Posibilidades muy escasas. Aunque un eventual "gobierno del cambio" es posible aritméticamente, el líder de En Comú Podem, Xavier Domènech, ha prácticamente descartado esta opción, que dependería de cómo "reaccionan" PNV y fuerzas soberanistas. "Si es posible seremos", ha remachado, pero ha admitido que sino "nos corresponderá hacer oposición para construir el cambio".

El turno ahora es de PP y PSOE. La sensación que ha generado la intervención del confluente es que una gran coalición es cuestión de semanas y que unas terceras elecciones son un escenario que no se pueden permitir, y por el cual recibirán muchas "presiones". Si bien han querido dejar claro que para ellos no será "nunca, nunca" que los populares vuelvan a La Moncloa, han augurado que los de Pedro Sánchez puedan permitirlo, aunque "no correspondería con lo que quieren sus votantes".

En el sí de Unidos Podemos y confluencia es momento de "reflexión colectiva", para ver "qué ha podido pasar". "Esperábamos mucho y mucho más", ha aseverado Domènech, reivindicando que "nuestra apuesta de relación fraterna es una apuesta estratégica, de futuro, por un espacio político plural que es tercera fuerza del Estado y que queremos ganador". Entre otros ha enumerado algunos de los factores que entiende que han influido en el voto, como ahora bien el efecto de voto útil con Ciudadanos, el discurso del miedo o el Brèxit".

En cualquier caso, quieren ser "incidentes". "Estos votos y victoria en Catalunya tendrá un gran valor en una legislatura que se prevé que el Congreso tendrá mucho de juego, y teniendo en cuenta que habrá de primero el pacto por encima de la imposición", ha señalado. Ahora bien, con la boca pequeña, Domènech también ha admitido que el referéndum, esta legislatura, queda casi enterrado. "El referéndum es un compromiso de formación de gobierno, pero también es evidente que el resultado que ha salido ahora y como se ha ido definiendo el PSOE...", ha soltado.

Catalunya, en el punto de mira

Desde la calle Castillejos, sede de En Comú, haber mantenido la primera posición en Catalunya lo valoran "muy positivamente". Se trata, han explicado, de una revalidación de un resultado, el del 20-D, que demuestra que hay "un nuevo espacio político de la izquierda del soberanismo con vocación de mayorías" y que "se puede convertir en alternativa de país".

En línea con el discurso que abanderaron tanto él como la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a la recta final del escrutinio, el foco ya está puesto en unos eventuales comicios en Catalunya. La victoria amarga, que no les permite construir la alternativa estatal que querían, pero la mayoría que sí que han detectado aquí, les ha hecho reorientar el mensaje hacia atacar a CDC, que conservó sus ocho escaños.

"Todo parece haber cambiado, pero siguen priorizándose las escuelas que segregan por sexo, se vota conjuntamente con el PP", ha dicho en referencia a los convergentes y su influencia dentro del Govern. "Este país merece ya la construcción de una alternativa real, desde abajo, solidificada por todas partes", ha anunciado Domènech, apelando a la creación del nuevo espacio político de izquierdas presentado por Colau en enero y cuyas negociaciones están previstas que empiecen el mes de septiembre.

La hoja de ruta está "suspendida" y no saben "porqué". Después de que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, anunciara que se sometería a una cuestión de confianza en septiembre, los comunes no saben si es para renegociarlo o para aprobar los presupuestos de 2017. En este sentido ha evitado sumarse.