / Foto: Ana Beltrán

¿La derecha siente menos repulsión por las agresiones sexuales que la izquierda?
Está claro que las agresiones sexuales no las quiere nadie, porque no se pueden aceptar. Otra cosa es qué identifica cada uno como agresión sexual, y dónde colocas la sospecha. Es muy curioso que cuando alguien dice que lo han recibido, nadie lo pone en duda, por muy difícil que sea demostrarlo. En cambio, cuando dices que has sufrido una agresión sexual, lo primero que hacen es cuestionarte. Eso tiene que ver con una mentalidad que durante muchos años ha hecho que las mujeres no fuéramos propietarias de nuestra libertad sexual.

Eso ha ido cambiando.
Son esquemas que se han roto en la calle y que las instituciones tienen que acabar de romper. La determinación del conjunto del Gobierno y del Ministerio de Igualdad y del movimiento feminista ha hecho que esta mentalidad cambie y que empecemos a hablar de las agresiones sexuales y que las detectamos como tal. Porque muchas veces las mujeres las hemos sufrido sin saber qué pasaba, y eso hacía que fuéramos las primeras en estigmatizarnos y culparnos.

Así pues, ¿la ley no se tiene que reformar?
No. Todo es revisable, pero no creo que los titulares que están saliendo últimamente hagan que tocar una ley sea tan necesario. Tenemos que tener presente que esta ley no se centra en la modificación del Código Penal, sino en acompañar a las mujeres víctimas de agresiones sexuales y no dejarlas solas; y que las mujeres no pasen a ser víctimas de primera o segunda en función de si han sido violadas por su expareja, su padre, su jefe o un desconocido. Ya no somos un ser pasivo con respecto a la sexualidad, ya que ahora el marco jurídico nos reconoce como libres en la sexualidad.

¿Con las noticias que aparecen los últimos días, las mujeres tienen que estar preocupadas? ¿Hay sensación de impunidad?
La instrumentalización de estas noticias por parte de la ultraderecha está creando un discurso misógino sobre la desprotección de las mujeres que es falso. A las mujeres no nos protege el Código Penal, sino la educación y los servicios públicos.

Empezábamos diciendo que Irene Montero ha estado fuertemente señalada durante los últimos días. Esta semana, sin embargo, recibió insultos machistas por parte de una diputada de Vox, y buena parte del Congreso de los Diputados le ha dado apoyo. ¿Ha salido reforzada?
El más destacable de la semana no han sido los insultos de la diputada Toscano, sino la violencia política que se ejerce contra las mujeres. Y ha quedado demostrado que los que lo detectamos, lo denunciamos y no lo toleramos somos mayoría en la cámara. Me atrevo a decir que en el conjunto de la sociedad somos todavía más que en el Congreso. Y una última reflexión: cuando se ejerce violencia contra una ministra, ¿qué violencia no se está ejerciendo en la calle? Ejercer violencia machista en el Congreso legitima cualquier violencia hacia otra mujer.