Este lunes a medianoche, la CUP cerró todas sus listas para las elecciones municipales del 28-M. En total, 167 candidaturas (cuatro de última hora) que podrán votar un total de 5,5 millones de personas. Y este martes ha llegado la hora de la propuesta política. Se trata de un programa marco de quince páginas, una "brújula" para todas las candidaturas. Los ejes principales, según han explicado en el acto de presentación, serán "avanzar en la planificación de la economía democrática", "fortalecer el tejido social", "construir soberanía" o concienciar de que "hay cambios que no se pueden conseguir sin lindar con las élites y el Estado español". ¿Qué traducción práctica tiene todo esto? La diputada y exconcejala de Tarragona, Laia Estrada, ha puesto un ejemplo: "Coordinar todas las acciones de desobediencia o empezar a expulsar las empresas del Ibex-35 de nuestros municipios. Es una forma relativamente sencilla de construir soberanía".

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Se presentan como el espacio "independentista, anticapitalista, feminista, ecologista y antirracista". Y según ha explicado Estrada, la propuesta política de la CUP "tiene en cuenta el actual contexto de triple crisis, económica, ecológica y democrática", combatiendo todas estas emergencias, y que busca "garantizar derechos, garantizar futuro y garantizar vida". En palabras de la diputada, el programa "pretende ser una brújula para repensar el municipalismo transformador". En la misma línea se ha expresado Jordi Barbero, miembro del secretariado nacional y candidato en Sant Boi de Llobregat, que ha subrayado, que es importante hacer frente a la crisis y al auge de la extrema derecha, pero también a "gobiernos que bajan la cabeza ante las élites y quieren convertir el país en un balneario, en un parque temático, con un modelo tóxico de país".

El programa ha sido confeccionado en asambleas en las que han acabado participando alrededor de 750 personas. Entre las propuestas que recoge también se encuentran las municipalizaciones de recursos, de las que han hecho bandera: "La propiedad y la toma de decisiones sobre los recursos, bienes y servicios necesarios para una vida digna (agua, alimentación, energía, vivienda, cuidados) deben pasar a manos del pueblo en forma pública-municipal, comunal o cooperativa". Pero también ir más allá en el feminismo, el antiracismo, el ecologismo y el conflicto nacional.

 

Se centran eespecialmente en el mundo rural y en la batalla de Barcelona, donde aspiran a recuperar la representación que perdieron a las elecciones del 2019, cuando obtuvieron menos del 4% de los votos. "Ante un modelo de ciudad de espalda en el país, nos parece crucial que la alternativa sea fuerte" para "poder construir una capitalidad conectada con el país", ha defendido Jordi Barbero, que también ha valorado la candidatura presentada en Palma.

¿Alianzas postelectorales?

Después de las elecciones del 28 de mayo, se abrirá un nuevo periodo: el de las negociaciones y los eventuales pactos para las investiduras de los alcaldes. Si bien desde la CUP aseguran que cada municipio tendrá vida propia, también dejan claro que no separan el eje social del eje nacional y que cualquier alianza postelectoral tendrá que girar en torno a la propuesta política presentada este martes. La diputada y exconcejala tarraconense Laia Estrada ha advertido en este sentido que "caciques los hay en todos los partidos" y que "sin enfrentarnos a los poderes caciquiles no podremos desplegar nuestra propuesta política".

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Los objetivos de la CUP

Bajo el lema "Gente que luche es el que hace falta", la CUP quiere sobre todo consolidar proyectos. En las elecciones municipales del 2019, el partido anticapitalista recogió 19 alcaldías por todo el Principado (15 propias y 4 en confluencias), la cuarta formación en número de alcaldías, tres más que el 2015. Y obtuvo presencia en un total de 43 gobiernos municipales. Los anticapitalistas quieren consolidar todas estas conquistas, pero también tienen otros objetivos entre ceja y ceja. Entre ellos, los de recuperar la representación en Barcelona con la diputada y militante feminista y antirracista Basha Changue o en Lleida con el biólogo e histórico activista antimilitarista Rubén Cobo.