La plana mayor de Esquerra Republicana ha aprovechado que es víspera de Sant Jordi para hacer un pequeño paréntesis en la desgastadora negociación para convencer Junts que invistan Pere Aragonès. Él se ha sentado esta noche en la primera fila de la presentación del libro Pegasus. El Estado que nos espía (Ara Llibres) de Roger Torrent. El expresidente del Parlament, en el centro de la diana de los junteros, que lo señalan como el origen de la primera gran grieta entre los socios independentistas por la no investidura de Puigdemont el año 2018.

pere aragones y consejeros|consellers erc marco monteAragonès, Vergès y Homrani, en primera fila. / Marc Puig

La conversación oficial ha versado sobre la historia trepidante que narra la novela de Torrent. Un thriller 100% real que fotografía el caso de espionaje internacional que tocó Torrent en primera persona y tras el cual se alza la sombra gris y oscura de los servicios secretos españoles. La tesis que el CNI es el malo de la película no se ha podido confirmar todavía, pero ni el autor ni quien lea su libro tiene ninguna duda. Como él, más de 1.400 atacados por un programa espía que va se los coló en el móvil la primavera de 2019 como consecuencia de un fallo de seguridad de Whatsapp. Las víctimas de esta violación de la intimidad van desde el propio Torrent a su compañero de filas, Ernest Maragall, pero que llegan a escala internacional, por ejemplo, con el amo de Amazon, Jeff Bezos.

La querella que Torrent y Maragall han presentado a raíz de este caso contra el director del CNI todavía no se ha resuelto. Mientras eso no llega, el expresidente del Parlament, ahora diputado y que tiene todos los números de ser conseller del nuevo Govern, reconoce que ha vuelto a una cierta "normalidad previa a Pegasus". Para Torrent, la historia se define como el Catalangate, cómo lo bautizó Ernest Maragall. Con una diferencia respecto a Estados Unidos, que en el Estado español la comisión de investigación solicitada duerme en un cajón del Congreso de los Diputados.

El subtrama de la investidura

Más allá de la narración principal, reseñada en este artículo de hace unas semanas, un subtrama ha captado el interés del auditorio. La tortuosa negociación para conseguir, después medio año seguido en interinato, formar un gobierno en plenas funciones ha sido la protagonista entre bambalinas.

Entre los presentes, el futuro presidente de la Generalitat -si nada se restaña- y dos de los actuales consellers de ERC, Alba Vergès, Chackir el Homrani. En una discreta cuarta hilera, la comandando republicana, portavoz y secretaria general adjunta y miembro del equipo negociador con Junts, Marta Vilalta. Ha llegado derrapando, directa de las reuniones para hacer gobierno, y no se ha desenganchado del móvil.

Al ambiente se respiraba la incertidumbre del momento. Los equipos de ERC y Junts se han citado por cuarta vez esta semana. Los contactos se han intensificado y se han activado los grupos sectoriales para avanzar en paralelo en varios ámbitos. Hoy, por ejemplo, en materia de políticas sociales. Pero la cosa no está ni mucho menos resuelta. Hay un gran elefante en la habitación donde negocian republicanos y junteros. Y este elefante se llama Consell per la República. Así lo confiesan fuentes de ERC a ElNacional.cat, que se muestran preocupadas porque, según explican, Junts insiste al dar al ente presidido por Puigdmeont un poder en que pase el del futuro presidente Aragonès. Y esta es una línea roja. El dead line, el 1 de mayo. Es la fecha límite que ha puesto ERC en Junts para cerrar un acuerdo. El capítulo de qué pasará si no pactan antes de aquel día todavía está por escribir.