El president Carles Puigdemont seguirá un riguroso menú de Semana Santa en la prisión de Neumünster, como los otros reclusos, según ha informado el diario Bild citando fuentes ministeriales.

El Viernes Santo la comida será pescado, como marca también la tradición protestante: a la hora de comer, un filete de platija con mostaza de Dijon, patatas y salsa. Por la tarde, ensalada de arenque además del pan habitual y con la opción de la tradicional salchicha alemana.

El Sábado de Pascua, al mediodía podrá tomar arroz con leche con canela y azúcar, además de fruta. Y para el Domingo de Pascua, habrá un huevo para desayunar y cacao en vez del café. Al mediodía se volverá al menú habitual, con un bistec a la pimienta con judías y patatas. Para el Lunes de Pascua, que en Alemania es festivo igual que en Catalunya, está previsto ragú de carne con verduras y fideos.

Puigdemont duerme en un palé de 90 centímetros de ancho, con un edredón a cuadros blancos y marrones, al lado de un lavabo que está separado del resto de la celda por una cortina.

El portavoz del ministerio de Justicia, Oliver Breuer, señala que el president se levanta a las 6 de la mañana, y a las 7 los fines de semana. Entre las 8 y las 9 puede hacer actividades, y entre las 9 y las 10:30 se puede mover libremente por el bloque de celdas. La comida es a las 12 y la cena a las 17, siguiendo el horario del norte de Alemania.

Entre las 19:30 y las 20 horas se inicia el horario de descanso, con el denominado cierre nocturno, que en los fines de semana empieza a las 17 horas.

Según el portavoz, Puigdemont es "muy colaborativo", come y participa en las rutinas del centro. "Dadas las circunstancias, el señor Puigdemont se encuentra bien", añade. "No quiere ningún status oficial y quiere ser tratado como todos los otros", apunta. En la prisión las personas que están en régimen de custodia policial, como es el caso de Puigdemont, pueden llevar su ropa personal. Pero Puigdemont ha decidido llevar el vestido que dan en la prisión, y además "no recibe ninguna asignación económica".

Puigdemont no tiene especiales problemas de comunicación en el centro penitenciario. "Hay algunos miembros del personal que hablan castellano. Y si ninguno de ellos está disponible usamos a un intérprete y también nos podemos comunicar en inglés y francés", indica Breuer.