A las 9 de la mañana, la hora en que se abrieron los colegios electorales la jornada del referèndum del 2017, el Govern ha protagonizado una declaración institucional desde los Servicios Matrices del CatSalut, uno de los centros de votación de aquella jornada. El president, Pere Aragonès, ha subrayado los "grandes consensos" que hicieron posible el 1-O, ha declarado a su Gobierno heredero de aquel referéndum y ha asegurado que el ejecutivo se compromete a culminar el camino a la independencia. "En primer término forzando una negociación con el Estado español, pero no sólo, sin renunciar a nada", ha asegurado.

Justo al día siguiente de que el independentismo hiciera evidente su división en el Parlament sobre la estrategia a seguir para culminar la independencia y con la profunda grieta que separa a los socios de Govern sobre la mesa de diálogo, de la cual Junts ha quedado excluida, Aragonès ha querido enfatizar la unidad que representó aquel día y llamar al consenso. En términos similares se ha pronunciado el vicepresident, Jordi Puignerò, que se ha encargado de abrir la declaración institucional.

El president ha emplazado a "seguir estirando de aquella fuerza, aquella energía que lo podía todo para culminar el camino." "A partir de ahora, con todos los recursos que tengamos y por todas partes", ha garantizado.

Grandes consensos

"Ahora toca recuperar el espíritu 1-O, constatando que cuando trabajamos juntos, cuando conseguimos la comunión de los primeros días de octubre este país es imparable. El 1-O fue posible gracias al consenso de partidos políticos y movimientos sociales, complicidades institucionales y ciudadanía", ha recordado Aragonès que no ha ahorrado las apelaciones a los "grandes consensos".

Según el president, ahora los grandes consensos son muy claros: fin de la represión y referéndum, autodeterminación y amnistía.

El president, Pere Aragonès, y el vicepresident, Jordi Puigneró, al acabar el discurso institucional del 1-O / Sergi Alcàzar

Ha insistido en subrayar la fuerza que la ciudadanía demostró aquella jornada y ha garantizado que el Govern "se declara orgulloso del referéndum del 1-O y se conjura a trabajar para hacer posible la culminación".

Punto de no retorno

El president ha advertido que el 1-O es un "punto de no retorno", un punto de inflexión y de reafirmación del pueblo de Catalunya en la defensa de su soberanía. "Una mayoría de la ciudadanía del país salió a ejercer el derecho al voto pasara lo que pasara; el pueblo catalán decidió que tenía derecho a decidir su futuro en las urnas", ha recordado, asegurando que aquel habría sido "un hito inimaginable sin la fuerza colectiva" y que la respuesta del Estado fue violencia, represión, judicialización, la prisión y un exilio forzoso.

Ha asegurado que Catalunya volverá a votar, porque el referéndum es la solución inevitable, y eso lo saben los catalanes y el Estado, porque es la única opción que permite que todo el mundo se exprese libremente.

También Puigneró ha destacado la unidad con que se desarrolló aquella mañana del 1-O. "Nuestro país estaba a punto de vivir el momento más trascendental de nuestra historia. El momento fundacional de la República catalana. Un acto democrático sin precedentes que se hizo a pesar de tener un Estado obsesionado por impedirlo, que subestimó la fuerza del pueblo de Catalunya", ha recordado el vicepresident.

 

En la imagen principal, el president, Pere Aragonès, y el Gobierno, en la sede de la conselleria de Salut, que el 1-O sirvió de colegio electoral / Sergi Alcàzar