Después de los hechos de octubre de 2017 y la posterior represión, el independentismo ha entrado en una fase de replanteamiento y redefinición de estrategias. Es en este marco que Òmnium Cultural ha organizado las primeras jornadas sobre desobediencia civil. Allí han participado nombres clave en el conocimiento de este tipo de lucha como el de Jesús Castañar (Extremadura, 1974), un sociólogo especialista en movimientos no violentos. Castañar ha estudiado de cerca el procés y, de hecho, declaró como perito en el juicio del 1-O a petición de Jordi Cuixart. En una entrevista a El Nacional aprovechando su estancia en Barcelona, Castañar define el procés, y especialmente el 1-O, como elmayor acto de desobediencia civil de España de los últimos 100 años y el tercero de Europa.

Javier Castañar socioleg - Sergi Alcàzar

En el informe pericial que hizo, junto con el también sociólogo John Paul Lederach, y como experto en movimientos no violentos, ¿cómo ha visto el procés y, especialmente los días 20-S y el 1-O?
El análisis que nosotros hacemos es que todo es un movimiento no violento. Sí que hay una violencia contra personas o más bien contra objetos o agentes, pero no porqué esté organizada, sino porque hay una falta de control o disciplina. Es un hecho normal dentro de la magnitud de un movimiento multitudinario. Hay muchas manifestaciones que son no violentas y que, en cambio, puede haber intentos de provocación que pueden dar lugar a que la gente responda, pero que haya una persona que agrede a un agente de la policía o contra un escaparate, no quiere decir que toda la manifestación haya sido violenta. El procés no ha sido un movimiento violento. No lo ha sido muy claramente y cualquier historiador o sociólogo lo analizaría dentro de estas categorías.

Pues a los organizadores, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, se los acusa de rebelión.
Los organizadores, y eso lo demuestran todas las pruebas que he mirado, hicieron todo lo posible para mantener la disciplina no violenta. Y no solo eso, sino que la estrategia del independentismo lo que busca es dotarse de legitimidad en Catalunya y también de cara al exterior. Es incongruente con esta estrategia crear una sensación de violencia y tumulto, o disturbios de algún tipo.

El procés, claramente, no ha sido un movimiento violento

Entonces, si no se puede considerar un movimiento violento, ¿por qué estas acusaciones?
Se están redefinido los términos para que concuerde la acusación. Lo que se está haciendo es adaptar el tipo penal. En lugar de decir la rebelión es violencia se dice: eso es rebelión. Se está creando una rebelión posmoderna. En Catalunya ha habido muchos años de lucha institucional y, al no poder avanzar más por este camino, se ha producido un cambio. Ahora ha habido una fase de desafío al Estado, cuando se han hecho actos simbólicos como la declaración de independencia, pero no ha habido toma de centros de poder ni implementación del control del territorio. Ante eso, el poder ha replicado creando nuevos conceptos y términos, y con una campaña brutal en los medios de comunicación. Yo que he seguido el juicio y he visto muchas pruebas, me he dado cuenta que en mi caso, en Extremadura, hay muchas cosas que no se saben porque no han llegado. En la televisión, hablan del 20-S y salen imágenes del final cuando había cargas después de toda la movilización. Hablan del 1-O y no sacan imágenes de policías agrediendo activistas. Tampoco se cortan al poner imágenes de otros disturbios.

Por lo tanto, ¿son presos políticos?
Para mí claramente sí lo son, porque están encarcelados por una actividad política, independientemente de que ellos sean políticos o no. Lo que pasa es que el término tiene una connotación de legitimidad que es lo que se intenta evitar desde el poder. Sin embargo, no son los únicos presos políticos que hay en España o que ha habido en los últimos años. Los insumisos éramos también presos políticos y había miles.

Una sentencia dura puede generar conflicto por años, y no solo en Catalunya

El caso ha sido ya juzgado por el Tribunal Supremo, el máximo órgano judicial español, y se priva a la espera de la sentencia. ¿Qué puede provocar que sea dura?
Si se juzga un movimiento no violento como violento se puede acabar creando una sensación de opresión y puede crear más movilizaciones, ya que puede generar más ofensas y más dualidad entre la población. Eso es lo que interesa a los partidos de derechas. Creo que es muy probable una sentencia dura, aunque no sé cómo la justificarán porque legalmente lo tienen que justificar de alguna manera. Esta condena generará conflicto por años. Seguramente al principio habrá mucha manifestación, pero es que después vienen 25 años y puede generará condiciones para perpetuar el conflicto y no solo en Catalunya. Se visualizará un estado opresivo.

Además, teniendo en cuenta que el Supremo crea jurisprudencia, eso puede afectar también a reivindicaciones de que no sean el procés, ¿no?
Esta es una de las cosas que a mí personalmente me preocupa bastante. Cada vez hay menos espacio para la reivindicación y la protesta. Ya con la ley mordaza disminuyó bastante considerablemente, y ahora puede ir un paso más allá. Estamos en un momento en que habrá mucha movilización, y de hecho ya empieza a haberla con toda la lucha contra el cambio climático y la situación de los refugiados. La criminalización busca espacio para que el poder pueda extenderse. Eso afecta a derechos fundamentales.

