Iván Redondo, el gran gurú de Pedro Sánchez, tenía en mente otra jugada maestra para salir del bloqueo: la repetición electoral del 10-N. Según sus cálculos, que el CIS reflejaban, el candidato del PSOE se tenía que propulsar después de que los otros partidos "impidieran" su investidura. Su plan pasaba para hacer una OPA a Ciudadanos y convertirse en el gran partido del centro. La exhumación del dictador a Francisco Franco le tenía que ayudar en este camino. Esta jugada maestra tendrá que pasar el filtro de las urnas, que pueden ser una ruleta rusa. Todas las encuestas la desmienten.

En el cuartel general de La Moncloa partían de un gran error de diagnóstico: de la premisa que los votantes de Albert Rivera eran de centro. Se ha demostrado completamente falsa. La debacle --de momento demoscópica-- de Ciudadanos ha mostrado lo contrario. En cada encuesta, también de Andorra, que sale, la formación de Rivera baja cada vez más. Pero ese voto no va hacia el PSOE, que también retrocede ligeramente, sino que alimentan el auge del Partido Popular de Casado, que ya se ha olvidado de la moderación, y sobre todo a Vox, que amenaza con convertirse en el gran protagonista de la noche electoral. La práctica totalidad de sondeos lo sitúan como tercera fuerza. La excepción española respecto de la extrema derecha ya es un mito.

Pero este no ha sido el único error de cálculo. Hubo uno igual o todavía más importante: no saber calibrar la respuesta a la sentencia del procés. Días antes de la sentencia, en privado, los ministros de Pedro Sánchez decían que Catalunya estaba más "pacificada" que meses atrás y que la reacción sería "controlada"; que no pasaría de las manifestaciones pacíficas que el independentismo ha realizado en los últimos años. Pero el 14 de octubre otra realidad les explotó en la cara. Mientras las calles de Barcelona hervían, el presidente en funciones se veía obligado a hacer malabares.

Desde el primer momento, Pedro Sánchez compró el manual de mano dura de la derecha, generando angustia y nerviosismo en el PSC. Pero no ha pasado del plano retórico. Ha amenazado con penalizar referéndums, "traer a Puigdemont a España", ir contra TV3, estar dispuesto a aplicar el artículo 155 y "todos los resortes" del Estado... Pero no se ha movido de esta amenaza verbal. El equilibrio no es fácil: lo que le puede hacer ganar votos al PSOE puede hacerlos perder al PSC. Este juego de malabares ha tenido consecuencias, como cuando se jactó de controlar la Fiscalía, viéndose obligado a retractarse. O la llamada de Miquel Iceta a Cristina Narbona para que corrigiera un programa que no hablaba ni de "plurinacionalidad" ni de "federalismo". Al final el programa habló de las declaraciones de Granada y Barcelona, pero no citó específicamente ni "plurinacionalidad" ni "federalismo".

Ahora ha llegado el día de la verdad. Más de 37 millones de españoles están llamados a las urnas, medio año después, para volver a expresarse. La extrema derecha que el 28-A tuvo que conformarse con 24 escaños ahora tiene una segunda oportunidad para emular lo que han hecho sus aliados europeos. Cómo quede la correlación de fuerzas dependerá de la movilización de los ciudadanos, la gran incógnita. 

Lo que parece claro es que, en caso de volver a ganar el bloque de las izquierdas, Pedro Sánchez deberá sentarse a negociar si quiere seguir en La Moncloa y superar el bloqueo. La opción PSOE-Cs ya queda descartada y solo le queda Iglesias o Casado. Todo esto si es que no quiere llegar a España a las quintas elecciones generales en cinco años.

cayetana casado rocía diez efe

Casado propulsado

Las elecciones del 10-N son para Pablo Casado una segunda pelota de partido. Después del porrazo del 28-A, que amenazó con decapitarlo de un breve liderazgo del PP, el dirigente conservador ve la resurrección a través de las encuestas. Su equipo se sitúa como hito la horquilla de los 110-120 escaños. Señalan que sólo el viernes, último día de campaña, recuperaron un 0,6% en intención de voto. Sólo hay un obstáculo a este auge, la extrema derecha de Vox, que puede recortar sustancialmente sus expectativas de crecimiento. Al menos confía en asegurarse la legitimidad como jefe de la oposición, con Albert Rivera desactivado. Desde Génova insisten: "El vuelco es posible". Ya se ha olvidado del supuesto giro al centro. 

Albert Rivera Cs elecciones 10n - Efe

Rivera en pánico

Que Ciudadanos sufrirá una debacle electoral ya cuentan con ello incluso desde el entorno de Albert Rivera. Son conscientes de que tienen el votante menos politizado y el menos fiel. Ahora sólo falta ver la magnitud de la tragedia. Para ellos un buen resultado sería caer hasta la treintena que obtuvieron en 2016. Pero las encuestas les han hundido más, hasta los 8-10 que llegaban este viernes de Andorra. Uno de los grandes temores es que pesos pesados del partido, como José Manuel Villegas o Fernando de Páramo, pierdan su escaño. Algunos trackings incluso cuestionan el de Inés Arrimadas, cabeza de lista por Barcelona.

colad iglesias asens EFE

Iglesias mejora las expectativas

Antes de ir a elecciones, era un escenario que Pablo Iglesias quería evitar como fuera, especialmente después de la bajada de abril. Con el paso de las semanas, y de los errores de Pedro Sánchez, en Unidas Podemos son "moderadamente optimistas". Su objetivo es mantener los mismos resultados e incluso mejorar. También han dejado de sufrir por el Más País de Íñigo Errejón. Desde la formación creen que les puede afectar un poco en las circunscripciones más pequeñas, como el País Valencià, pero no en las grandes, como Madrid o Barcelona. Si confirma resultados se sentirá reforzado para mantener la exigencia de un gobierno de coalición, especialmente si los socialistas retroceden.

abascal cierre campaña vox colono - efe

Abascal y las encuestas

La extrema derecha, que ha capitalizado el repliegue españolista a la sentencia del procés, tiene este domingo su segunda oportunidad, su segundo match ball. No sólo amenaza con entrar con mucha más fuerza que en abril, sino que ya se da por hecho el sorpasso a Ciudadanos. Por el camino, no sólo ha marcado la agenda política en mano dura contra Catalunya, sino que también ha introducido temas como la xenofobia o la homofobia. Habrá que ver si esta vez también es sólo cosa de las encuestas o se materializa en escaños en el Congreso.