La Fiscalía pide 5 años de prisión para cada uno de los ultras que apalearon a un joven independentista durante las protestas postsentencia. El 17 de octubre de 2019 las protestas tomaron un giro. Como réplica a las movilizaciones independentistas contra la sentencia del juicio del procés, colectivos ultras y fascistas empezaron a convocar concentraciones. Una de ellas, la que acabó peor, es la de plaza Artós, que se fue moviendo por la ciudad de Barcelona hasta colisionar con las concentraciones independentistas.

Aquel 17 de octubre la policía dio por desconvocado el operativo cuando parecía que las manifestaciones habían acabado. Pero fue en ese punto que un grupo de 4 jóvenes ultras, y un quinto, menor de edad, que no está en esta causa, se enfrentaron directamente con un joven de ideología contraria. Lo apalearon brutalmente en medio de la calle sin motivo alguno aparente.

Los móviles de los vecinos de la zona registraron la brutal agresión, lo que ha servido ahora para instruir todo el caso y llevar a los 4 jóvenes mayores de edad al banquillo de los acusados. El fiscal es duro y contundente en su exposición de los hechos. Pide para cada a uno de ellos 5 años de prisión. Aunque no tengan antecedentes, por lo tanto, tendrán que cumplir la condena entre rejas, si la sentencia acaba recogiendo la consideración del ministerio público.

El fiscal de delitos de Odio de la Fiscalía Provincial de Barcelona, Miguel Ángel Aguilar, es contundente en su relato y con su petición de penas. Al margen de los 5 años de prisión, pide "prohibición de acercamiento en un radio de 1.000 metros a la persona de JB, cualquiera que sea el lugar en que se encuentre, incluido su lugar de residencia y trabajo, así como prohibición de comunicación con el mismo por cualquier medio o procedimiento, todo eso por tiempo de 5 años superior a la pena de prisión que se imponga"; pena de prohibición de acudir o asistir a manifestaciones o concentraciones públicas en la ciudad de Barcelona; y unas indemnizaciones de "2.800 euros por las lesiones causadas, 8.000 euros por el estrés posttraumático derivado de estos hechos y 6.000 euros por los daños morales inherentes a los mismos".

 

 

El fiscal describe en el escrito de acusación con pelos y señales cómo fue la agresión: "Armados mayoritariamente con objetos contundentes como palos, tubos metálicos, piedras y banderas con mango de madera, circunstancia sobradamente conocida y que la peligrosidad era aceptada por todos ellos, cubriendo su rostro para impedir o dificultar su identificación, consiguieron en la confluencia de las calles Balmes y Rosselló de esta ciudad a un chico joven denominado JB, de 23 años de edad, al que vincularon con el movimiento independentista y a quien por lo tanto consideraron "enemigo" a derribar, y movidos por su profunda animadversión a la ideología que le atribuyeron y con voluntad manifiesta de menoscabar su integridad física, aprovechando la ventaja que les confería su composición numérica, lo abatieron de manera rápida y conjunta en una auténtica masa de acoso, haciéndole perder el equilibrio muy rápidamente al recibir un fuerte golpe por parte del acusado JD.MV con el tubo metálico que llevaba y que provocó su caída al suelo donde siguieron agrediéndole despiadadamente con los objetos anteriormente descritos con los que iban provistos, entre ellos también el palo de un metro de longitud con una bandera con la cruz de Borgoña y el águila bicéfala que desde la plaza Artós ya llevaba al acusado MRC, al mismo tiempo que todos ellos le clavaban reiteradas patadas y puñetazos en varias partes del cuerpo. Sólo cesaron en su actitud cuando acudieron otras personas en auxilio de la víctima".

 

 

 

 

Los hechos tuvieron lugar en la confluencia de las calles Balmes y Rosselló, después de que decenas de personas hicieron saludos nazis y cantaron el Cara al sol, mientras llevaban banderas preconstitucionales, franquistas y supremacistas. También encendieron bengalas e intentaron romper el cordón policial que los separaba de otra concentración de grupos de signo contrario. Más tarde, diferentes grupos de ultras se marcharon de la plaza Artós y se dirigieron hacia los Jardinets de Gracia. Por el camino hicieron saludos fascistas y cogieron objetos contundentes de los contenedores. Varios peatones huyeron por temor a ser agredidos. Según la Fiscalía, "los efectivos de orden público se vieron sobrepasados por los manifestantes e incluso llegaron a tener enfrentamientos".

Buscaban personas independentistas para agredirlas, con capuchas, banderas, palos y barras de hierro. "Fueron por la ciudad sin ningún tipo de control policial", continúa el ministerio público. Un grupo de diez, entre los cuales están los cuatro procesados y un menor que está en otro procedimiento, acabaron cogiendo a un joven de 23 años y lo apalearon. Primero lo hicieron caer con un tubo metálico y ya en el suelo lo agredieron "despiadadamente" con diferentes objetos y le dieron patadas y puñetazos. Sólo pararon cuando se acercaron otras personas a auxiliarlo.

Dos de los procesados, que estuvieron dos meses en prisión provisional, han sido implicados ya en otros incidentes relacionados con enfrentamientos con independentistas. Dos de ellos, además, siguen en las redes sociales a grupos de ultraderecha y neonazis.

La víctima tardó 50 días en curarse y tiene sintomatología de trastorno por estrés postraumático. Además de los cinco años de prisión, la Fiscalía también pide que se les prohíba manifestarse durante cinco años más y que paguen al joven agredido una indemnización de 16.800 euros.