La desobediencia civil requiere mucha organización y conciencia y puede comportar consecuencias personales

Antes hablaba de una nueva etapa del independentismo, agotada la vía institucional. ¿Qué quiere decir?
Con la sentencia del Estatut y la negación del diálogo, empieza a haber la percepción de que las vías convencionales e institucional se van cerrando. Cuando eso pasa, y está muy estudiado que es así, es cuando puede surgir el movimiento no violento, entendiendo como movimiento no violento lo que se hace fuera de los medios institucionales y sin violencia. Por eso movimientos como el de Òmnium están teniendo tanta importancia. La desobediencia civil requiere mucha organización, mucha conciencia y puede tener consecuencias personales, por ejemplo más prisión, multas, pérdidas de trabajo. Son procesos que requieren mucha planificación.

Javier Castañar socioleg - Sergi Alcàzar

¿Qué es la desobediencia civil?
Como definición, es el acto de desobedecer una ley concreta y que pretende ser un acto público –no se hace a escondidas–, consciente –se hace sabiendo que se está vulnerando una ley–, colectivo, que se hace con la intención de cambiar una justicia determinada –que puede ser esta ley en sí misma o relacionada–, sin violencia y asumiendo las consecuencias penales y pidiendo la absolución. Lo que se busca es crear un conflicto con la legalidad. La legalidad no es legitima de por sí, sino que es fruto de un proceso histórico de luchas.

La desobediencia busca generar conflicto con la legalidad, que no es legitima de por sí

¿Qué ejemplos habría?
Pues la insumisión al servicio militar, también las campañas antimilitaristas o las de no pagar impuestos. Estos han sido los clásicos de la desobediencia civil.

¿El 1 de octubre se puede considerar como tal?
El 1-O cumple todas estas características. Era público, consciente –la gente sabía que había sido ilegalizado–, era colectivo, no se había utilizado la violencia y se pretendía cambiar una ley o una realidad. Por mí, el objetivo del 1-O no era la independencia en sí misma sino generar o favorecer las condiciones para un referéndum con todas las garantías y generar un debate en Europa y en España. Es el movimiento de desobediencia civil mayor de España, al menos de los últimos 100 años, y el tercero de Europa, porque Hungría y Finlandia irían primero.

¿Y se ha conseguido el objetivo?
Siempre hay pros y contras. Ahora, una cosa muy importante que he notado es que, con la declaración de independencia, aunque fuera simbólica, hemos empezado a pensar que es posible que se declare la independencia. Hasta ahora se veía como una cosa que no podía pasar y parecía una cosa lejana. Ahora hay la conciencia que puede ser un escenario político posible en un futuro. Ahora te lo puedes imaginar porque ya se ha declarado una independencia. Se ha creado un imaginario colectivo.

Con la declaración de independencia, aunque fuera simbólica, hemos empezado a pensar que la independencia es posible

Hay algunas voces que aseguran que la independencia solo se puede conseguir a través de la violencia, a no ser que sea pactada. ¿Lo comparte?
¡No! De hecho, tengo un libro que desmitifica eso. Por ejemplo, en Latinoamerica ha habido catorce dictadores que han caído con movilizaciones no violentas, sobre todo basadas en huelgas. Procesos coloniales ha habido muchos que han venido de violencia, pero otros no como Ghana, Zambia o Egipto en un primer momento en los años 20. Estas no fueron de forma no violenta. Eso sí, siempre necesitas un consenso muy grande de la gente para que sea efectivo.

¿Y no hay el peligro que, si no hay voluntad de acuerdo y hay mucha movilización en la calle, todo eso pueda acabar desarrollando en violencia?
Se tiene que empezar por ensayar. Para no responder violentamente se tiene que ir entrenando el cuerpo y la mente. Eso ya se ha empezado a hacer desde el independentismo, especialmente desde 2012 cuando se forma la ANC y se empiezan a renovar las formas de hacer manifestaciones. Eso ha servido para que la gente aprenda que una manifestación independentista es un momento festivo y también para que en momentos de tensión haya esta contestación pacífica y de forma simbólica que es muy importante

La acción no violenta es más efectiva porque no se basa en un escenario a corto plazo, sino que se busca que después del conflicto la otra parte esté integrada

Después de años de procés, y de todo lo que pasó en 2017, sin embargo, hay voces del independentismo que defienden que con movilizaciones simbólicas y festivas no se va a ningún sitio.
Mira, una huelga o una manifestación se puede hacer de manera totalmente no violenta y pacífica o con piquetes y amenazando. Depende de cuál se utiliza se genera una situación bien diferente y cómo hagas las cosas te genera también un escenario posconflicto muy diferente. Por eso, se dice que la acción no violenta es más efectiva, porque realmente no se basa en un escenario a corto plazo, sino que se busca que después del conflicto la otra parte esté integrada. Eso es lo que trabajan movimientos civiles como el de Luther King en los Estados Unidos. Ellos eran conscientes de que cuando consiguieran la libertad de los negros tendrían que vivir y ser aceptados. Gracias a que no utilizaron la violencia después no hubo muertos. La violencia genera resentimiento durante el postconflicto y se tiene que ir previendo también todo este después.

Javier Castañar socioleg - Sergi Alcàzar

¿Cómo crees que acabará el procés catalán?
No acabará. Tanto si se va hacia la independencia como si se ahoga totalmente, no es un proceso que tenga que acabar, porque hay sentimientos e identidades que no están cómodas en una u otra situación. Creo que el marco del estado nación no puede resolver este conflicto. A mí, me gustaría que se acabara creando un marco diferente, a nivel de España o de Europa. Europa podría ser la clave, o no.