Ya había tres candidatos que se habían postulado a tomar el relevo de Jordi Sànchez al frente de la ANC. Pero el economista Elisenda Paluzie (Barcelona, 1969) fue la sorpresa de la noche electoral. Quedó en primera posición, con 5.062 votos de los 7.155 socios que votaron. Eso representa el 70% de las bases de la entidad soberanista. Al segundo candidato más votado le sacó casi 2.000 votos. En plena guerra fratricida entre las dos almas del independentismo, esto le ha abierto las puertas de la presidencia de par en par.

No se lo esperaba, pero ella ha decidido acceder después de recibir mensajes por todos los lados. Sólo pone una condición: que no tenga que renunciar a su trabajo en la universidad. Y por eso quiere acompañarse de un equipo bien cohesionado, a quien poder delegar. Los tres presidenciables ya le han comunicado que, si da el paso, no pondrán obstáculos.

Elisenda Paluzie - Sergi Alcàzar

Uno de los cofundadores de la ANC, Pere Pugès, envió un correo a socios diciendo que a usted, a David Minoves y a Pep Cruanyes no se les tenía que votar. Decía que formaba parte de un "intento de neutralizar el trabajo" de la entidad...
No le di mucha importancia, si te soy sincera. Me dio risa, porque pensé que no estaba demasiado enterado. Yo me presenté por mi cuenta. En absoluto tenía ninguna relación con Minoves. Y con Pep Cruanyes no había hablado. Pero Pugès tenía una especie de miedo al control de los partidos, y lo singularizó en nosotros. Tiene la obsesión de mantener la independencia, pero en mi caso de forma totalmente equivocada. Ya hace años que no milito en ningún partido, y siempre he dado mi opinión, positiva o crítica, independientemente del partido que la defendiera.

Para una persona que se mira desde fuera el proceso electoral... ¿Qué pasa en la ANC?
Se han mezclado diferentes elementos, pero creo que se ha magnificado un poco. En todo proceso electoral, en cualquier entidad, siempre hay un cierto grado de tensión. Siempre y cuando no sea una dictadura como la del Partido Comunista Chino.

En todo proceso electoral, en cualquier entidad, siempre hay un cierto grado de tensión

Pero nunca se había llegado a estos niveles de tensión...
Hace dos años se reforzaron los estatutos y el reglamento, a iniciativa de las bases. Tenía un doble objetivo: evitar el control de los partidos --que la ANC fuera una plataforma a la política institucional-- y que todos los socios fueran iguales, con los mismos derechos e igualdad de oportunidades. Reforzaron una normativa ya era un poco extraña al principio. Y, aunque la intención era buena, ha llevado a situaciones extrañas. No es un problema que Pere Pugès --que no es candidato-- haga un correo diciendo quién se tiene que votar y quien no, pero sí que un candidato haga campaña más allá de unos actos determinados. Esto ha pasado siempre, lo que pasa es que otras veces no trascendía.

Hace dos años Liz Castro fue la candidata más votada, pero el presidente acabó siendo Jordi Sànchez.
Para mí, el sistema para escoger indirectamente al presidente no es extraño. En la universidad funcionamos igual. La primera vez que me presenté a decana de la universidad, fui escogida sin haber sido la más votada entre el voto de listas abiertas del profesorado, pero tenía más apoyo entre los estudiantes. Pero la gente en su día no acabó de entender el caso de Liz Castro. La gente está muy acostumbrada a las candidaturas con un cabeza de lista.

Pero todo ha perjudicado la imagen que da la ANC puertas afuera.
Sí, porque es muy difícil explicar que alguien no puede ir a tertulias en campaña electoral. Realmente, en el caso de Antonio Baños, quizás es una normativa demasiado rígida y estricta. Que no vayas durante una semana a las tertulias no hace que dejes de ser una persona más conocida. También es cierto, en defensa de la Junta Electoral, que este año todos los candidatos recibimos justo antes de la campaña un correo muy explícito. Se nos decía que no podíamos aparecer en medios, ni para hablar del proceso electoral ni del proceso político en general.

Es injusto el caso de Baños, porque decirle que durante una semana no trabaje puede ser un perjuicio importante

Elisenda Paluzie - Sergi Alcàzar

Él dejó claro que no podía hablar.
Sí, pero tampoco para hablar de política en general. Cuando lo recibí, anulé las tertulias que me tocaba ir a TV3 y Catalunya Ràdio. Pero también es injusto en casos como el suyo, porque decirle que durante una semana no trabaje puede ser un perjuicio importante, porque es su actividad principal.

