De sesión de control ha tenido muy poco. Este miércoles, Pedro Sánchez ha aprovechado el altavoz del Congreso de los Diputados para disparar contra todo el mundo y advertir, aunque el independentismo no haya amenazado, de que no tendrá ningún remordimiento por volver a aplicar el artículo 155 de la Constitución española en Catalunya si hace falta. Sólo tenía dos preguntas, una de Pablo Casado y otra de Gabriel Rufián, pero todos han acabado recibiendo. La famosa batalla por el relato, ya en plena precampaña electoral para el 10-N, se ha trasladado hoy a la cámara baja española.

El primero en preguntar ha sido Pablo Casado, que le ha reprochado que "si no es capaz de gestionar su investidura", como lo será para "gestionar una nación como España". En este sentido, le ha recordado que sólo ha conseguido un solo apoyo en casi cinco meses: el diputado del Partido Regionalista de Cantabria. "Ha traicionado a todos y ha demostrado que no es de fiar", le ha lanzado.

El presidente en funciones le ha vuelto a reprochar que no se haya abstenido, cuando "los españoles votaron de manera clara un gobierno progresista que no dependiera de las fuerzas independentistas". Pero no se ha limitado a responder al líder del PP, sino que haya repartido contra el resto. "Ha habido una fuerza que ha ganado las elecciones y que ha intentado formar gobierno, y tres fuerzas que han bloqueado el único gobierno posible", ha asegurado. Ha reprochado la "irresponsabilidad" de Albert Rivera y el "dogmatismo" de Pablo Iglesias, y ha recordado que estamos "en un momento crítico por la sentencia del procés, el enfriamiento de la economía y la gestión del brexit".

El segundo y último en preguntar al presidente español ha sido el republicano Gabriel Rufián, que le ha pedido cuál era realmente su proyecto para Catalunya, pregunta que Sánchez se ha limitado a decir que es "el mismo que para Extremadura y el resto de territorios". El portavoz de ERC en Madrid le ha avisado de que, aunque no quiera depender del independentismo catalán, "volveremos y volveremos más fuertes". Rufián ha criticado que los socialistas "han demostrado que son a la negociación lo mismo que Vox al feminismo".

En la respuesta de Sánchez ha habido más palos que zanahorias. Ha dedicado más tiempo a amenazar con la Constitución que en defender el diálogo. El presidente en funciones ha querido enviar una advertencia al independentismo: "No se equivoquen: si la Generalitat hace cualquier intento de violentar el Estatut y la Constitución, el PSOE aplicará cualquier artículo para defender el Estatut y la Constitución". Y ha tirado del manual de tópicos, cuando se ha mostrado sorprendido por que un partido de izquierdas "defienda la independencia de un territorio rico porque paga mucho a España".

La sesión de control al presidente en funciones ha sido tan tensa que ha obligado a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, a intervenir para que el pleno pudiera continuar sin las interrupciones constantes de la oposición, que ha protestado ante lo que han considerado el primer mitin de campaña de Pedro Sánchez. Al acabar sus dos preguntas, ha abandonado la cámara baja. No se ha quedado ni a las preguntas a sus ministros.