Hay quien compara a Pablo Casado con Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Pero, en el caso del líder del Partido Popular, no se trata de un trastorno disociativo de la identidad. Es una decisión consciente y premeditada. El dirigente conservador es el gran ilusionista de la política española. Después del porrazo electoral del 28-A, cuando dinamitó medio grupo parlamentario perdiendo votantes por todos lados, intentó vender un giro en el centro. Pero era eso: pura ilusión, todo humo. Había que hacer creer que es alguien que puede ser presidente de España. Y le ha salido bastante bien, si se miran las encuestas estos últimos días. La sentencia del procés moviliza más al españolismo que un "relator". En el debate de este lunes acabaron de caer las caretas.

Durante meses, incluso después de la sentencia del Supremo, el líder del Partido Popular quería evidenciar un cambio de tono. Incluso se refería a Vox como "extrema derecha". Incluso había dejado de pedir aplicar el artículo 155 de la Constitución, y recordaba que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional dice lo que dice, que tiene que ser aplicado cuando realmente hay un incumplimiento de obligaciones y que tiene que tener limitaciones temporales y competenciales justificadas. Incluso fichó a la moderada y experimentada Ana Pastor como número dos y apartó disimuladamente a la polémica Cayetana Álvarez de Toledo. A la hora de la verdad, sin embargo, el único cambio ha sido la barba que se ha dejado después de las vacaciones de verano. Y lo hizo para que no lo confundieran con Albert Rivera.

El lobo se ha quitado la piel de cordero. El "giro al centro" le duró un día de campaña. Este sábado, segundo día de campaña, ya hablaba de enviar "inmediatamente" un requerimiento al president Quim Torra para que "cumpla sus obligaciones constitucionales". Pero no sólo eso, sino que advirtió que, si Torra no se movía, activaría la aplicación de nuevo del artículo 155 "sin limitaciones" ni de plazo ni de competencias. Justo lo contrario de lo que dijo el Tribunal Constitucional en su sentencia. En esta entrevista en la COPE volvió a acusar Pedro Sánchez de "traicionar" a España. No contempla facilitarle la investidura ahora mismo.

Su propio programa ya es una declaración de intenciones. El documento empieza con 15 medidas a aplicar en Catalunya: activar la Ley de Seguridad Nacional, reformar la ley del indulto para los casos de sedición y rebelión, modificar el Código Penal para que los presos políticos catalanes cumplan íntegramente las penas, volver a tipificar el referéndum ilegal, recuperar el delito de "rebelión impropia", recuperar las competencias de prisiones, cortar el grifo de fondo públicos a los partidos con dirigentes condenados por rebelión o sedición, modificar la Ley General Audiovisual para atacar TV3, reforzar la Alta Inspección Educativa del Estado "para evitar el adoctrinamiento"...

La realidad es que las encuestas dicen lo que dicen: que el PP de Casado recupera terreno perdido y podría subir hasta los 100 escaños. La recuperación del PP, según estos sondeos, vendría de la debacle de Ciudadanos, unos votantes que no irían al PSOE sino al PP y también a Vox. Justamente el partido de extrema derecha, tercero en las encuestas, podría limitar el auge de los populares. Quizás por este motivo ha decidido volver a la mano dura, incendiando Catalunya, y acabar de entregar el centro a Sánchez.

De Rubalcaba a Casado

Y Cayetana Álvarez de Toledo vuelve a tener el protagonismo de hace medio año, con una Ana Pastor muy desaparecida. A pesar de lo que dijo, pidiendo perdón por los pactos que históricamente había hecho el PP con el nacionalismo catalán y vasco, ella ya sabía lo que se hacía. El mensaje es que el Partido Popular del Pacto del Majestic ya no volverá nunca más. También sabía qué se hacía cuando volvía a reventar el debate de portavoces diciendo que "no todo lo que sea un  es un no". Dos días más tarde, la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso comparaba las piedras con que se construyó el Muro de Berlín con las "piedras que hoy se echan a los agentes de la Policía Nacional en Barcelona".

Tampoco es casualidad que, aduciendo motivos personales, Pablo Casado haya decidido pasar la jornada de reflexión en Barcelona, como también lo hará Albert Rivera. El mismo día, en contra del criterio de la Junta Electoral Central, la plataforma Tsunami Democràtic ha anunciado acciones de protesta contra la sentencia. En estos momentos no se puede descartar una imagen del candidato del PP entre barricadas denunciando la inacción de Sánchez, con quien busca el cuerpo a cuerpo. Así el PP se sacaría una espina clavada: la comparecencia de Alfredo Pérez Rubalcaba dos días después de la masacre del 11-M, en plena jornada de reflexión. Zapatero logró cambiar las encuestas y ganar.