¿Quizás por miedo a que ganara las elecciones?
No. Porque además tampoco Antonio Baños dijo en ningún momento que quisiera ser presidente.

Tampoco usted...
(Río) Ya lo sé. En todo caso, no creo que sea por eso. Esta normativa la trabajó una serie de gente hace dos años, fue aprobada por unas mayorías muy amplias, y ahora la querían afirmar. No querían transigir.

Quiero una dirección cohesionado, con unos liderazgos más plurales, con la que pueda trabajar en confianza y delegar

¿Se imaginaba su victoria y con tanta diferencia respecto del resto?
No, no. Sí suponía que saldría escogida, porque en el mundo del independentismo soy muy conocida. La gente me ha visto trabajar mucho ya desde la época de Sobirania i Progrés y el Estatut. Después con las consultas populares, centenares de actos por el territorio... No hice nada especial. Sólo fui al acto de campaña de Barcelona. Además, aquella semana tenía mucho trabajo en la universidad. Lo que no me esperaba era la diferencia de votos con el segundo.

¿Encuentra alguna explicación a esta diferencia?
Quiere decir que la base me valora. Y quizás también el hecho de que no se me visualizara en ningún grupo organizado también me ayudaba. Había el grupo de los que habían estado con Jordi Sànchez, y los que quizás venían del apoyo a Liz Castro, que en este caso se había personalizado en David Minoves.

¿Y ahora se ve presidenta?
Yo no me quería postular a la presidencia, porque no quería dejar mi trabajo en la universidad. A pesar de ya no ser decana, era un momento en que me apetecía volver a hacer investigación. Esto es un cambio muy grande. Pero también veo que ahora mucha gente se sentiría decepcionada si no me presentara a la presidencia. Tengo que ver si puedo compatibilizarlo con el trabajo. Eso significa que tiene que haber una dirección cohesionada, con unos liderazgos más plurales, con la que pueda trabajar en confianza y delegar. No todo se debe singularizar en una sola persona. Todo esto es lo que estoy mirando si será posible o no. Si se consigue, puedo dar el paso.

¿Por qué dice que mucha gente se sentiría decepcionada? ¿Qué mensajes le han hecho llegar?
Básicamente he visto a gente que no conozco de nada muy contenta. También gente muy anónima, gente del activismo independentista de siempre... Me han animado y me han pedido que dé el paso. En un momento de desconcierto post-27-O, la gente también necesita ver que no tenemos miedo a asumir los retos, que no nos escondemos. Me han llegado mensajes de entornos muy diferentes. También el hecho de que entre los que se habían postulado como presidente no haya demasiada diferencia de voto. Si no me presento yo, se presentarán los tres, y existe el riesgo de mostrar una imagen de división.

Y si usted se presenta, ¿qué harán ellos?
Los tres me han dicho que si yo me presento ellos no se presentarán. Y podremos salir con una imagen de unidad reforzada. Ahora es un momento en que es necesaria.

Los tres candidatos -Minoves, Alsina y Fernàndez- me han dicho que si yo me presento ellos no se presentarán

Elisenda Paluzie - Sergi Alcàzar

¿Entonces tiene los apoyos garantizados en el Secretariado?
Sí. Lo que todavía no está claro es cómo queda la composición del equipo. Ahora se tiene que conseguir una dirección cohesionada que no parezca que me decanto claramente por una de las líneas que se habían postulado.

¿Para hacer un paralelismo, se están cerrando los últimos flequillos de su investidura?
(Ríe) No sé si decirlo así, ¡pero seguro que será más rápido que el acuerdo de investidura! Todavía faltan conversaciones. Me he visto con David Minoves, David Fernàndez, Joan Canadell y Adrià Alsina, pero todavía no me he visto con Agustí Alcoberro. Todavía estamos hablando.

¿Está dispuesta a asumir la represión del Estado?
Es que creo que no tenemos que pensar de esta forma. Es entrar condicionados... En la medida de lo posible, debemos tenerlo en cuenta, pero debemos obviarlo en la toma de decisiones. Si nos dejamos condicionar por la amenaza, ya estamos acabados como país.

Quien sería su predecesor está en la cárcel...
Lo que tenemos que hacer es luchar para que salga de esta. Pero es evidente que cuanto más fuerte sea el apoyo a la República, antes los sacaremos de la cárcel. Es la República la que garantizará que todos puedan volver a casa.