Presión de la izquierda alternativa catalana para que en unas eventuales elecciones generales anticipadas Izquierda Unida sume con Podemos y las confluencias territoriales. Los comunes se han puesto manos a la obra para que haya finalmente un acuerdo, que ya parece vislumbrarse, y que tendría el objetivo de solucionar dos crisis: la interna de EUiA y que pone en riesgo la unidad catalana bajo En Comú Podem, y una eventual mayoría absoluta entre PP y Ciudadanos a nivel estatal.

El impulso, avalado por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y que comparte Pablo Iglesias y su entorno, ha forzado “encuentros personales” durante las últimas semanas entre las dos organizaciones españolas, según apuntan fuentes de los comunes a El Nacional. Aseguran que, aunque no consiguieran pactar para las anteriores generales, hay un clima de confianza entre Iglesias y Garzón, que quieren llevar personalmente las negociaciones.

Con las negociaciones rotas entre el PSOE, Ciudadanos y Podemos en Madrid, esta es el último de una serie de movimientos en Catalunya sobre cómo encarar unas anticipadas, conscientes de que son una pieza clave para la mejora de los resultados a nivel estatal. Se suma, entre otros, a los encuentros entre los integrantes de En Comú para buscar la fórmula para conseguir el grupo propio en el Congreso que la Mesa rechazó para esta – probablemente corta - legislatura.

La crisis de EUiA

A Barcelona En Comú no le interesa volver a encontrarse con una situación límite. El episodio frenético de comicios – municipales, autonómicas y generales- ya tensó todas las estructuras internas de EUiA. Y eso, no quieren que se vuelva a repetir.

Entonces, las condiciones, en una negociación exprés de En Comú Podem de sólo quince días, que dejaba fuera de los puestos de salida a los miembros de la formación, culminó en una asamblea que rechazó en un 87,4% integrarse en la confluencia. La constatación de este hecho encendió todas las alarmas, si bien una oferta in extremis, aceptada por la dirección que encabeza Joan Josep Nuet, consiguió detenerlo.

La ruptura interna por la aceptación de la oferta ha sido algo que los líderes de EUiA han tenido que gestionar. La afirmación que, de todos modos, han ejercido como a puente desde el Congreso no ha acabado de convencer a los críticos, encabezados por el dirigente federal de IU Diosdado Toledano.

Así, conseguir la alianza nacional con IU se presenta como la solución para frenar una eventual división de una formación que, aunque se presentara sola y no consiguiera arañar muchos votos, se convertiría en un precedente de ruptura, justo en el momento en el que todos los actores reivindican la unión en una nueva plataforma de izquierdas a nivel nacional.

Sorpasso al PSOE

No puede ser que 923.133 votos se hayan traducido en dos diputados. Esta es la tesis que defienden los podemitas para convencer de un acuerdo que “multiplicaría” los resultados obtenidos en diciembre. De hecho, los de IU habrían obtenido 14 diputados, en vez de 2, si se hubieran juntado con Pablo Iglesias.

“En IU tienen claro que confluir puede modificar el mapa español”, explican fuentes de los comunes a este diario, revelando que en Madrid circulan dos encuestas que por separado les da resultados similares, pero que juntos “cambia mucho”. Además, en la dirección estatal de Podemos, lejos ha quedado aquel discurso de Iglesias en que lo rechazaba alegando en que “tenemos visiones diferentes de lo que significa la unidad popular y la estrategia electoral”.

Pero no todo es tan fácil. La complejidad interna, la división en facciones, que parte en dos bloques tanto a los de Iglesias como a los de Garzón es la principal traba. Es en este sentido que, después de las informaciones surgidas sobre un pacto ya definido, Podemos ha tenido que salir a negarlo con rotundidad. “Es falso”, ha dicho el secretario de Organización, Pablo Echenique, en su canal de Telegram.

Pablistas y errejonistas en Podemos. De Garzón y de Llamazares en Izquierda Unida. Los primeros son los partidarios del acuerdo, mientras que los segundos, se lo miran con escepticismo e incluso cargan contra la idea en público. El diputado en el Congreso Gaspar Llamazares aseguraba el domingo pasado que se pretende “fagocitar” a IU y acusaba al líder del partido de tener un acuerdo “precocinado”. 

Pero, a pesar de todo, el sector crítico es consciente de que el calendario se acorta y se tiene que tomar la decisión “inminentemente”. Y en este escenario, el coordinador Cayo Lara dejaba clara una cosa: IU quiere ministerios. “Puede y tiene que tener”, defendía en un acto este fin de semana, añadiendo que sería “por respeto a la identidad y la cultura de las organizaciones”.