Caras largas en la estació del Nord de Barcelona, donde En Comú Podem ha celebrado la noche electoral de estas elecciones generales del 26-J. Los comunes, reunidos previamente en comité para analizar conjuntamente el escrutinio, han salido a la tarima visiblemente afectados por lo que Xavier Domènech, cabeza de lista, ha definido como un resultado "no esperado" de Unidos Podemos, "nuestros hermanos y hermanas en el Estado". Ni Domènech, ni tampoco a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, a quien casi le saltaban las lágrimas, han sabido encajar lo que ellos y los sondeos daban por hecho y no ha sido posible, el sorpasso a los socialistas de Pedro Sánchez.

Poco más de 300 personas aclamaban a los principales candidatos de la confluencia, a gritos de "Sí se puede", recibiendo puños cerrados al cielo como respuesta. Ha estado en este punto cuando Domènech ha señalado que la repetición de los 12 escaños, a pesar de perder un centenar de millar de votos, es la prueba que "nos hemos consolidado como la alternativa real al gobierno de Convergència". Y, con todo, ha aseverado que "hemos venido para quedarnos y para construir el cambio".

De hecho, el mensaje durante la campaña se había focalizado principalmente en el PP, que ha subido su representación en 14 escaños, y había dejado más de lado a CDC, a quien incluso llegó a aceptar que se considerara de izquierdas para tratar de conseguir su voto favorable a una investidura de Sánchez. Además, no eran competidores, vistas las encuestas. Pero con un gobierno de izquierdas que se ve más lejano aún en España y, en la línea del tuit de la coordinadora de ICV, Marta Ribas, que éste parece más cercano a Catalunya, han encendido la mecha contra los convergentes.

"Hemos recibido ataques por parte de quien confunde partido, poder y país", ha recalcado Domènech, en clara referencia a los de la calle Còrsega. Concretamente ha ido a tocar la llaga, criticando que desde 2012 haya presidido la Generalitat un miembro de CDC aunque los resultados les han ido dando menos apoyo en cada comicios. De hecho, es una de las críticas que más reciben los republicanos.

"Nunca vamos a tirar la toalla"

Ada Colau también lo ha reconocido: los resultados no se los esperaban. Pero lejos de aceptar lo que el número uno de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha afirmado y es que "España es irreformable", ha hecho un llamamiento a no rendirse y seguir intentando vencer al PP. "Nunca vamos a tirar la toalla", reivindicó.

"Nos duele". Para Colau, que la apuesta por una alianza fraternal a nivel del Estado no haya conseguido propulsarse hacia La Moncloa, es un golpe. "Lo planteamos como una lucha por la dignidad de las personas, no como una lucha partidista", ha revelado la impulsora de Barcelona en Comú.

Con todo, a pesar de no conseguir una mejora sustancial de resultados en toda España, Colau ha insistido en seguir intentándolo: "Tenemos toda la fuerza de la gente para construir más alianzas que nunca, y hemos visto que da resultados", ha concluido.