El PSC lo tiene claro. El independentismo está perdiendo apoyo entre la población catalana, y los responsables, según los socialistas, es el mismo Govern. Así lo ha expresado hoy la portavoz del partido al Parlament, Alícia Romero, que ha valorado los resultados del estudio Òmnibus que publicó este jueves el Centre d'Estudis d'Opinió de la Generalitat, en que se constataba una diferencia de casi 15 puntos entre los partidarios de la independencia de Catalunya y los contrarios. "No soy una experta, pero todos podemos coincidir en que desde el 2017 no se ha hecho la independencia", ha afirmado.

"Los líderes prometieron la independencia y dijeron que preparaban las estructuras del futuro estado. El presidente Pere Aragonès decía que había un camino hacia la República Catalana", ha recordado. Pero, por el contrario, "ni ha pasado ni está pasando", ha explicado. "Hay mucha gente decepcionada por un Govern que engañó y que sigue engañando, y toda esta gente deja de dar apoyo a esta vía", ha admitido. Se trata de una crítica muy compartida entre el electorado independentista, que no acaba de estar satisfecho por como el ejecutivo ha gestionado el procés desde el 1 de octubre. Pero ha matizado sus afirmaciones: "No quiere decir que dejan de ser independentistas, sino que dejan de dar apoyo a un Govern que no hace el camino que quieren".

Romero también ha sido preguntada por otros datos del CEO, en el que se demuestra el amplio apoyo que todavía recoge la opción de un referéndum de autodeterminación en Catalunya como instrumento para resolver el conflicto con el Estado. Pero, en lugar de reconocer esta realidad y apostar por esta vía, la portavoz socialista ha aprovechado para volver a poner sobre la mesa la mejora de la financiación autonómica, por lo que ha pedido que los partidos en la cámara catalana se reúnan y negocien esta opción. "Es mejor votar un acuerdo que votar una ruptura", ha dicho en rechazo al referéndum.

Golpe duro del CEO

La última encuesta Òmnibus del CEO, publicada ayer, recoge que el movimiento soberanista estaría perdiendo fuerza. Y es que el estudio constata que solo un 38,8% de los catalanes quiere que Catalunya se convierta en un estado independiente. En cambio, los contrarios a la independencia superan con comodidad la mitad de la población: representan el 53,5%. Una diferencia, pues, de 14,7 puntos. Los datos chocan cuando se comparan con los estudios anteriores. En mayo de 2021, por ejemplo, la oposición al independentismo ya tenía más apoyo en Catalunya que el movimiento favorable. El barómetro del CEO remarcaba que el 'no' a la independencia se imponía con el 48,7%, frente al 44,9% a favor. Una diferencia de 3,8 puntos, y que ahora se ha multiplicado de manera chalada hasta los 14,7 puntos, más habitual de los años previos al procés independentista. A pesar de los malos augurios para el independentismo catalán, el Òmnibus sí que constata un apoyo unánime entre la sociedad catalana para un referéndum que permita a la ciudadanía pronunciarse y ejercer su derecho a la autodeterminación. En total, hay un 72,6% de catalanes partidarios de realizar un referéndum sobre la independencia.

El papel mediador de la CUP

La CUP podría tener su papel en la huelga de los maestros y profesores. Después de tres días consecutivos en los que la comunidad educativa ha llenado las calles de Barcelona para protestar contra la gestión del Departament d'Educació, los anticapitalistas han publicado este jueves un comunicado en el que se ofrecen para tomar partido: quieren hacer de mediadores entre sindicatos y Govern. En este texto, la CUP carga contra el conseller de Educació, Josep Gonzàlez-Cambray, por "no haber querido afrontar las demandas de fondo que han sido el detonante de la convocatoria de huelga y solo haya hecho movimientos propagandísticos con la finalidad de dividir la comunidad educativa".

 

Esta opción, sin embargo, ha sido rechazada categóricamente por Alícia Romero, que ha sido tajante. "Consideramos que la CUP no es nadie para hacer de mediador porque tiene intereses partidistas", ha afirmado, avisando de que un partido político no es "el más adecuado" para ocupar este rol de negociar entre el ejecutivo y el mundo educativo. "El Govern tiene bastante capacidad para sentarse y dialogar lo que considere con los sindicatos y la comunidad educativa", ha concluido.