El PSOE se perfila, en contra de todos los pronósticos que se habían hecho, como el partido que tendrá la clave de la gobernabilidad de España. Pedro Sánchez, aquel al que Rajoy consideró hundido, reflota por el papel que le otorga ser la única fuerza estatal capaz de desatascar la investidura. Y ahora, el soldado Sánchez ha aprovechado para dar a Rajoy de su propia medicina: la espera y la calma.

En esta legislatura ninguna formación de gobierno puede salir adelante sin el visto bueno, o al menos la abstención interesada de los de Ferraz. Ni siquiera una estrafalaria suma de PP, Ciudadanos, Coalición Canaria y PNV, conseguiría superar los votos contrarios, requisito en la segunda vuelta de la investidura.

Gran Coalición

Es la opción preferida en los despachos de Berlín. No sólo porque emularía el acuerdo actual del país entre la CDU de Angela Merkel y los socialdemócratas de Sigmar Gabriel, sino porque el temor a que Podemos toque poder es evidente. La semana pasada, la cara de Merkel al escuchar que la formación de Iglesias podía hacerse con el segundo puesto era un auténtico cuadro.

 

Los medios económicos más influyentes del mundo, como es el caso de Bloomberg, también han mostrado su simpatía hacia un entendimiento de estas características, después de que la prima de riesgo haya subido hoy hasta los 125 puntos.

Dentro del PSOE, varias voces de autoridad, como la del expresidente del Gobierno español Felipe González, ven con malos ojos trabajar mano a mano con la izquierda de los indignados. En mayo del año pasado, González ya apuntó la posibilidad de la Gran Coalición "si el país lo necesita".

Abstención interesada

En este caso, los socialistas esperarían a la segunda vuelta de la investidura, donde se requiere que el candidato a la presidencia obtenga más votos favorables que en contra, y se abstendrían. Permitirían, así, que se formara un gobierno que, en cualquier caso, no disfrutaría de la estabilidad parlamentaria que tanto remarcan estos días los populares.

 

Visto que el partido de Albert Rivera ya ha mostrado su predisposición a abstenerse, ésta sería una de las posibilidades más realistas expresadas hoy en la Ejecutiva Federal que ha celebrado el PSOE. El flamante presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha sido el primero en apuntarlo, aunque después el Secretario de Organización, César Luena, asegurara por activa y por pasiva que se votará "no" a la investidura de Mariano Rajoy.

Referéndum

Ciertos sectores del independentismo han manejado en los últimos meses que con esta fragmentación histórica del arco parlamentario se abra la posibilidad de forzar la celebración de un referéndum en Catalunya.

 

En caso de que se fuera a una segunda vuelta, un hipotético apoyo de Democràcia i Llibertat en la investidura de Pedro Sánchez (con Podemos) sumaría 168 diputados. En su contra, estarían los 163 de la suma de Ciudadanos y PP. En este escenario, bastaría la abstención o el voto favorable de Esquerra Republicana de Catalunya.